Estados Divididos de América: el caso Roe vs. Wade es ‘precursor de luchas más grandes’
Algunos se preguntan si el tejido social del país, desgastado por cuatro años de presidencia de Donald Trump, puede sobrevivir. Foto: Evelyn Hockstein/Reuters

“¡Si ponen a sus bebés en el vientre materno, serán responsables!”, gritó Steve Corson, un hombre alto y con barba que señalaba con un dedo a las mujeres que le respondían: “¡Mi cuerpo, mi elección!”

Corson respiró profundamente y tocó un shofar. Entonces Nathan Darnell, que llevaba una gorra de “Jesucristo es el rey” y sostenía en alto una cruz, agarró un megáfono.

“¡Ustedes están poseídas por el demonio!”, declaró el joven de 19 años de Haymarket, Virginia. “Ustedes están controladas por los demonios, todas ustedes. Todos los niños tienen derecho a la vida”.
De pronto, Darnell se vio rodeado de manifestantes a favor del derecho al aborto que blandían carteles.

Él siguió hablando.

“Ustedes son malvadas. La caída de Estados Unidos se debe a cada una de ustedes”.

El día nacional de oración del pasado jueves fue cualquier cosa menos una ocasión solemne en las afueras de la Corte Suprema de Justicia en Washington, donde horas antes se había levantado una infranqueable valla negra que recordaba a la que cercó el Capitolio de Estados Unidos tras la insurrección del 6 de enero.

La ira se desató a raíz de la filtración del borrador de la sentencia que mostraba que el más alto tribunal del país votó provisionalmente a favor de anular el caso Roe vs. Wade, la sentencia de 1973 que legalizó de forma efectiva el aborto. Se trató de un terremoto político que reveló que las mujeres estadounidenses están peligrosamente cerca de perder un derecho fundamental.

También constituyó un hito en el aparentemente inexorable viaje de Estados Unidos a unos Estados divididos. La probable desaparición del caso Roe vs. Wade podría provocar la brecha más grande hasta la fecha entre lo que parecen ser dos naciones irreconciliables que coexisten bajo una misma bandera.

Los estados liberales se convertirían en refugios para las mujeres que buscan un aborto y estarían saturados de proveedores; los estados conservadores se convertirían en desiertos que prohíben el procedimiento y penalizan a los médicos que lo practican. Algunos se preguntan si el tejido social del país, desgastado por cuatro años de presidencia de Donald Trump, puede sobrevivir.

“La muerte del caso Roe va a desgarrar a Estados Unidos”, decía el titular de una columna del periódico New York Times escrita por Michelle Goldberg, quien concluyó que “la muerte del caso Roe intensificará nuestra antipatía nacional, convirtiendo a los estados republicanos y demócratas en territorios legales mutuamente hostiles”. ¿Crees que ya nos odiamos? Solo hay que esperar a que comience la nueva ronda de demandas“.

Simon Schama, historiador, publicó en Twitter: “Cuando se anule el caso Roe vs. Wade será el momento de buscar un nombre diferente para este país”.

El borrador de la sentencia mayoritaria de la Corte Suprema, escrito por Samuel Alito y distribuido el 10 de febrero, fue filtrado al medio Político el lunes. En él se argumenta, en tono despectivo, que el caso Roe vs. Wade “fue un error atroz desde el principio” y que “exacerbó el debate y profundizó la división”.

Otros cuatro jueces designados por los republicanos –Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett– coincidieron en que el caso Roe “debe ser anulado”. Si esa decisión se convierte en definitiva, posiblemente el próximo mes, acabará con un precedente nacional y convertirá a Estados Unidos en un caótico mosaico legal.

Las primeras restricciones entrarían en vigor en 13 estados con las denominadas leyes gatillo que serán promulgadas una vez que se anule el caso Roe. Algunas de estas leyes prohíben el aborto casi por completo, mientras que otras lo prohibirían a partir de las seis o quince semanas. La velocidad de las leyes gatillo podría variar. En Texas, la prohibición casi absoluta entraría en vigor 30 días después de la decisión de la Corte Suprema.

El Guttmacher Institute, una organización de investigación y política, calcula que es seguro o probable que 26 de los 50 estados prohíban el aborto en caso de que se anule la sentencia Roe, lo que dejaría sin acceso a las mujeres en algunas zonas del suroeste y del medio oeste. En 11 estados no habría exenciones para los casos de violación e incesto. Los republicanos del estado de Luisiana incluso están considerando un proyecto de ley que permitiría que los fiscales acusen de homicidio a quienes aborten.

La mayoría de los estados donde el aborto seguiría siendo legal se encuentran en la costa oeste o en el noreste. El gobernador de California, Gavin Newsom, propuso el lunes incluir el derecho al aborto en la constitución del estado. En Oregón, los demócratas recientemente aprobaron un proyecto de ley para crear un fondo de 15 millones de dólares destinado a ayudar a sufragar los costos del aborto, incluso para las mujeres de otros estados.

Es posible que las mujeres tengan que viajar cientos de kilómetros para abortar. Es probable que esto resulte especialmente difícil para las mujeres que se encuentran en situación de pobreza, entre las que suelen figurar las mujeres de color, y que provoque un marcado aumento de los abortos inseguros. Los estados liderados por los republicanos ya han intentado restringir las píldoras abortivas, que se pueden recetar a través de consultas en línea.

‘Esto es personal para mí’

En los últimos años se han librado fuertes disputas en torno a la atención médica, la inmigración y la raza –el periodista Carl Bernstein habló de una “guerra civil fría”–, sin embargo, pocas pueden igualar el poder emocional de los derechos reproductivos. Eso quedó de manifiesto en el exterior de la Corte Suprema fortificada el jueves, cuando se enfrentaron dos vehementes grupos.

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Activistas a favor del aborto se manifiestan ante la Corte Suprema por el acceso al aborto. Foto: Allison Bailey/NurPhoto/REX/Shutterstock

El reverendo Patrick Mahoney, director de Christian Defense Coalition, dijo a través de un micrófono: “Esperamos el día en el que el aborto acabe en el basurero de la historia tal como la esclavitud y la segregación”.

Rochelle Rubin, que se encontraba a unos 20 pasos, gritó: “¡Tú no tienes útero! ¡Cállate!”

Con la voz temblorosa, Rubin, de 50 años, agente inmobiliaria y abogada, explicó posteriormente: “Esto es personal para mí. Yo nací el último año en que las mujeres no podían abortar. Mi madre no tuvo elección. Si hubiera podido elegir, me habría tenido, pero las mujeres de su generación no podían elegir”.

“Si no hubiera podido elegir, mi vida sería muy diferente hoy de lo que hubiera sido. Hace diez años ejercí mi libertad de decisión y aborté. Durante 50 años puedes tener un derecho, y te lo podrían quitar cinco personas”.

Mientras las activistas por el derecho al aborto gritaban “¡No toquen mis ovarios!” y sostenían carteles como “Los cuerpos de las mujeres están más regulados que las armas”, Mahoney comentó que se sentía “encantado” por el borrador de la sentencia, pero reconoció la conmoción social.

Señaló: “¿Puede Estados Unidos estar más dividido de lo que está? Trágicamente, sí puede. Desde luego, vimos cómo ocurrió el 6 de enero, que fue una tragedia. Yo diría que tenemos que encontrar una manera de tratar este tema. Tratémoslo de forma local, de modo que si tienes California en un extremo y Alabama en otro, trabajemos en ello”.

Mahoney, de 68 años, añadió: “Lo que observamos en las calles es el filo de las grietas de las fallas culturales que vemos en nuestro país. Lo vimos con el trágico asesinato de George Floyd. Pero nuestra nación atravesó esta turbulencia y estamos avanzando, así que eso es lo que espero que ocurra en este caso”.

La entrevista fue interrumpida en repetidas ocasiones cuando Mahoney se separó para impedir que sus compañeros activistas antiaborto se enfrentaran a las manifestantes.

“Nosotros no somos así”, comentó, y era cierto que las mujeres de los bandos opuestos mantenían conversaciones civiles, aunque estuvieran básicamente en desacuerdo.

Sin embargo, Corson, de 65 años y originario de Fredonia, Arizona, que empuñaba su shofar y la bandera estadounidense, se mostró más agresivo. Dijo: “No respeto para nada su punto de vista. No salieron con el ‘Mi cuerpo, mi decisión’ cuando se trató de la vacuna (del Covid-19)”.

“Tienen un cuerpo humano dentro de ellas; nosotros hablamos por ese cuerpo humano; ellas solo hablan por sí mismas. Me enferma y me cansa esta gente. Son muy corruptas y malvadas y están en el lado equivocado. Esto se va a calentar, sin duda. Así debería ser. Es un buen tema para calentarse”.

La gran división sobre el aborto no es una división de 50-50. Es asimétrica. Una encuesta publicada por el centro de estudios Data for Progress tras la filtración de esta semana reveló que los electores querían mantener el caso Roe por un margen de dos a uno. Los demócratas, los independientes y más de un tercio de los republicanos están a favor de la ley.

Su inminente caída se debe a una peculiaridad de la democracia estadounidense que desequilibra el colegio electoral, el Senado y la Corte Suprema con la voluntad popular. Los jueces Gorsuch, Kavanaugh y Coney Barrett fueron designados por Trump, que perdió el voto popular nacional por 3 millones, después de que los republicanos del Senado bloquearan al último candidato de Barack Obama, Merrick Garland.

Esta impresión de injusticia ante este déficit democrático –que otorga una representación significativamente mayor a los ciudadanos blancos que a los ciudadanos de color– probablemente solo incite al enojo y al desacuerdo a medida que los estados demócratas tomen un camino y los republicanos tomen otro.

Elaine Kamarck, investigadora principal de estudios de gobierno en Brookings Institution, en Washington, comentó: “La estructura básica de la política, con todos estos pequeños estados rurales básicamente sobrerrepresentados, está creando una situación en la que las minorías pueden controlar a la mayoría. Los ciudadanos se enfurecerán por ello”.

Mis amigos de Nueva York ya hablan de no dejar que el dinero de sus impuestos vaya a los estados republicanos porque la ironía consiste en que todos los estados demócratas envían más dinero al gobierno federal comparado con el que reciben de vuelta, y los malditos estados republicanos se llevan todo el dinero y luego intentan dirigir las vidas de todos los habitantes de los estados demócratas”.

“Así que realmente se está librando una guerra y es una guerra cultural, pero es una guerra que ellos (los republicanos) están destinados a perder”.

Si se anula el caso Roe, señaló Kamarck, se producirá la más clara diferenciación de derechos por estados desde la época de Jim Crow, cuando algunos estados segregaban racialmente los lugares públicos y otros no. Esto podría suponer el inicio de una serie de batallas por la soberanía, con los estados republicanos aprobando leyes para “extraditar” a cualquier persona que ayude a sus residentes a abortar, y los estados demócratas aprobando leyes para proteger a sus propios doctores.

Los estados llevan años distanciándose, a través de divisiones caracterizadas como liberales contra conservadores, afroamericanos contra blancos, urbanos contra rurales, universitarios contra obreros, Hollywood contra el interior del país, los que usan cubrebocas contra los escépticos de las vacunas y MSNBC contra Fox News. Las elecciones presidenciales de 2016 fueron enmarcadas como los “deplorables” de Trump contra las “élites costeras” de Hillary Clinton. La Corte Suprema parece estar dispuesta a lanzar una granada a la mezcla.

Barbara Walter, politóloga de la Universidad de California en San Diego y autora de How Civil Wars Start: And How to Stop Them, comentó: “Lo que temo que ocurrirá es que se creará todavía más esta división urbano-rural en la que las voces más moderadas y liberales de los estados demócratas se mudarán, o sus hijos se mudarán, porque no querrán que sus derechos se vean restringidos”.

“Si eres una gran empresa que emplea a un gran número de mujeres, ¿te trasladarás a estados en los que ellas y sus hijas no reciben el mismo trato o se encuentran bajo estas leyes cada vez más restrictivas y medievales?”

‘El resultado contraproducente del siglo’

La lucha ya está en curso. Un grupo liberal publicó las direcciones de los jueces conservadores de la Corte Suprema y alentó a los manifestantes a caminar por ahí. El sábado está programada una jornada de acción a favor del derecho al aborto. El tema también podría impulsar la participación de los demócratas en las elecciones de medio mandato de noviembre.

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Activistas a favor del aborto se manifiestan en la plaza Union Square de Nueva York el jueves. Foto: J Mayer/REX/Shutterstock

Eric Swalwell, congresista demócrata de California, señaló: “Habrá un intento de hacer salir a las mujeres jóvenes y a sus aliados masculinos cuando se produzca esa decisión. Espero que no tenga que ocurrir, pero creo que será el resultado contraproducente del siglo para los republicanos”.

El Senado votará por una ley que codificaría el derecho al aborto en la legislación federal, no obstante, los demócratas no tienen 60 votos para superar la obstrucción de los republicanos, lo que significa que fracasará el intento respaldado por el presidente Joe Biden.

Nunca ha existido un número tan reducido de republicanos que apoyen el derecho al aborto, ni tampoco un número tan reducido de demócratas que se autodenominen “pro-vida”.

Fareed Zakaria, escritor y locutor, advirtió en el periódico Washington Post: “Ya no se puede entender de verdad a Estados Unidos analizando los promedios. Se ha convertido en dos países. Uno es urbano, más educado, multirracial, secular y en gran medida de centro izquierda. El otro es rural, menos educado, religioso, blanco y en gran medida de centro derecha”.

Los Estados Unidos demócratas encajarían cómodamente con los países protestantes del norte de Europa, explicó Zakaria, mientras que los valores culturales de los Estados Unidos republicanos los acercan más a Nigeria y Arabia Saudita.

“Para el futuro político del país, la cuestión central ahora es la siguiente: ¿pueden estos dos Estados Unidos encontrar una manera de vivir, trabajar, cooperar y tolerarse mutuamente? Si no es así, la batalla sobre el aborto puede ser la precursora de luchas incluso más grandes”.

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