¿Te cuento un chisme pero no le dices a nadie?
Política consciente

Licenciada en Relaciones Internacionales. Consultora en imagen pública y estratega en comunicación. Actualmente produce y conduce el programa The White Table para MMoodtv. Cofundadora del colectivo TÚ x México. Twitter: @anapatam_mx

¿Te cuento un chisme pero no le dices a nadie?
Foto: Alexa Herrera / La Lista

Era el 1 de octubre de 2012 y la urgencia por inaugurar la Línea 12 del metro crecía exponencialmente, el evento estaba planeado para el día 30 del mismo mes, a pesar de los “pequeños detalles estructurales”, decidieron ahorrar en algo: pernos.

Se trataba de la obra dorada de Marcelo Ebrard, el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y encargado directo de manejar los recursos monetarios de la Línea 12 del Metro. En 2010 había recibido el Premio al Mejor Alcalde del Mundo por la fundación londinense City Mayors. Se rumoraba que iba por la grande, quería ser el presidente de México, y había apostado todo su capital político en esta obra de infraestructura realizada a lo largo de más de cuatro años con un costo de 26 mil millones de pesos. Era la cereza del pastel para ser electo como candidato presidencial, o al menos, así lo creyó.

La línea dorada fue inaugurada tal como se había planeado el 30 de octubre de 2012, dos meses antes de que terminara su gestión como Jefe de Gobierno.

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Los entonces funcionarios públicos encargados de esta obra, entre ellos Marcelo Ebrard y Mario Delgado, quién fungía en ese entonces como secretario de Finanzas de la Ciudad de México, no imaginaban que años más tarde, las omisiones y descuidos les cobrarían factura.

La inminente tragedia ocurrió el 3 de mayo de 2021, tras solo 9 años de haber sido inaugurada. Un tramo elevado de la Línea 12 de la Ciudad de México colapsó, dejando un saldo de 26 muertos y más de 79 heridos.

De acuerdo a varios veredictos técnicos la estructura fue construida con menos pernos de los necesarios y los que pusieron estaban mal puestos. Los encargados de la obra lo sabían, y peor aún, jamás le dieron mantenimiento.

A más de un mes de lo ocurrido, no hay culpables, y los funcionarios en turno se han deslindado de toda responsabilidad.

El gobierno no asumirá su culpa. Grupo Carso e ICA, empresas encargadas de su construcción, participarán en la rehabilitación de la llamada Línea Dorada, se indemnizará a los familiares afectados y en unos meses todo esto quedará en el olvido.

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Es lamentable que tenga que ocurrir una tragedia de semejante envergadura para retomar la reflexión y sobre todo la acción sobre el manejo de los fondos públicos destinados a las infraestructuras y su mantenimiento. Como principio, es lamentable la corrupción en la que estamos envueltos, pero lo que realmente la alimenta es la impunidad de nuestro sistema. Al no existir consecuencias ni responsables, ni para este suceso, ni para cualquier otro desastre o delito en nuestro país, concluyo con tristeza, que no será la última línea, no serán los últimos muertos y no será el último hecho trágico para nuestro México. Es hora de despertar.

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