Extranjeros sin cubrebocas
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Extranjeros sin cubrebocas

Quítate el cubrebocas. No soporto ver a la gente con cubrebocas”, me dijo Hans mientras caminábamos por las callejuelas de Playa del Carmen. Me tomó por sorpresa, pero accedí a su petición porque preferí evitar una discusión ideológica en plenas vacaciones. “En el Oxxo me pidieron usarlo para poder entrar”, le dije a manera de justificación.

¿Pero por qué tendría que justificarme por hacer lo correcto y seguir los lineamientos para prevenir el covid? Debo confesar que, en ese momento, sentí la presión social que mueve a muchas personas a no querer sentirse como el aguafiestas que le recuerda a todos que seguimos en una emergencia sanitaria.

Amigos en común me habían presentado a “Hans” (nombre que usaré para proteger su identidad), un modelo alemán que ahora se dedica profesionalmente al wellness y que ofrece servicios de sanación a través de diversas terapias alternativas. Con la pandemia, se había mudado a Tulum porque es un buen mercado para su área de experiencia. Pero las playas mexicanas no son el único lugar que atrae a este tipo de turismo, como se puede apreciar en el documental The last festival on earth de Vice Media.

Esa especie de tribu urbana que son los tuluminatis viven un momento de apogeo desde hace casi dos años, cuando miles de turistas internacionales empezaron a tomar las playas de la Riviera Maya como su refugio de la pandemia, aprovechando que las autoridades locales son muy laxas en cuanto a restricciones sanitarias. Como muchos ya lo saben, nuestro gobierno no exige vacunas ni pide pruebas PCR para ingresar al país.

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“Hace unos días, alguien intentó ligar conmigo en la calle usando un cubrebocas”, continuó Hans, quien ronda los 28 años de edad. “Sentí como si me estuvieran stalkeando. ¿Cómo esperan que alguien les haga caso?”. Yo había accedido a platicar con él porque mis amigos me habían dicho que estaba interesado en visitar la Ciudad de México para expandir su oferta de terapias sanadoras y que, con mi experiencia en periodismo de estilo de vida, tal vez podría conectarlo con clientes potenciales.

Dejemos por un momento la oferta de entretenimiento y hagamos esta pregunta: ¿dónde terminan los servicios de hospitalidad y estilo de vida y empieza el compromiso con la salud? Así como accedí a conversar con un extranjero sin cubrebocas, también me propuse no ser juicioso, pero sus argumentos me parecieron en extremo superficiales y no me vi recomendándolo con nadie bajo ninguna circunstancia.

Una cosa es no juzgar al turista por no acatar los lineamientos locales, y otra totalmente diferente es confiar en alguien que se dedica a temas de salud y bienestar, pero no parece importarle la vida de los demás. Las red flags se activaron desde que me pidió que me quitara el cubrebocas. Es increíble que uno como mexicano no se atreve –por respeto, escrúpulos, cobardía, malinchismo o vaya usted a saber por qué– a exigirle a los extranjeros que se pongan un cubrebocas, pero ellos sí tienen la audacia para pedir que nosotros nos lo quitemos.

Ahora, ¿qué dice la ley mexicana con respecto a los servicios de hospitalidad, turismo, salud y bienestar? Las restricciones son mínimas. De acuerdo con la guía del viajero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, México sigue sin adoptar restricciones para el ingreso aéreo de visitantes. Según el Lineamiento nacional para la reapertura del sector turístico, los visitantes serán evaluados en hoteles y otros servicios de hospedaje, se les otorgará gel antibacterial y se les pedirá que usen cubrebocas (que será proporcionado por el establecimiento) en todo momento.

Estas medidas, que son las más básicas, también aplican para parques temáticos, balnearios y parques acuáticos (incluidos los servicios de salvavidas), campos de golf, spas, vuelo en globo aerostático y campamentos, solo que en estos casos no se indica que los operadores o los establecimientos deban proporcionar los cubrebocas.

Con base en lo establecido por la Secretaría de Turismo, el acceso de personas a las playas se implementa a partir de los niveles de riesgo señalados por el semáforo epidemiológico, pues son consideradas espacios públicos. Según sea el caso, deben suspenderse reuniones y cualquier actividad que aglomere a la gente, pero esto no siempre se acató en lugares como Tulum y otras playas de México, donde la fiesta no ha parado.

Los lineamientos expedidos en 2021 por el gobierno de la Ciudad de México para spas, masajes y otros servicios de belleza dicen que se privilegiará a los espacios abiertos y con ventilación natural. Los instrumentos, superficies de alto contacto, mesas de trabajo y tocadores deberán lavarse y desinfectarse entre cliente y cliente. Solo se permitirá la entrada al establecimiento si el cliente porta cubrebocas y se recomienda el uso de careta. El equipo de protección personal (EPP) deberá portarse todo el tiempo que sea posible y mientras no impida que se le preste el servicio que solicitó.

En el siempre polémico tema de los gimnasios y centros deportivos (pues ya sabemos que muchos establecimientos no respetan las restricciones), el gobierno de la CDMX decretó, entre otras cosas, que se deben tomar medidas para que las personas trabajadoras y público usuario conserven la sana distancia de al menos 1.5 metros en todo momento; únicamente podrán realizarse actividades individuales y no se permiten las actividades cardiovasculares –o aeróbicos– al interior; y solo se permitirá la entrada al establecimiento si la persona usuaria porta el cubrebocas, que deberá usar todo el tiempo que sea posible mientras no impida la realización de la actividad física.

Apenas en enero de 2022 se reactivó el programa Salud en tu vida, salud para el bienestar, que incluye el recorrido dominical Muévete en Bici y donde se desarrollan actividades físicas como clases de yoga, taichí y dinámicas fitness como baile aeróbico y box aeróbico. Durante la inauguración del Punto de Innovación, Libertad, Artes y Saberes (Pilares) Topiltzin, Claudia Sheinbaum se dirigió a las familias para decir que “todos deberíamos caminar todos los días, todos deberíamos bailar o hacer yoga”.

Así como están las cosas, el buen Hans no está haciendo nada indebido, ni amonestado por la ley, y sus expectativas para expandir su negocio a la Ciudad de México y atender a clientes con un servicio persona a persona tampoco son descabelladas. Si a esto le agregamos que, según la información más reciente, una buena cantidad de países europeos (Dinamarca, Italia, Francia, España, Reino Unido, Países Bajos, Polonia o Bélgica) han dejado de imponer el uso de cubrebocas en espacios abiertos y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que Europa está en buena posición para controlar el covid, debido a la alta tasa de vacunación de su población… ¿qué estamos haciendo mal en México?

Cierto, el tema de los extranjeros que no usan cubrebocas puede crispar a cualquiera y tiene mucho más que ver con diferencias culturales que con el avance de la vacunación en el mundo o con teorías de conspiración. Recordemos que, originalmente, muchos de ellos se instalaron en México aprovechando el trabajo remoto, las rentas accesibles en colonias como Roma y Condesa, y porque venían huyendo de las restricciones impuestas en sus propios países, mismas que apenas se empiezan a relajar. “Donde fueres, haz lo que vieres”. Es un asunto muy básico de respeto al prójimo.

BREVES 

El año empezó bien con películas como The Fallout, un drama juvenil que ya se puede ver en la plataforma de HBO Max. Ahí mismo, Kimi, la nueva producción de Steven Soderbergh, disponible desde el 10 de febrero.

Netflix sigue reclutando directores de prestigio y ahora se trata del francés Jean-Pierre Jeunet, que está a punto de lanzar Bigbug el 11 de febrero, su primera película en siete años.

No se queden fuera de la conversación y vean la serie Pam & Tommy, una divertida recreación de los escándalos de Tommy Lee y Pamela Anderson, que estrena capítulos cada miércoles por Star Plus.

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