Nosotras en la democracia
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Nosotras en la democracia
Foto: Facebook/IECM

La conversación y reflexiones giran en torno al dilema de votar o no votar. No hay que tomar a la ligera el cuestionamiento, sobre todo si son una de los 3.7 millones de mujeres de entre 18 y 20 años de edad que emitirán su voto por primera ocasión, ciudadanas que forman parte a nivel nacional de los 48 millones de mujeres de todas las edades inscritas en la lista nominal.

Dirán: ¿eso qué? Eso es una herencia de grandes guerreras que hace 68 años, después de plantarse firmes y exigir su derecho a participar en los comicios como votantes, así como el de poder ser votadas, obtuvieron la ley promulgada por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines.

Una lucha que comenzó con fuerza en Yucatán en 1923, con Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce como diputadas del Congreso, y Rosa Torre, como regidora del ayuntamiento de Mérida. Todas ellas solo permanecieron un año en dichos cargos. En tanto, en San Luis Potosí en 1924 se permitió, así las cosas, votar a las mujeres en las elecciones municipales y en 1925 en las estatales, a ellas también el gusto solo les duró un año. Las chiapanecas, por su parte, obtuvieron el reconocimiento para poder votar en 1925.

Lee también: ¿Las mujeres decidirán las elecciones más grandes de México? | #Gobernadoras2021

En 1937, Lázaro Cárdenas generó una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución y así brindar el derecho a voto de las mujeres. Todo fluía en la revisión por parte de las cámaras, pero hubo un freno de golpe al momento de que se argumentó que si se les dejaba votar, lo harían bajo la influencia del clero, ya sé, parece chiste.

Ires y venires que por fin se consolidaron frente a las urnas en 1955, cuando participaron en las elecciones de diputados federales para la XLIII Legislatura. Momento histórico que no tuvo gran presencia de votantes, en gran medida por desconocimiento, miedo y nulo apoyo en casa o de su familia. Historia que costó, sobre todo para lograr que una mujer ocupara un cargo en la política mexicana, eso sucedió hasta 1979 cuando Griselda Álvarez fue elegida como gobernadora de Colima.

Como podemos notar ha sido largo el camino y, a la fecha, tampoco es que haya mucha representación femenina. Eso, mis amigas, tiene mucho que ver con nosotras mismas. Es momento de vislumbrar ese pasado y valorar la libertad de poder elegir, de reconocer la igualdad y de asumir nuestra responsabilidad ciudadana.

Emitir nuestro voto razonado es un homenaje hacia quienes alzaron la voz: por las que ya no están a falta de acciones políticas que las protegieran, por todas las que vienen y por nosotras, por el aquí y el ahora, por el juntas nos queremos y como la marea llegaremos a la playa a renovar las arenas revueltas.

Síguenos en

Google News
Flipboard