Las mujeres han luchado para obtener ayuda con la menopausia, pero eso está a punto de cambiar
Columnista invitado

Es escritora y cineasta. Su nuevo libro Everything You Need to Know About the Menopause (but were too afraid to ask) saldrá a la venta en enero.

Las mujeres han luchado para obtener ayuda con la menopausia, pero eso está a punto de cambiar
'Después de mi propio caos de salud, comencé a realizar periodismo de investigación, produciendo el documental Davina McCall: Sex. Myths and the Menopause'. Foto: Ryan Mcnamara/Channel 4


THS solía ser una sigla fea. Ahora es un grito de guerra. Las mujeres se reunirán en la Plaza del Parlamento en Londres a finales de este mes para apoyar el proyecto de ley sobre la menopausia y exigir la prescripción gratuita de la terapia hormonal sustitutiva (THS) en Inglaterra. El proyecto de ley podría ayudar a miles de mujeres más a acceder a este tratamiento que cambia la vida y pondrá la menopausia bajo el microscopio.

Durante años, una combinación de sexismo médico, información histérica y ciencia anticuada ha impedido que las mujeres soliciten la atención médica que necesitan. La THS repone el estrógeno, la progesterona (y en ocasiones la testosterona) que las mujeres pierden al tener la menopausia. Como consecuencia de anteriores informes equívocos que relacionaban el tratamiento con el riesgo de padecer cáncer de mama y demencia, durante mucho tiempo la THS se ha considerado controvertida.

Sin embargo, un artículo del British Medical Journal (BMJ) que analizó a más de 100 mil usuarias de THS durante dos décadas en Reino Unido reveló que no existía una relación general entre la sustitución hormonal y un mayor riesgo de desarrollar demencia. Mientras tanto, la ciencia que agrupa los diferentes tipos de THS en una sola canasta de “causas de cáncer de mama” es cuestionada por los expertos en menopausia.

Hablo desde el campo de batalla, ya que yo misma he tomado durante cinco años una THS a base de plantas, que me ha costado mucho conseguir que me la receten en el Servicio Nacional de Salud. Esta nueva THS, que tiene la misma estructura molecular que nuestras propias hormonas, es mucho más segura que las antiguas pastillas de THS sintética.

Antes de tomar la THS era un desastre de bochornos, pérdida de memoria y ansiedad fluctuante. Ahora voy a toda velocidad como un Tesla estable y propulsado por las hormonas. Tengo la intención de seguir tomando esta THS de por vida, no solo por los síntomas a corto plazo, sino por sus beneficios probados para la salud a largo plazo, que incluyen la prevención de la osteoporosis, la demencia y las enfermedades cardíacas.

¿Por qué mi médico general no me habló de las ventajas a largo plazo de la THS? ¿Por qué no se hablaba de la menopausia como se habla de la pubertad o de la menstruación? En parte, la respuesta es la ignorancia. Hace solo un año se incluyó la menopausia en el plan de estudios de relaciones y educación sexual de las escuelas, tras la campaña #MakeMenopauseMatter. Hasta entonces, a los alumnos se les enseñaba en biología el comienzo de la menstruación, pero no se les daba ninguna pista de que termina, en promedio, a los 51 años, aunque tal vez los niños notaron que su abuelita no pedía una caja de Tampax junto con sus Horlicks y Murray Mints.

Hasta hace poco, muchas mujeres, incluida yo misma, ayudaban a mantener el silencio en torno a sus experiencias con la menopausia. Esto se debía en parte al miedo a la discriminación por edad, a perder nuestros trabajos y nuestro estatus si admitíamos la niebla cerebral y los bochornos que experimentábamos. Pero ahora tenemos diputados como la entusiasta e imparable Carolyn Harris, del Partido Laborista, que promoverá la segunda lectura de su proyecto de ley sobre la menopausia en el Parlamento a finales de este mes. Aparte de conseguir que la THS sea gratuita en Inglaterra (ya lo es en Escocia y Gales), el proyecto de ley también abarcará cuestiones más amplias relacionadas con los derechos y la educación sobre la menopausia, especialmente en los centros de trabajo. O como dice Harris: “¡Es la revolución de la menopausia!”

Una cultura sexista y etaria ha mantenido oculta la menopausia, y el estigma asociado a ella, durante décadas. En una encuesta realizada por el TUC dirigida a 4 mil mujeres, el 85% señaló que la menopausia afectó su vida laboral. Muchas mujeres pierden su salud, su trabajo, sus relaciones e incluso su vida en el momento de la menopausia, momento en el que los índices de suicidio alcanzan su punto máximo.

Pero también existen muchas preguntas que se deben plantear a la comunidad científica y médica acerca de la montaña rusa de sustos sobre la salud que rodea a la THS que ha dañado su reputación y ha generado titulares impactantes. Lo más infame es que la Iniciativa para la Salud de la Mujer (WHI) de 2002, un estudio estadounidense de más de 16 mil mujeres, reportó que los índices de cáncer de mama aumentaban en las usuarias de THS. Como resultado, millones de mujeres desecharon su tratamiento. Solo años después se desacreditó el estudio WHI, al revelar que la edad promedio de las mujeres del estudio era posmenopáusica, de 63 años, que muchas eran fumadoras y que la mayoría tenía sobrepeso, todos ellos factores clave para el aumento de los índices de cáncer de mama. Además, el estudio se refería a las antiguas pastillas de THS sintéticas, que conllevan mayores riesgos que la nueva THS bioidéntica que ahora está disponible en el Servicio Nacional de Salud.

Sin embargo, esos titulares se quedaron grabados en muchas personas, incluida yo. Evité la THS hasta que mis síntomas hicieron imposible que trabajara sin ella. Después de mi propio caos de salud, comencé a realizar periodismo de investigación, produciendo el documental Davina McCall: Sex. Myths and the Menopause en el que desacreditamos los hallazgos del informe WHI para las mujeres comunes utilizando una caja de bolas rosa y blanca en un bar de cócteles en Shoreditch.

Los estudios sobre la THS y su supuesta relación con la demencia están siendo reevaluados. Una investigación dirigida por la estadista Yana Vinogradova, en la Universidad de Nottingham, pretende aclarar los hallazgos anteriormente inconsistentes en torno a este vínculo, y debería “tranquilizar a las mujeres que necesitan terapia hormonal para la menopausia”. Curiosamente, el estudio también demostró que las mujeres que utilizaban THS únicamente con estrógenos (normalmente después de una histerectomía) durante más de 10 años presentaban una reducción del 15% de la demencia.

En concreto, la THS a base de plantas, que ahora es la más favorecida por el Servicio Nacional de Salud y los especialistas en menopausia, muestra efectos positivos en la prevención del deterioro cerebral relacionado con la edad después de que las hormonas se agotan. Aquí es donde comienza a ser realmente prometedora la historia de la THS. Es momento de que veamos la THS con nuevos ojos, quizás junto a la comunidad transgénero que está realizando un trabajo similar sobre las hormonas, y darnos cuenta de que los aspectos positivos superan ampliamente los negativos para las personas que quieren tomar la THS. El 18 de octubre se celebró el Día Mundial de la Menopausia: tiempo para un replanteamiento científico y social.

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