Los peces son buenos para las matemáticas
Un estudio reciente mostró que algunos peces de agua dulce son buenos para sumar y restar. Foto: Andrej Jakubík

De igual forma que las abejas, los primates o los pájaros, los peces de agua dulce podrían tener buenas habilidades matemáticas, de acuerdo con un estudio reciente.

Los vertebrados, y algunos invertebrados, tienen la facultad de distinguir cantidades, algo esencial cuando se trata de buscar alimentos, huir de depredadores, elegir una pareja o desplazarse en grupo.

Sin embargo, los etólogos aún no han averiguado cómo se produce esta diferenciación numérica: ¿es una simple estimación a partir del tamaño del grupo, o esos animales poseen la capacidad de contar?

Algunos estudios han revelado que algunos monos, loros, palomas, arañas y abejas eran capaces de procesar una información numérica aislada y resolver operaciones simples.

Una experiencia llevada a cabo en el Instituto de Zoología de la Universidad de Bonn, Alemania, y descrita en la revista Scientific Reports, revela que los peces también poseen ese don para la aritmética.

El maylandia zebra, perteneciente a la familia cichlidae, y la raya motoro, dos especies de agua dulce, fueron elegidos para los tests.

Ocho individuos de cada especie fueron sometidos a centenares de pruebas en grandes albercas específicamente concebidas para observar su comportamiento.

El objetivo era que reconocieran el color azul como símbolo de adición, y el amarillo como de sustracción.

Los científicos introdujeron en el agua tarjetas con un número determinado de formas de color azul o amarillo, y luego dos puertas deslizantes, cada una con una tarjeta con otra cantidad de formas. Solo una de esas puertas era la correcta.

Al mostrarle una carta con tres formas azules, es decir el color que indicaba una adición, el pez tenía que nadar hacia la puerta asociada a una tarjeta con cuatro formas azules. 

Por el contrario, una tarjeta con cuatro formas amarillas significaba que debía orientarse hacia la puerta asociada a una tarjeta en la que había una forma menos.

Si los peces franqueaban la puerta adecuada, lograban una recompensa alimenticia.

La maylandia zebra necesitó más tiempo para llevar a cabo el ejercicio que la raya. Para ambas especies la adición fue más fácil que la sustracción, precisa el estudio.

Este estudio podría explicar por qué ambas especies son capaces de reconocer a sus congéneres por su apariencia, por ejemplo contando sus rayas o manchas, sugieren los científicos.

Con información de AFP

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