El rostro del autoritarismo
En contraste

Es senadora de la República, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y vicecoordinadora del Grupo Parlamentario de Acción Nacional; es la primera mujer que ocupa ese cargo.

X: @kenialopezr

El rostro del autoritarismo
Foto: Alexa Herrera / La-Lista

El viernes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador develó su peor rostro, el de un aspirante a dictador que utiliza a las instituciones y viola la ley con tal de realizar sus vendetas personales.

El enojo presidencial se debe a que se hizo público que su hijo mayor está siendo favorecido por una empresa contratista del gobierno. Por más de 20 años, López Obrador nos ha recetado arengas basadas en la austeridad, en el combate a la corrupción, en la eliminación de los privilegios y hoy, su propia familia le ha tumbado palabra a palabra este discurso.

Y conforme pasan los días, van tropiezo tras tropiezo. El fin de semana, el hijo mayor del presidente sacó un comunicado en el que afirma que trabaja como asesor legal en una empresa con más de 40 años de experiencia en desarrollos inmobiliarios de lujo, sin embargo, su registro ante las autoridades texanas data de 2018. Y la adquisición de su dominio en internet es de 2019.

Tardaron 17 días en construir esta nueva mentira y todo para encubrir las corruptelas de la familia presidencial. Sin duda, necesitamos más investigaciones periodísticas como las realizadas en estas últimas semanas, ya que al parecer la familia del presidente se ha servido con la cuchara grande desde las instituciones.

Primero con los contratos de su prima Felipa Obrador en Pemex. Ahora su hijo viviendo en Houston en una casa de uno de los altos funcionarios de la empresa Baker Hughes. Se vea por donde se vea, la corrupción impera al interior de la familia presidencial. 

Pero, ¿qué ha hecho el presidente? En lugar de investigar y castigar esta red de corrupción al interior de su gabinete y en su familia, agrede a quien lo visibilizó, es decir, violenta al mensajero en lugar de atender el mensaje.

Con 54 periodistas asesinados en su administración, el presidente López Obrador sigue fomentando las agresiones en contra de este sector que dedica su vida a la libertad de expresión y de prensa. Ese es el problema de este gobierno que criminaliza el actuar de los periodistas, de los opositores al régimen y se les expone desde la tribuna presidencial.

México es el país sin guerra más peligroso para ejercer el periodismo y hoy, desde el poder público, se pone en la primera línea de ataque a los periodistas. Los excesos del poder deben frenarse, los ciudadanos, los periodistas, los medios de comunicación han manifestado su hartazgo.

Hoy son Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui y Ciro Gómez Leyva, mañana puede ser cualquier ciudadano que confronte al régimen. Basta de tanta ilegalidad por parte del presidente de la República. Basta de esta persecución a los periodistas por hacer visible lo que pasa en el gobierno. Basta de que la corrupción de la familia del presidente se tape con amenazas hacia los periodistas.

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