Izquierda en Honduras: traiciones y dos congresos
Medios Políticos

Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo

Izquierda en Honduras: traiciones y dos congresos
Xiomara Castro saluda a sus seguidores, a su llegada al Estadio Nacional en Tegucigalpa. Foto: Luis Acosta / AFP

Xiomara Castro de Zelaya, la opción de izquierda en Honduras, rindió finalmente protesta como primera presidenta en ese país el jueves 27 de enero. Aunque su triunfo fue contundente en las urnas con 1.7 millones de votos (51.12% del total), a días de iniciar su gestión enfrentaba ya una crisis política inesperada que hoy tiene a las reformas legales de su plan de gobierno en vilo, porque hay dos grupos de legisladores que se asumen como legítimos dirigentes del parlamento, luego de una ruptura entre 18 diputados integrantes del partido de Castro, Libertad y Refundación (Libre), quienes no quisieron respetar un acuerdo previo para ceder la dirección del Congreso Nacional al partido Salvador de Honduras (PSH), minoritario en escaños pero aliado clave para el triunfo presidencial.

La alianza entre Libre de Castro (más a la izquierda) y el PSH de Salvador Nasralla (más al centro) era que Salvador Nasralla dejaba su propia candidatura a la presidencia para apoyar la de Castro y a cambio, entre otros espacios, Libre le daría la dirigencia del Congreso a Luis Redondo, del PSH. La alianza electoral se concretó en octubre previo a la elección que fue en noviembre; tuvo buen resultado, el apoyo se dio y el acuerdo de ceder la dirigencia legislativa, aunque era conocido por todo mundo, se empezó a tambalear poco antes de que Castro asumiera el cargo.

Un grupo de diputados de su partido, quienes consideraban que la posición debía ser para uno de los suyos en Libre y no para un partido con menos fuerza como el de Nasralla, se rebeló (al menos es la versión oficial).

El pacto de ceder al PSH era político, no obligación legal; era compromiso moral, honrar la palabra para continuar con la suma de sectores más amplios y promover reformas pronto, pero la ambición complicó todo porque la derecha derrotada en las urnas se sumó a los disidentes y juntos impulsaron a Jorge Cálix, de Libre, para dirigir el parlamento en lugar de Redondo, a quien apoya y reconoce Castro.

Cuando era inminente la ruptura, Castro tuiteó: “Se consumó la traición” (en alusión a Cálix y disidentes de Libre). Pocos días después, ante el riesgo de que la derecha tomara parte en la dirigencia en el Congreso con un líder formalmente de izquierda, el 25 de enero el grupo leal a Castro trató de cumplir: apoyó designar al diputado Redondo, quien tomó protesta y se instaló en el parlamento donde se habían dado golpes e insultos, pero al mismo tiempo, el grupo disidente con apoyo del derechista Partido Nacional celebró su propia sesión simultánea de manera virtual para respaldar y darle posesión a Cálix, quien defiende su cargo argumentando que fueron 80 diputados quienes le votaron (incluyendo a los de derecha).

Así, dos presidentes del parlamento, algunos juristas consideran que Cálix es legalmente el dirigente, aunque hay posturas divididas y Castro solo reconoce a Redondo. Sin certeza de cuál es el oficial, la crisis institucional de la izquierda hondureña crece, porque es una oferta de gobierno y legislativa que fue apoyada en las urnas pero que de prevalecer la indefinición en este conflicto sobre quién es el presidente del congreso, el curso de los cambios legislativos, justo cuando arranca su gestión, queda también indefinido, porque lo que se vote en la parte de congreso dirigida por Redondo será desconocido por lo que vote la dirigida por Cálix y los litigios de intereses afectados, por ejemplo en ley anticorrupción, tendrán gasolina para impugnaciones. Es tiempo del poder judicial, que cierre rápido el diferendo con una postura definitiva.

Cuando Castro calificó de traición la maniobra, algunos disidentes recularon, pero Cálix y un buen número más no, siguieron y encontraron respaldo en los votos de la derecha que habían combatido durante la elección, la ambición de poder generó ese nuevo e insólito pacto.

La gravedad de la confrontación se expresa en que el líder del Congreso es quien pone la banda presidencial y Castro, al desconocer a Cálix como dirigente, asumió el poder con representación del poder judicial y con Redondo poniéndole la banda como el líder que ella reconoce. Además, hoy existen sesiones paralelas que convoca un grupo y otro en nombre del Congreso, sin dar certeza de cuál es el trabajo parlamentario es oficial.

La presidenta, en un intento por despresurizar y evitar que siga escalando este conflicto, le ofreció al disidente Cálix dar un paso al costado en la disputa por dirigir el Congreso y sumarse al gabinete presidencial, dejar que se cumpla el acuerdo de que Redondo sea el líder del Congreso y dar vuelta a la página, pero no parece que Cálix quiera ceder.

El 28 de noviembre, Castro ganó la elección; el 25 de enero fue el pleito en el congreso y el 27 de ese mismo mes la atípica toma de posesión con un líder parlamentario que coexiste con otro al mismo tiempo. La decisión popular fue mayoritaria en favor de Castro y de su partido, pero este pleito abre la puerta para que las leyes que su movimiento impulsa se frenen o tengan riesgo de litigio porque no puede haber dos parlamentos simultáneos.

Una cosa es el derecho de legisladores a votar por dirigentes con independencia de poderes y otra las maniobras y pactos entre una clase política que pide el voto para llegar por la izquierda pero pacta con la derecha no temas de interés común en favor de la población (donde es natural la construcción de acuerdo), sino posiciones de poder lisas y llanas, reparto de posiciones que pueden dejar inmóviles a esos mismos poderes un tiempo invaluable, poderes que se conformaron con votos y a esos votos debieran responder.

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