‘Checo’ Pérez: breve historia de un fénix mexicano
Columnista invitado

Periodista mexicano con 14 años de trayectoria que se ha desempeñado como editor, productor y reportero de contenidos de hard y soft news en medios como BBC, The Financial Times, Vice News y Cultura Colectiva, además de la creación de contenido periodístico y cómico para YouTube. Obtuvo el primero lugar de los Elliot Awards en la categoría de Break in News y tercer lugar del TruthBuzz 2017 del International Center for Journalists (ICFJ). Desde el 2020 se desempeña como coordinador de Comunicación Estratégica en la organización de defensa de los derechos humanos ProDESC. Twitter: @alanpasten

‘Checo’ Pérez: breve historia de un fénix mexicano
"Checo" Pérez a bordo de su monoplaza de Red Bull. Foto: @redbullracing/Twitter.

Sergio “Checo” Pérez es el líder del Gran Premio de Ciudad de México. Es la última vuelta y detrás, a menos de un segundo, el siete veces campeón del mundo lo persigue furioso por la posibilidad de perder el título de pilotos ante la nueva joya del automovilismo Max Verstappen. Convencido de que es su última chance, Hamilton mete el morro de su Mercedes a milímetros de la caja de cambios del mexicano mientras cruzan el Foro Sol.

Pérez está al borde, la adrenalina corre, su mirada está fija. Sabe que es suyo y con impecable agresividad le cierra la puerta al británico de manera magistral. Segundos después, el grito de los 100 mil aficionados que abarrotaron el Autódromo Hermanos Rodríguez parece impulsar con decisión su pie derecho para que el acelerador llegue hasta el fondo. Al cruzar la meta, la frase toma al planeta por sorpresa: Sergio “Checo” Pérez gana el Gran Premio de Ciudad de México.

Con ello cumple su sueño y el de miles de aficionados que idílicos se entregan al jalisciense y corean su nombre mientras regresa a los pits para recibir el trofeo número uno y bañarse con la champagne. Es un momento que nadie olvidará.

Si bien este es un escenario ficticio, hace un año era difícil de imaginar, siquiera de concebir. En noviembre de 2020 hablar de “Checo” era traer a la mesa cuentas de realidad acerca del oscuro futuro que se posaba sobre él. Las circunstancias de aquel tiempo eran completamente negativas, oscuras, terminales.

De un momento a otro, el mejor piloto mexicano de todos los tiempos estaba ante lo que parecían sus últimas 4 carreras en Fórmula 1. Según el propio Pérez, la sombra del retiro parcial del automovilismo era el plan más concreto para 2021, un panorama que él, su familia y promotores veían como el más probable.

Y no era para menos. En 2020, Pérez coqueteó con la posibilidad muy real de terminar en definitiva su carrera en la máxima categoría luego del anuncio sobre el final de su contrato con Racing Point (Aston Martin), escudería con la que había pasado siete años y a la que siempre se refirió como “mi familia”.

En aquel momento, esa familia había decidido entregarle su asiento, ya negociado y firmado formalmente con el mexicano, al cuatro veces campeón del mundo Sebastian Vettel.

Además de que se quedaba sin equipo, las opciones de Pérez para encontrar un lugar eran limitadas ya que la mayoría de los asientos competitivos habían sido tomados desde hacía tiempo.

En noviembre de 2020, Pérez parecía tener que resignarse a dos posibilidades: tomar el volante de un Haas, la peor escudería de las últimas temporadas, o despedirse de la Fórmula 1. Si esto se concretaba, Pérez se marcharía por la puerta de atrás llevándose un solo récord consigo: ser el piloto con más grandes premios disputados sin obtener una victoria en la historia de la categoría.

En noviembre de 2020 pintaba a que su década en el pináculo del automovilismo estaba llegando a su fin. Aun con todo esto, el deportista jalisciense no se rindió, nunca bajó los brazos. En el peor momento, en el más bajo, Pérez dio muestra de su categoría, profesionalismo y talento.

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“Checo” en el GP de Baréin de 2014 donde consigue su primer podio desde la temporada de 2012, con un tercer lugar en la carrera. Foto: Wikimedia Commons

A solo unas semanas de terminar la temporada, de repente, llegaron los dos tanques de oxigeno que necesitaba: un segundo lugar en Estambul y su ansiada primera victoria en F1 al coronarse en un cardiaco Gran Premio de Sakhir.

Y luego llegó Red Bull.

“Checo” nunca se quebró. De alguna manera su mentalidad, hambre de triunfo y talento innato le otorgaron paciencia, sabía que si quería trascender debía mantener el destino en sus manos. Este elemento es clave: para el piloto, aprovechar las oportunidades, incluso, en los momentos más duros, es una rutina que vale la pena mantener.

Pérez fue contundente: “es todo o nada”. Así, se descartaba para llegar a una escudería mediocre y dejaba entrever que ambicionaba más: quería el asiento del segundo Red Bull, uno de los dos equipos contendientes serios a obtener el título del mundo.

No sería fácil. Para la prensa especializada, para los aficionados, para su gente cercana, el asiento del coequipero de Max Verstappen en Red Bull parecía algo imposible para el mexicano. No por falta de talento sino que la marca austriaca de bebidas energéticas abreva de su programa junior de pilotos para reponer conductores en sus dos escuderías de F1.

Sin embargo, sucedió. Solo unos días después del final de la temporada 2020, la mejor para “Checo” hasta ese momento, Red Bull Racing anunció que el tapatío sería su piloto en 2021.

Desde entonces los retos, las ambiciones y las posibilidades son de otro nivel. Pérez dejó de ser el mejor del resto, para convertirse en protagonista del campeonato. Dejó atrás la incertidumbre del retiro a pelear por pole positions y victorias.

La presión de su equipo pasó de la sobrevivencia y la pepena de puntos que otras escuderías dejaban atrás a su obligación de ayudar a Verstappen a convertirse en el campeón más joven en la historia de la Fórmula 1 y que Red Bull obtenga su quinto título de constructores.

Ahora es noviembre de 2021 y Sergio Pérez es el deportista mexicano más reconocido en el mundo. Una figura deportiva con fanáticos en todo el globo que llega a su carrera de casa con objetivos claros, opciones reales para pelear por un podio y, si las circunstancias se juntan una vez más, con posibilidades de ganar la carrera y con ello cimbrar hasta la raíz al Autódromo Hermanos Rodríguez y al país entero.

Hoy, en noviembre de 2021, Sergio Pérez es muchas cosas para mucha gente. Para algunos su madurez, experiencia, tenacidad y resultados en una década de F1 le dan el título de mejor piloto mexicano de todos los tiempos y esperan con ansias que este domingo el mexicano se consagre.

Para otros es el suertudo que se encontró a un mecenas que lo impulsa sin reparo debido a su afición por el automovilismo, un piloto mediano que se encontró repentinamente con un equipo protagonista que, sin tener más opción, se hizo de los servicios de “Checo” a manera de transición a la espera que otro piloto joven salga del programa junior.

Lo cierto es que Checo Pérez no pasa desapercibido. Su tenacidad, astucia, velocidad e historia inspiran a millones de personas. La historia de Sergio Pérez en el último año es tal vez la ventana que nos permite ver por qué es tan admirado.

Comparar al “Checo” de 2020, ese que estaba a punto del retiro, sin equipo y sin certidumbre, con el de 2021, que se encuentra a las puertas de un campeonato del mundo y de obtener un resultado brillante en su carrera de casa, debería ser suficiente para entender que a Pérez la gente lo quiere porque es la historia del fénix que resurge de sus cenizas para regresar portentoso.

Hay razones de peso para pensar que Sergio Pérez no ganará la carrera. Su compañero de equipo está en una batalla encarnizada con Lewis Hamilton por el campeonato mundial de pilotos en donde cada punto, cada curva, cada frenada, valdrán oro.

Red Bull, su equipo, está cerca de arrebatarle el trofeo de constructores a Mercedes, que ha dominado la máxima categoría del automovilismo por los últimos ocho años.

Sergio Pérez sabe su papel. Sabe que debe estar detrás de Max Verstappen, cuidarle la espalda, jugar el papel de comodín estratégico para reducir las posibilidades de Mercedes durante la carrera del domingo. “Checo” sabe que en esta y las restantes cuatro carreras debe destruir a Valtteri Bottas y arrebatarle el tercer lugar en el campeonato.

Sabe que debe estar en el podio y, en caso de emergencia absoluta, pelear por ganar la carrera. Ese es su papel y está preparado para afrontarlo y maximizar resultados.

La afición también sabe su rol en esta historia. Apoyar, gritar, impulsar, elevar a “Checo” hasta la cima de los héroes deportivos del país. Que en cada curva y frenada transmitan confianza a su piloto. Rugir mientras el Red Bull número 11 recorre la recta principal, el conjunto Moisés Solana y el Foro Sol.

Así pues, este domingo tendrá todos los ingredientes para que el Gran Premio de Ciudad de México se convierta en una auténtica fiesta, en uno de los más recordados y en el que consolide a “Checo” como uno de los favoritos de la afición mexicana.

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