Las decisiones de tus antepasados

El racismo en México es una verdad que no tiene forma de ser ocultada. En todos los aspectos de la vida del mexicano esta chingadera se hace presente: fiesta, comida, amistades, escuela, medios de comunicación, música, entretenimiento, etcétera, y pareciera que entre más conocemos menos queremos entender. Se esmera la sociedad en llamarle clasismo: “en México no hay racismo, hay clasismo”, esgrimen las bocas más conservadoras, como una especie de escudo, como si el clasismo no fuera igual de malo que el racismo.

La renuencia de las clases más acomodadas a aceptar los privilegios que conlleva su apellido, su color de piel, el color de sus ojos, el lugar donde nacen hace más difícil solucionarlo. Para ofrecer una solución primero se tiene que diagnosticar la enfermedad. Racismo. Así, sin quitarle una letra. El racismo que te puso a ti por encima de nosotros, el racismo que te dio más a ti que a mí. El resultado de decisiones históricas que te puso a ti por encima de un chingo de nosotros. Es injusto que los que tenemos piel oscura tengamos que esforzarnos el doble para acceder a las mismas oportunidades laborales que los blancos. Que tengamos que esforzarnos el triple si queremos tener chance en la industria del entretenimiento, ya basta. Como si nuestros pinches rasgos fueran un signo de vergüenza.

Este viernes es el primer festival de Poder Prieto en la Ciudad de México, donde un grupo variopinto de personalidades de piel morena estarán discutiendo diferentes temas relacionados a la justa representación en los medios de comunicación, en un intento por visibilizar un problema que lleva más de 50 años (con la fundación de Televisa), que a su vez lleva 200 años (la Independencia), que a su vez lleva 500 años.

El encontronazo entre dos realidades, la blanca y la indígena, fue un evento catastrófico que sentó las bases de la identidad de todo un continente, y el motor de ese conflicto fue la raza. El color de piel, que iba ligado a la creencia europea. Es mi creencia que el pensamiento católico es un pensamiento impuesto por el conquistador y por lo tanto un rezago colonial, pero ese es tema para otro momento.

La creencia de la blancura como la definición máxima de la belleza, el sistema de castas a la fecha imperante, la denigración de lo indígena, la estratificación social como sistema de categorización y calificación, el capitalismo que beneficia a las clases más pudientes, todo ello deriva de un genocidio iniciado hace medio milenio por el solo hecho de que la realidad, para quienes poseían la ayuda de la viruela, era una y no podía existir otra. Cambiar el paradigma de todo un pueblo era una labor titánica y solo a través de la eliminación sistemática del enemigo el blanco logró la victoria.

No quiero insinuar que el festival de Poder Prieto va a venir a cambiar esto, ni el colectivo, pero la existencia de estos grupos es necesaria cuando la narrativa cultural te etiqueta como el enemigo a oprimir o a eliminar.
No insinúo que esto vaya a cambiar, no creo que ocurra en algún momento, soy pesimista al respecto, pero aprovecho el espacio para decirle: si las decisiones de sus antepasados le nublan la vista ante la realidad que otros vivimos por esas mismas decisiones, váyase alv.