Dividir para sobrevivir
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

Dividir para sobrevivir
Foto: Element5 Digital en Unsplash

“La democracia no puede ser exitosa si aquellos que expresan su decisión no están preparados a decidir sabiamente”.Franklin Roosevelt

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Las elecciones intermedias en México han sido siempre mal interpretadas. Se les ve como una especie de plebiscito para evaluar la gestión presidencial que cruza por su tercer año, y es sometida a una calificación indirecta, a través de candidatos a diferentes cargos, del partido en el poder. Esta visión surge del chilangocentrismo del que hemos sufrido por décadas quienes tratamos de analizar y explicar la política desde la capital del país.

El Chilangocentrismo es el vicio que nos lleva a creer que en todo el país se discuten diariamente los dramas nacionales que surgen del palacio virreinal, en el que vive el presidente, y que los millones de problemas locales son secundarios. Pero es exactamente al revés.

En cada municipio, en cada distrito de este país los dramas y problemas son diferentes y muy complejos. Agua, violencia, extorsión, asaltos, recolección de basura, quiebra de negocios, desempleo, sequías, inundaciones, etc., son los problemas diarios y cotidianos que enfrenta la gente. Poco les importa el pleito entre Auditoría Superior de la Federación y el presidente o la nueva Ley del Banco de México. Los políticos que ellos conocen son los que atienden, o fallan en atender, los problemas diarios que enfrentan. Su referencia sobre la eficacia de las políticas públicas es si estuvo a tiempo el subsidio para comprar las semillas, si hay agua potable o si bajó un poco la violencia. La política es local. Se gana y se pierde en la atención diaria a una población olvidada. Más aún en una elección intermedia en la que no está en juego la presidencia de la República.

¿Qué sí está en juego en 2021? Este año se renovará por completo la Cámara de Diputados Federal, 300 por la vía de distritos uninominales y 200 de representación proporcional. También se renovarán 15 gubernaturas y 1,063 diputaciones en 30 Congresos Locales, así como 1,926 Ayuntamientos en 30 estados. 21 mil puestos en juego, en todo el país. La elección más grande de la historia de este país.

Las precampañas se dieron en plena pandemia, casi a puerta cerrada al interior de los partidos, y las campañas tendrán que adaptarse también a la emergencia sanitaria. Todo será diferente. No habrá palenques ni eventos masivos como en otras ocasiones. La manipulación y compra masiva del voto parece más difícil que en situaciones normales. El gobierno y los partidos tienen menos dinero que en otras ocasiones, y menos oportunidades para repartirlo, condicionarlo y presumirlo.

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Además, se (re) estrena la reelección de manera masiva en México, después de décadas de prohibición. Así, miles de servidores públicos en funciones tendrán que pedir a la población el refrendo en su cargo. En este escenario inédito, el presidente y su partido parecen obsesionados en dividir en dos al país: conmigo o contra mi. No hay matices, no hay propuestas de campaña, no hay rendición de cuentas ni ofertas de corrección o mejora del rumbo.

La campaña del presidente y su partido es muy simple: “Vamos bien, no vamos a corregir, estás conmigo o estás contra mí”. Se trata de una trampa simplona que pretende ponerlo en el centro de la elección, como si los 21 mil cargos se trataran de él. Esta estrategia aglomera a los suyos y enoja a los contrincantes. El país dividido en dos, como una caricatura. Nuestra responsabilidad es salirnos de esa caricatura y evaluar cada candidatura con base en cada cargo concreto, y hacer valer cada voto, como una herramienta ciudadana de rendición de cuentas. Es momento de dar un paso hacia la adultez democrática, y dejar atrás al niño que vota con el estómago, emberrinchado con su impotencia.

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