La culpa
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Es jefe de información en Imagen Noticias con Yuriria Sierra en Imagen Televisión. Ha colaborado en Nexos, Proyecto 40 y Dónde Ir.  IG y TW: @alanulisesniniz

La culpa
Foto: Skitterphoto/ Pexels

Amigos, estoy muy feliz, acabo de ganar un concurso de karaoke…” Este mensaje lo recibí el jueves por la noche en uno de los grupos de WhatsApp que más atesoro. Eran cerca de las 11 de la noche, estaba a punto de dormir. Horas más tarde, cerca de las seis de la mañana, le gané al despertador y vi mi celular: “lo asaltaron, ¿sabes si está bien?” Vaya manera de iniciar el día. 

Nadie, nunca, desea imaginar a la gente que quiere en una situación de peligro. Abrí Twitter y confirmé lo que sucedió. Leí otros chats y en varios preguntaban qué había pasado, si teníamos noticias. Horas, varias horas más tarde nos enteramos que todo estaba “bien”. “Bien” porque no pasó de varios golpes, “bien” porque pudo bloquear su número de teléfono, ése que tenía en el dispositivo que había comprado apenas hacía un par de semanas. “Bien” porque la médica que lo atendió le recomendó solo un poco de ibuprofeno y naproxeno sódico. “Bien” porque tenía ánimo hasta de comprarse una peluca de payaso: “al menos así mi ojo morado pasa desapercibido”.

Qué coraje, qué pinche coraje. Recuerdo hace siete años quedé con una amiga de ir a cenar. Comimos, bebimos y reímos mucho. La acompañé a esperar el transporte que la llevaría a casa, estábamos a una calle de la mía, un tipo se acercó, sacó una pistola y se llevó el bolso de mi amiga, un reloj y mi cartera. También nuestra sensación de seguridad. Qué coraje, estaba a metros del que consideraba mi refugio. Me tuve que ir a esconder al Oxxo cercano, esperando que aquel tipo se fuera, solo quería recuperar mi confianza. Ella llegó bien. Desde entonces, he intentado no ponerme en riesgo…

“Eso me pasa por querer fiesta…”, me dijo ayer en cuanto lo vi. Y no, nadie tendría que sentir culpa luego de vivir un asalto. Nadie debería pensar que “todo fue por caminar por ahí”, “no debí salir”, “eso me pasa por cargar mi celular”, “debería mudarme”… Nadie tendría que estar expuesto, eso es seguro. 

Hace una semana nos informaron con bombo y platillo que, desde el primer semestre del 2019 al mismo periodo de este año, han disminuido más de 44% los delitos de alto impacto en la Ciudad de México. Un dato que se vuelve titular y que expresan con una sonrisa que calcula votos, pero que en la vox populi es difícil de confirmar. 

Otra historia: horas después de aquel aviso del mejor amigo en peligro, el conductor llegó pálido, había sido asaltado minutos antes, al mediodía en plena ciudad. Una historia más, otra de las varias que se cuentan todos los días y que quedan reducidas cuando las autoridades ofrecen conferencias para informar que sus estrategias por la seguridad dan resultados como nunca antes. Aunque como nunca antes, creamos que somos nosotros los que nos ponemos en riesgo, en riesgos que no deberían existir y que mejor para quienes nos gobiernan que creamos eso… 

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