No nos pueden fallar
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

No nos pueden fallar
Foto: Cámara de Diputados.

Dentro de una semana inicia sesiones la LXV Legislatura del Congreso de la Unión, con una Cámara de Diputados renovada y más equilibrada. Por eso, al presidente y a su partido les urgía aprovechar los meses de julio y agosto para sacar las últimas ocurrencias e imposiciones, con la cómoda mayoría que tenía, y que está a siete días de perder. Hay malas y buenas noticias, y muchas expectativas. 

Empecemos por las malas noticias. De 500 diputados, Morena sólo cuenta con 198. Así, por sí sólo, nada puede hacer. El PT, fieles rémoras de Morena, que nada proponen y sólo esperan órdenes del partido en el poder, cuenta con 37. Es decir, entre ambos partidos sólo suman 235 curules. Por eso, el fiel de la balanza, el partido más poderoso de San Lázaro será el Verde Ecologista, con 43 asientos. Ni siquiera tienen que comprometer a la bancada entera para ayudar a Morena a obtener la mayoría absoluta. Con escoger a 16 y vender su voto le otorgan al partido en el poder el control de la Cámara baja. El PVEM tiene la bien ganada fama de ser un auténtico mercenario de la política. No solo se ha aliado con todos y cada uno de los partidos con registro actualmente, sino que ha recibido sanciones por más de mil millones de pesos, desde 2009 a la fecha, por violar sistemáticamente la ley. En 16 diputados del verde está la definición del Presupuesto de Egresos de la Federación y la Fiscalización de la Cuenta Pública del gobierno en turno, facultades que son exclusivas de la Cámara. Así, cada uno de esos votos le costará carísimo al partido en el poder, y solo un ingenuo creerá que de esas negociaciones saldrá algo bueno para México.

La buena noticia es que se trata de una Cámara mucho más equilibrada. Parecen menos sencillos los burdos manotazos e imposiciones que sucedieron en la Legislatura que termina. Una y otra vez se violó el reglamento parlamentario para cumplir con los caprichos del señor López, que utilizaba a este órgano legislativo como un simple apéndice de su gobierno, que cumplía sus instrucciones sin debate o negociación alguna. También se ven muy lejanas las reformas constitucionales que requieren de una mayoría calificada de dos terceras partes, más si se tratan de simples caprichos o revanchas del inquilino del Palacio Nacional. Esto es una buena noticia, que deberemos vigilar se mantenga. 

Este nuevo equilibrio genera muchas expectativas, porque hay muchas tareas importantes en las mesas de las Comisiones. Son tres tareas fundamentales: la contención de los caprichos e imposiciones, la corrección de pésimas propuestas de reformas y leyes que fueron enviadas por el Senado y están atoradas en Comisiones, y la generación de buenas iniciativas que inicien un nuevo tipo de debate propositivo. Empiezo por esta última. Ya es momento de mandar a la basura el viejo esquema de relación con el Ejecutivo: esperar a que este proponga algo, para poder bloquearlo. Llevamos 24 años con ese absurdo juego de suma cero que solo le sirve a un puñado de personajes, que lo utilizan como plataforma política. Queremos ver nuevos liderazgos que hagan defensa metiendo goles, es decir, proponiendo alternativas. ¿Cómo se frena una ocurrencia en materia electoral, de seguridad, de salud o de educación del presidente? Proponiendo una mejor alternativa, que sea bien explicada a la sociedad, que genere apoyo ciudadano y que motive a la mayoría a respaldarla. Es momento de hacer valer la reelección como mecanismo de mayor independencia individual al interior de la Cámara. Es momento de crear verdaderos liderazgos parlamentarios que muevan a las bancadas por su prestigio y arrastre, más allá de las coordinaciones impuestas por los partidos y sus estructuras. Urgen líderes que generen respaldo social auténtico por su creatividad, capacidad e independencia, y sacudan a la cómoda y mediocre clase política que tenemos.

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Así, con nuevos núcleos de poder, la primera y segunda tarea, la de corregir los absurdos del Senado y la de frenar los caprichos del señor López, serán más sencillas, y, sobre todo, más productivas. 

Varios millones de mexicanos nos movilizamos el pasado 6 de junio con la esperanza de que el 1 de septiembre de 2021 sea el inicio de la reconstrucción democrática del país. Desde la ciudadanía podemos obligarlos a que esto suceda.

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