Los ciclistas dicen basta: quieren circular por la CDMX sin morir en el viaje
Miembros de ex trabajadores de ecobici cerrando el paso vehicular en Paseo de la Reforma, CDMX. ©Foto: Angélica Escobar/La-lista.

Xóchitl Álvarez lleva un año trabajando de bicimensajera en la Ciudad de México y ya la atropellaron dos veces. “Tienes que estar hipervigilante y tener consciencia de que ninguna ley de tránsito se va a respetar”, comentaba a La-Lista el 29 de enero, uno de los viernes en los que ella y grupos de ciclistas de la ciudad se reúnen en el cruce entre la Avenida Insurgentes con Alvaro Obregón para pedir seguridad vial para todos los que se desplazan sobre ruedas en la capital.

De la última movilización, la del 5 de febrero, aún le duelen los golpes que recibió de los policías de Tránsito. Fue la primera vez que las marchas de los ciclistas se volvían violentas. 

Los altercados iniciaron cuando los manifestantes quisieron cortar la circulación sobre el segundo piso del Periférico. “Sabemos que no entran bicis, pero el mensaje era ese: que nosotros tomáramos el espacio de los vehículos para rodar”, explica la bicimensajera, cansada de que los automóviles invadan los carriles destinados a las bicis.

Los enfrentamientos terminaron en cinco manifestantes heridos, que fueron atendidos por el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM). Álvarez explica que dos de ellos requerían sutura pero se negaron a acudir a un hospital por miedo a represiones.

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En esta ocasión, los ánimos de los manifestantes estaban resentidos de la muerte de otro compañero atropellado por un metrobús el jueves anterior. 

Las movilizaciones de los viernes, que logran paralizar el tráfico más que el semáforo rojo del Covid, empezaron en noviembre. De ahí nació un movimiento para la seguridad vial de los ciclistas que llamaron Justicia para Todos. 

Álvarez es una de sus integrantes, si bien, se les unen colectivos de y usuarios individuales de bicicletas, como Ni Un Repartidor Menos, que representa a los trabajadores de plataformas de digitales de reparto.

Dale play para escuchar el testimonio.

El bicimensajero que perdio la pierna

La gota que colmó el vaso de la paciencia de los ciclistas fue el atropello del bicimensajero Victor Trejo, el pasado 6 de noviembre. 

Trejo fue arrollado por un camión operado por la empresa concesionaria “Corredor Peñón – San Isidro (COPESI), mientras circulaba por un carril compartido entre bicis y autobuses. Se encontraba en el paso a desnivel del Eje 2 Norte “Eulalia Guzmán”. 

El atropello le causó lesiones en su pierna derecha, que después de una cadena de negligencias médicas y legales terminaron en la amputación de su extremidad. 

“Solo por el traslado de ambulancia nos cobraron 8 mil pesos, y se tuvo que firmar un vale que decía que si no pagábamos el mismo día, nos cobraban el 20% de intereses por la deuda”, explica Evelyn López, tía de la víctima y una de las caras visibles de Justicia para Todos. 

“Para la primera operación le solicitaban cerca de 50 mil pesos, en el Hospital General la Villa, de la Ciudad de México. No los pudimos reunir”, añade. Ni COPESI ni la empresa para la que trabajaba Trejo tenían ningún seguro que cubriera el accidente del bicimensajero. 

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La familia descubrió que un año antes, el mismo camión de la misma concesionaria había matado a una peatona, Patrícia Sánchez, de un atropello. Gracias a las presiones sociales de las marchas, lograron que la Semovi se hiciera responsable solidaria del caso Trejo y lo derivaran a un hospital privado, el Angeles de la colonia Roma, donde finalmente, le amputaron la pierna. 

La secretaría de Movilidad también suspendió COPESI para seguir operando los camiones de la ruta 1. “Hoy Mario está en su casa, esperando la primera audiencia porque por pandemia, no se ha hecho”, explica López. 

Más ruedas sobre el asfalto

Los cortes de tráfico de los viernes seguirán mientras no se cumplan los tres puntos en los que Justicia para Todos redujo un pliego petitorio de 37. Primero, que la velocidad máxima en las vías de acceso controlado se reduzca a 50km/hora.

Segundo, que deroguen las fotocívicas y regresen las multas pecuniarias. “Un agente nos dijo que desde hace más de un año que no tiene papeletas. La orden es no multar”, explica Álvarez. 

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Xochil Álvarez, derecha, en la protesta del 29 de enero de 2021 ©Foto: Angélica Escobar/La-lista.

Y tercero, la renuncia de tres funcionarios a los que consideran involucrados con los dos accidentes provocados por COPESI: Mayra Cabrera, actual directora ejecutiva de cultura de la movilidad, Edgar Doroteo y Natalia Rivera.

Justicia para Todos lleva la cuenta de vidas de ciclistas que se pierden en las vías de la Ciudad de México. En lo que va de 2021, ya van cinco. 

Irónicamente, el año en el que la capital mexicana logro una reducción sin precedentes de la movilidad por los encierros del Covid, las muertes de ciclistas en accidentes de tráfico más que duplicó, de siete entre enero y septiembre de 2019 a dieciséis, en el mismo período de 2020, según cifras del gobierno capitalino. Usuarios aseguran que las calles más vacías provocaron que los vehículos circularan a más velocidad.

El gobierno de Claudia Sheinbaum informó a finales de enero que estaba trabajando en un Plan de Protección al Ciclista. Además, después de los altercados del viernes, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, aseguró que los policías que agredieron a los manifestantes serían separados de sus cargos.  

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A ello le precede fue un aumento de ciclovías en 2020, hasta 25 kilometros y un biciestacionamiento masivo al exterior del Metro Tláhuac Línea 12. “Pintura no es infraestructura”, arremetía Álvarez, en la protesta del 29 de enero. “Muchas de esas ciclovias son pintura, nada evita que un automovilista se meta”, añade. 

El colectivo es consciente que el reto que tienen por delante es titánico: mejor capacitación de policías en normas de tráfico para ciclistas; reforzar el marco legal que ampare a estos usuarios de las calzadas, y más educación vial de los conductores motorizados. 

Aunque con el auge de alternativas sobre ruedas para moverse por las grandes capitales, como las scooters eléctricas, monopatines o patines, cada vez son más los que desafían el dominio absoluto de la calzada del que hasta hace poco gozaban los vehículos motorizados.

“No queremos que todo el mundo se suba a la bici”, asegura la bicimensajera. “Proponemos cambio de cultura vial, del que los propios automovilistas se beneficiarán”.

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