Hollywood, el entretenimiento y 2022
Gran Angular

Periodista interesado en medios, contenidos, periodismo y cultura. Colaborador, reportero y editor con experiencia en medios impresos, electrónicos y digitales. Maestro en Periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE. Beca Gabo en Periodismo Cultural y Cine 2014 y 2020. También habla mucho de cine. 

Hollywood, el entretenimiento y 2022
Foto: Thea THC/Unsplash

Tras el anuncio de los nominados a los Screen Actor Guild (SAG) Awards, los premios otorgados por el sindicato de actores de Estados Unidos, podemos dar oficialmente por iniciada la temporada de premios 2022 al cine en Hollywood. Los SAG siempre han sido un buen termómetro hacia la entrega del Oscar, tomando en cuenta que un considerable número de los miembros votantes de la Academia de Hollywood son actores. Este es el branch más numeroso de los 17 que conforman la Academia de Hollywood.

Sé que muchos pensarán que eran los Globos de Oro los premios que mejor funcionaban para proyectar o pronosticar a los posibles ganadores de la temporada de premios. Siempre me resultó curioso que pocos atendieran el hecho de que se trataba de un grupo de menos de 100 personas, ninguno de ellos miembros votantes de la academia, quienes fueran considerados una referencia tan importante. Su relevancia había sido construida a través de influencias económicas, mediáticas y de otro tipo. Nunca por prestigio, respetabilidad o profesionalismo. No en las últimas décadas.

Debo reconocer que yo soy de los que se alegra de que haya consecuencias a los actos y dinámicas poco éticas por parte de los Globos de Oro y sus miembros (un chiste recurrente de la industria señala que las nominaciones al Globo de Oro se compraban, no se ganaban o se merecían). Particularmente durante los últimos 20 o 30 años. El boicot que los llevó a perder su transmisión en NBC, así como el boicot recibido por agencias de representación de artistas y de estudios y plataformas de streaming, me parece apenas lo congruente y necesario si se busca realmente crear una industria más sana, seria y responsable.

No importa qué tantos cambios hayan hecho en los últimos 18 meses (particularmente atendiendo sus problemas de representatividad e inclusión, poco sobre su tendencia a ser más porristas y extensiones de relaciones públicas y marketing que a cumplir con un rol periodístico). Pero si se observan y analizan a detalle las dinámicas de acceso a privilegios y de relaciones públicas que supeditaron al ejercicio periodístico por parte de la llamada Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood, su actual y futura irrelevancia me parece una buena noticia.

Pero no es solo esta polémica organización y sus premios que se enfrentan a una crisis de relevancia y popularidad. Los propios premios de la Academia de Hollywood, el Oscar, se encuentran en problemas. Por primera vez en su historia su transmisión no se encontró entre los 10 programas en vivo más visto en la televisión. Históricamente nunca había estado fuera de dicho top 10, sin embargo, en 2021 ni siquiera pudieron aparecer en la lista de los 100 programas más vistos. Y nada indica que la futura entrega vaya a convocar a una audiencia mayor que la del año pasado.

Todo señala que será de The Power Of The Dog la película que podría llevarse los galardones más importantes en la noche del Oscar. Se trata de una producción de Netflix que tuvo, en el mejor de los casos, un limitado recorrido por salas de cine. Mientras esto sucede, directivos y ejecutivos de los grandes estudios confirman que el futuro para la exhibición cinematográfica en salas de cine estará casi exclusivamente reservado para los grandes blockbusters. Cualquier cinéfilo interesado en ver otro tipo de cine difícilmente encontrará la opción o alternativa de ver esos filmes en una sala de cine. Esto no pueden ser buenas noticias para nadie.

La transformación de nuestros hábitos y dinámicas de consumo ha sido exponencial en el último par de años. Y esto no solo se observa en las dinámicas de estrenos directos en plataformas digitales de películas que en algún otro momento hubieran tenido una corrida comercial en salas de cine. O de la posibilidad de ver el mismo fin de semana un estreno en una sala de cine o en nuestro hogar. También habría que señalar los resultados de recientes estudios que indican que en Estados Unidos cerca del 39% del tiempo que los espectadores invierten viendo contenido lo hacen viendo material generado por otros usuarios, no en películas, series u otro tipo de programas o producciones creados por estudios, canales de televisión, profesionales del entretenimiento, etc.

Cuatro de cada 10 minutos que se dedican a ver contenido se invierte en espacios como YouTube, TikTok y similares, en lugar de canales de televisión, plataformas de streaming o cines. Este no es un detalle menor y tampoco es una tendencia que podamos imaginar se va a revertir en los próximos años, todo lo contrario.

Considerando estas variables se dibuja un futuro incierto sobre cómo funcionarán las dinámicas de entretenimiento y la forma en la que Hollywood reaccionará en el futuro a estas situaciones. Una vez más solo queda decir que todo está por redefinirse y que en este momento todavía estamos parados en una situación de constante prueba y error y que los próximos años serán definitivos en el establecimiento de las dinámicas de consumo de entretenimiento.

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