TikTok ha estado espiando a periodistas
TikTok. Foto: Mateusz Słodkowski/SOPA Images/Rex/Shutterstock

Hola y bienvenidos a TechScape. Alex se encuentra de licencia por paternidad, y en su lugar un elenco rotativo de redactores ofrecerá sus puntos de vista sobre el mundo de la tecnología.

Pido disculpas a todos los lectores que le han rogado a Alex que escriba menos historias sobre Elon Musk y las criptomonedas, no obstante, en un mundo posterior a la adquisición de Twitter, no hay semanas tranquilas para los periodistas especializados en tecnología. En las últimas semanas, Musk entregó documentos para la última edición de los Twitter Files” al polémico escritor Alex Berenson (con la noticia no tan reveladora de que se pidió a Twitter que no difundiera desinformación sobre las vacunas); insinuó que vamos a tener tuits de 4 mil caracteres de longitud; y tuiteó mensajes sobre la detención del influyente caído en desgracia y “rey de la masculinidad tóxica” Andrew Tate.

Todo esto sucedió mientras el precio de las acciones de su empresa de automóviles eléctricos, Tesla, se hundía. Para bien o para mal –y hasta ahora parece que principalmente para mal–, Musk se convirtió en el protagonista de 2022, Trumpeando tecnológicamente.

Es por ello que espero que nos perdonen por centrarnos tanto en él, y por seguir haciéndolo durante 2023. Porque, al igual que Trump, la forma de hacer las cosas de Musk tiene un efecto mariposa que trasciende Twitter. Musk está redefiniendo TechScape y la forma en que nosotros, como periodistas (y los políticos, como reguladores), deberíamos tratarlo.

Alex Hern, al igual que yo, lleva mucho tiempo tratando a las grandes empresas tecnológicas con una buena dosis de escepticismo. The Guardian fue uno de los principales medios en cuestionar a Facebook durante el escándalo de Cambridge Analytica; descubrió algunos problemas con el sistema de moderación de contenidos de TikTok; y se ríe (con razón) del metaverso. Desde hace tiempo es obvio que los directivos de las redes sociales no siempre pueden abordar las cuestiones que tienen que abordar, dado el papel central de sus empresas en nuestra sociedad, y yo personalmente he tenido la impresión de que simplemente no están a la altura de la tarea de comprender su propio impacto.

No obstante, en retrospectiva podríamos apreciar lo afortunados que fuimos. Aunque los ejecutivos de las grandes empresas tecnológicas no siempre estuvieron a la altura de las circunstancias, reconocieron la magnitud del problema. Mark Zuckerberg tomó un montón de malas decisiones y actuó en muchas ocasiones en su propio interés flagrante, pero parecía darse cuenta de que la posición de su empresa en nuestras vidas significaba que tenía que intentar mantener su plataforma bajo control.

En el caso de Musk, esto no parece ser así. El riesgo es que, al igual que los políticos empezaron a incumplir las normas después de darse cuenta de que Donald Trump se salía con la suya, otros ejecutivos tecnológicos podrían empezar a hacer lo mismo. Es posible que miremos atrás al año 2022 y pensemos que nunca nos ha ido tan bien en lo que respecta al comportamiento de las grandes empresas tecnológicas, lo cual es una idea preocupante.

El metaverso… ¿vive?

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El casco de realidad virtual Meta Quest Pro de Facebook podría tener competencia por parte de Apple. Foto: Meta Connect/AFP/Getty Images

Esta semana tuvimos la noticia de última hora de que el metaverso podría –y recalco que podría– resucitar. Desde que Facebook revisó por completo su actividad y se rebautizó como Meta a finales de 2021, el metaverso ha sido poco más que un sueño de Mark Zuckerberg en busca de un caso de uso.

¿El motivo? Ningún consumidor quiere gastar miles de libras en un hardware de realidad virtual que podría aumentar la probabilidad de que se tropiece en su propia casa solo para adentrarse en un universo con gráficos inferiores a los Sims.

Hasta ahora. Bloomberg informa que Apple presentará esta primavera un casco de realidad virtual y aumentada, en lo que constituye el secreto peor guardado del mundo.

Se trata de un momento importante, entre otras cosas porque existe la suposición (que puede ser errónea) de que Apple podría hacer con los cascos de realidad virtual, y por lo tanto con el metaverso, lo que hizo con el teléfono inteligente en 2007. En aquel entonces, las personas no veían la utilidad de tener un dispositivo “todo en uno” que podía sustituir a la cámara con la misma habilidad con la que atendía una llamada. Y no siempre veían la utilidad de las aplicaciones. Sin embargo, 16 años después, somos esclavos del mundo de Apple.

La teoría es que el casco, que podría llamarse Reality Pro, podría sacar al metaverso del reino de los poco confiables frikis de la tecnología y llevarlo a la corriente dominante. Pero como todo lo que hace Apple, tendrá un (elevado) costo. El metaverso acaba de volver a ser interesante.

¿Tictac para TikTok?
Otra noticia importante estalló en el mundo de la tecnología. TikTok cometió un desliz por primera vez, y fue grande. Dos días antes de Navidad, TikTok envió un correo electrónico interno del consejero general de la empresa matriz ByteDance, Erich Andersen, en el que reveló que miembros de su personal espiaban a los periodistas que cubrían la información sobre la empresa.

Tengo cierta experiencia cubriendo TikTok y, como una falange de reporteros, he estado buscando la historia que torpedee a la empresa. No por maldad, sino porque todas las empresas tecnológicas tienen algo que esconder. Hasta ahora, un montón de periodistas talentosos no pudieron encontrar mucho más que los problemas que asolan a todas las grandes empresas tecnológicas: acoso (£), errores de moderación de contenidos y mentiras piadosas (£) que tienen como objetivo hacer que la plataforma parezca menos intrusiva de lo que es.

Resulta que no necesitábamos escarbar para encontrar la pista clave. TikTok lo hizo por nosotros.

Resulta difícil subrestimar hasta qué punto el espionaje es un objetivo propio para TikTok. Los políticos sinoescépticos del Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, podrían argumentar que confirma sus temores de que la empresa no se está occidentalizando realmente, y podrían argumentar que las afirmaciones de que TikTok se está liberando del control del gobierno chino son poco más que pura palabrería.

La decisión del espionaje es, a su manera, tan significativa como el hecho de que Elon Musk destrozara el libro de reglas sobre cómo ser un gran ejecutivo tecnológico. Es el peor comienzo posible de 2023 para TikTok, y significa que la empresa debe reconstruir la confianza no solo con los políticos y los usuarios, sino también con los periodistas que cubren la información sobre la empresa.

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