Vacunarse “afuera”
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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Vacunarse “afuera”
Foto: Agencia EFE.

Las historias abundan. Todos hemos escuchado de alguien o conocemos personalmente a más de dos o tres personas que han ido a vacunarse a Estados Unidos contra Covid-19.

Si tomamos en cuenta solamente los datos de las agencias de viajes, alrededor de 200,000 mexicanos habrían viajado a Estados Unidos para ello, aunque seguramente son muchos más. La realidad es que no hay manera de cuantificarlos.

La apertura para la vacunación de manera universal en ese país ha superado todas las expectativas. Apenas en el mes de diciembre, escribí un artículo a propósito de la improbable venta de vacunas de manera privada, donde al final comentaba sobre el entonces proyecto de Estados Unidos de distribuir su vacunación a través de cadenas de farmacias. En ese momento, acerté al prever el mecanismo de citas, control y vacunación que sería el común, aunque solamente durante los primeros meses del año. 

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Sorpresivamente, en el mes de abril la distribución de vacunas a través de farmacias, hospitales, consultorios privados, organizaciones civiles y universidades creció de manera casi exponencial y, prácticamente para finales del mes pasado, todas las restricciones que pudiera haber se habían levantado. En Estados Unidos están vacunando a cualquiera que, literalmente, se les pase por enfrente. 

Estados Unidos busca vacunar al mayor número de personas, en el menor tiempo posible. Están conscientes que es la única forma de reactivar la economía y quitarse de encima el molesto tema del uso de máscaras en lugares públicos (lo cual, por cierto, es otro tema para discutir).

Las cosas han cambiado radicalmente desde los meses de enero y febrero, en los que en el estado de Texas se requería hacer citas en un complejo mecanismo que combinaba centros de distribución (hubs) con unidades de vacunación públicas y privadas. Aunque en Texas nunca se solicitó un comprobante de residencia en el estado, como lo hicieron en Nueva York y California, su mecanismo logístico era complicado y los interesados debían esperar varias semanas para conocer su cita final.

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La decisión del presidente Joe Biden de entregar más dosis para aplicación a quien las solicitara y acelerar los procesos, recortando pasos y facilitando la vacunación, llevaron a una mayor apertura en la cual, en la mayor parte de la unión americana, prácticamente no se solicita absolutamente nada para ser inmunizado.

Uno de los pasos más importantes fue el de adelantar y, prácticamente, eliminar los calendarios de vacunación por categorías (existentes en todo el mundo y análogos al que ha querido seguir México), para permitir que se vacune cualquier persona no importando ya su edad, condición laboral y a partir de la semana pasada, extendiéndolo a mayores de 12 años.

Estados Unidos tiene la vacunación universal en la mente y no distinguirá a quién vacune.

En dos eventos separados, el gobernador de Alaska y el alcalde de Nueva York decidieron abiertamente utilizar las vacunas para promover el turismo en su estado y su ciudad respectivamente. Saben de la necesidad enorme de echar andar la economía y evidentemente de los beneficios políticos que esto representa. Así se dan cuenta también que regalando una vacuna de, a lo mucho, 20 dólares de costo, atraerán a turistas que dejarán derramas económicas de quizá, miles de dólares por persona.  

Ante esta situación, ¿qué es lo que impide a cualquier mexicano con 2 miligramos de sentido común irse a vacunar a Estados Unidos? Básicamente su capacidad económica, ya que la única manera de entrar a ese país es por vía aérea. Aún así, esto no significa que solo los más ricos están viajando. Amigos, familiares y colaboradores, de clase media o incluso poco favorecidos, han optado por “hacer un sacrificio” con tal de ser vacunados. Además, existen cientos de miles de mexicanos residentes en la frontera que se encuentran “varados” de facto, ya que su posibilidad cotidiana (y muy económica) es cruzar la línea, pero el cierre de la frontera terrestre no les permite hacerlo. 

Por otro lado, todos conocemos a alguien sin visa vigente, justo cuando la embajada y consulados estadounidenses se encuentran sin citas para renovarla. 

Y no, el vacunarse en Estados Unidos no es ni reprobable ni de “whitexicans. Es un derecho básico de la gente el buscar su protección y la de su familia.

En México, el calendario de vacunación ha sido desplazado hacia delante en tres ocasiones. El famoso “vamos conforme a los objetivos” se refiere siempre a la última fecha establecida. Hay que reconocer, sin embargo, que México tiene una continuidad en su vacunación. Desde el mes de febrero, no ha habido carencia de vacunas (por el contrario, hay más de 6 millones de dosis en espera de ser administradas) y prácticamente se está vacunando todos los días. Sin embargo, el proceso es muy lento. En 140 días, México ha administrado 22 millones y medio de vacunas; es decir, 160,000 dosis diarias en promedio. Son matemáticas simples. 

A muchos de nosotros nos da tranquilidad que nuestros padres ya se encuentren vacunados y personalmente me gusta ver a mis amigos contemporáneos, ya en el proceso. Sin embargo, la población menor de 50 años es enorme y, honestamente, no existe ninguna certeza de cuándo ni cómo serán vacunados. La semana pasada, Pfizer anunció que estaba sometiendo la documentación a Cofepris para buscar la aprobación de uso de emergencia de su vacuna en menores de 12 a 15 años. 

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Estas son excelentes noticias. Pero el problema es que esta población no estaba contemplada en los planes de la Secretaría de Salud. De hecho, a decir de Hugo López Gatell, el objetivo calendarizado de vacunación sigue siendo el mismo: extenderse hasta el primer trimestre del año entrante. En este escenario prácticamente no sabemos cuándo serían vacunados los más jóvenes.

La recomendación hacia mis amigos ha sido y sigue siendo la misma: Si tus hijos volverán a la escuela de manera presencial o mixta, ¿qué prefieres? ¿que regresen a clases vacunados o sin vacunar? 

Mención aparte tienen los médicos, personal de enfermería, paramédicos, etc, menores de 50 años y que solo trabajan en la medicina privada, que han optado por salir de México a vacunarse. Saben muy bien que aquí se quedarán esperando de manera indefinida.

Curiosamente los comentarios negativos y críticas hacia quienes han optado por irse a vacunar fuera no se han hecho esperar. Y es que entre más mexicanos viajan a inmunizarse, se vuelve más normal este proceso. Lamentablemente en el México en el que vivimos, tan lleno de complejos (y acomplejados), estos viajes se convierten en los antiguos viajes a comprar “fayuca” de los años 70: muestran a gente que acude a un mercado en donde le ofrecen exactamente los satisfactores a sus necesidades que no encontrará en su país, si acaso, de forma limitada.

El consenso general es que en Estados Unidos puedes vacunarte en menos de 15 minutos, con la marca que elijas, te dan las gracias, te lo celebran y en algunos casos hasta te regalan un “guimmick”.

Evidentemente esto no lo ven bien quienes no pueden o no quieren vacunar de manera tan eficiente o tan rápida. Esperemos que para ellos, quienes se han vacunado en Estados Unidos, sean solamente una mera anécdota y no se conviertan en algún momento en traidores a la patria.

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