Eva Green gana batalla en los tribunales por película que se canceló

Eva Green celebró su victoria contra lo que describió como un grupo de hombres que intentaron utilizarla como chivo expiatorio, después de ganar una dura batalla legal por el colapso de una película de ciencia ficción.

La actriz demandó a la productora White Lantern Films y a la prestamista SMC Speciality Finance por el pago de un millón de dólares (unos 18 millones de pesos) que, alegó, le debían. Sin embargo, se enfrentó a una contrademanda en la que se alegaba que se retiró del rodaje de la película A Patriot, que fracasó en 2019, y que incumplió su contrato.

En una sentencia dictada el viernes, el juez Michael Green falló a favor de la actriz, indicando que ella tenía derecho a recibir los honorarios y desestimó la contrademanda.

Su victoria es el resultado de un caso en el que Green declaró que era “humillante” que los mensajes privados de Whatsapp que había enviado fueran revelados ante el tribunal.

Dichos mensajes incluían sus comentarios sobre “verse obligada a aceptar a los miembros campesinos de mierda del equipo (de la productora) de Hampshire” después de que se cambiara la locación de Irlanda. También incluían su descripción de la producción como una “película de serie B de mierda” y del productor ejecutivo, Jake Seal, como “puro vómito”, un “retorcido sociópata” y “malvado”.

Reaccionando a la sentencia, Green señaló que se había visto “obligada a enfrentarse a un pequeño grupo de hombres, financiados con grandes recursos económicos, que intentaron utilizarme como chivo expiatorio para tapar sus propios errores”.

“Estoy orgullosa de haberme enfrentado a sus tácticas de intimidación”, añadió.

“En la prensa, unos pocos estuvieron encantados de reeditar esas mentiras sin informar debidamente. Hay pocas cosas que les gusten más a los medios de comunicación que despedazar a una mujer. Se sintió como si me atacaran unos sabuesos; descubrí que me tergiversaban, que me citaban fuera de contexto, y que mi deseo de hacer la mejor película posible parecía un caso de histeria femenina. Fue cruel y fue falso”.

Durante su comparecencia, Green negó las acusaciones de que no estaba dispuesta a seguir adelante con el proyecto, indicando: “En los 20 años que llevo haciendo películas, nunca he roto un contrato ni he faltado un solo día al rodaje”.

En la sentencia de 71 páginas, divulgada por correo electrónico, el juez Green concluyó: “En particular, considero que la Sra. Green no renunció a sus obligaciones en virtud del contrato con la artista y que tampoco cometió ningún incumplimiento del mismo”.

Describió a Green como “en algunos sentidos una testigo frustrante y poco gratificante”, y añadió: “Sin embargo, para ser tan perfeccionista en su arte, estaba sorprendentemente poco preparada para su testimonio”.

“Comprendo el tormento que debe haber sido para ella que todos sus mensajes privados de texto y de WhatsApp fueran revelados en una audiencia pública y escudriñados, por lo que revelaban sobre su verdadero estado mental y sus intenciones en relación con la película. Ella misma dijo que era ‘humillante’, no obstante, algunas de sus explicaciones sobre el lenguaje que utilizó y los sentimientos que expresó –como que se debían a su ‘naturaleza francesa’– no eran creíbles ni adecuadas”.

Pese a ello, el juez señaló que consideraba que era necesario tomar en consideración “las emociones exacerbadas que claramente existían” cuando se escribieron algunos de los mensajes y que se suponía que estos constituían correspondencia personal entre amigos.

Aunque añadió que tenía que ser prudente en cuanto a aceptar su versión de los hechos, en términos generales su testimonio era “creíble y coincidía con su compromiso general con la película”.

“Tomo en cuenta su evidente personalidad emocional y franca cuando explica sus comentarios más extremos sobre el Sr. Seal, a quien evidentemente detestaba a pesar de que solo se reunió con él una vez”, señaló.

Se contactó a la compañía cinematográfica para obtener sus comentarios.