Zaldívar renuncia a la ampliación de su periodo y abandona a Vargas en la crisis del TEPJF
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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Zaldívar renuncia a la ampliación de su periodo y abandona a Vargas en la crisis del TEPJF
Foto: SCJN

Desde que se anunció el jueves por la noche que el presidente de la Suprema Corte de Justicia ofrecería el viernes una inusual conferencia de prensa, en el edificio sede del Máximo Tribunal, fue evidente que habría pronunciamientos importantes del ministro Arturo Zaldívar.    

En plena efervescencia de la crisis del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y ante la inminente presentación del proyecto de resolución sobre la ampliación de su periodo, el ministro prefirió despresurizar la bomba de tiempo dentro del Poder Judicial de la Federación. Tomó la decisión de salir a medios, previa charla en privado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien agradeció enfáticamente su cercanía y respaldo, como preludio para renunciar al regalo articulado en el décimo tercero transitorio de la reforma judicial, que ante el golpeteo pasó a segundo término ante la opinión pública.

Indudablemente Arturo Zaldívar decidió con prudencia y visión institucional, sin embargo, considero que el anuncio llegó tarde para evitar un agudo desgaste personal que se pudo evitar hace meses, cuando entraron en vigor los trascendentales cambios aprobados por el Legislativo, con la bendición de López Obrador.

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Entre líneas reconoció haber estado de acuerdo con la ampliación de dos años a su periodo, dijo que con el propósito de evitar regresiones sobre los cambios impulsados, esa fue la explicación sobre el por qué no renunció antes al beso de diablo que tanto se le recrimina dentro y fuera de la institución.

Arturo Zaldívar fue electo entre sus pares para ejercer la presidencia del Máximo Tribunal por los cuatro años que determina la Constitución, el pronunciamiento deja claro también que era potestativo renunciar a la ampliación desde el primer momento.

Insisto, aunque sea tardía, es una buena decisión. En el mensaje ante los reporteros confirmó lo que era evidente, pero no se reconocía públicamente. Existen divisiones internas dentro del Poder Judicial de la Federación que se han exacerbado durante la primera mitad del sexenio, con el discurso polarizante del presidente López Obrador hacia los juzgadores que han resultado incómodos con sus resoluciones respecto a los intereses de la 4T.

Así lo expresó:   

“No cederemos, como no hemos cedido, a los intereses internos y externos a los grupos de poder que tenían atrapado al Poder Judicial y que ahora pretenden regresar a esas prácticas. No lo vamos a permitir, no importa cual sea el costo que tengamos que asumir”. La referencia no fue solo hacia los temas de nepotismo y corrupción que tratan de ser erradicados al interior, reflejan también divisiones entre grupos en la Corte, el Consejo de la Judicatura Federal y ni se diga en el Tribunal Electoral, donde la crisis estalló con estridencia.

El presidente del Tribunal Constitucional empareja su discurso con la narrativa que se comunica todas las mañanas desde Palacio Nacional.   

“Queremos una justicia con rostro humano, queremos una justicia que llegue a los más pobres, a los marginados, a los olvidados. Queremos una justicia que sirva al pueblo de México y no a los intereses económicos y a los grupos de poder, pero esta opción preferencial por los pobres y los olvidados no debe hacernos perder de vista que la justicia federal es para todos y para todas”.

El tema ineludible fue la inédita guerra interna en la Sala Superior del Tribunal Electoral.

Las palabras del presidente de la Corte y con la trascendencia de su investidura son significativas para dejar claro que sin tener facultades para intervenir en la vida interna del tribunal en llamas, el destino de José Luis Vargas está sellado.

Zaldívar evitó cualquier defensa hacia el  #MagistradoBilletes e, incluso, reflexionó sobre la necesidad de desistir en su necedad por sostenerse en la disputa de una presidencia que ha lastimado severamente la imagen del Tribunal electoral. Además dejó ver tras su reunión con los magistrados que articularon la remoción de Vargas, que se debe trabajar en el diálogo. Le puedo anticipar que se valoraría la tercera vía para realizar una nueva elección en la que no aspire Reyes Rodríguez (electo ya presidente) ni el magistrado desestabilizador. Lo que implicaría una salida conciliada en la que Felipe de la Mata o Indalfer Infante pudieran asumir la presidencia de la Sala Superior con un acuerdo mayoritario, propiciado por el propio Zaldívar, quien vale la pena recordar, no es superior jerárquico de los magistrados electorales.   

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El anuncio en el edificio de Pino Suárez 2 tuvo el objetivo de restar presiones insostenibles, que eran evitables en un poder cuya naturaleza debería aplicar invariablemente la sana distancia respecto al Ejecutivo y Legislativo, que siempre querrán incidir en la objetividad e independencia de sus decisiones jurisdiccionales. Esa prudencia que propicia nuestra Carta Magna tiene razones históricas que la hacen vigente más que nunca y fueron lastimadas por un transitorio que nació muerto.

EDICTOS

Como se lo anticipé, el ministro Fernando Franco González Salas circulará este viernes entre sus colegas el proyecto de sentencia para la consulta extraordinaria que solicitó el ministro Zaldívar, cuyo anuncio le resta reflectores a la decisión del pleno, que será no aplicar el artículo de la discordia. Y como dice la canción ¿Y todo para qué?   

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