Hollywood está obsesionado con las mentiras
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Hollywood está obsesionado con las mentiras
Serie 'Inventing Anna'. Foto: Aaron Epstein/Netflix © 2021
Posverdad: Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

En 1950, el director de cine Alfred Hitchcock, conocido como el “amo del suspenso”, sorprendería al público –como tantas otras veces– al introducir un falso flashback dentro de la película Stage Fright, como un recurso para enganchar a la audiencia. Todo lo que el espectador había creído al ver esa historia era mentira. La crítica lo hizo pedazos.

Desde entonces, “engañar” al público se ha vuelto una herramienta muy recurrente en películas y programas de televisión, desde Gone Girl hasta El juego del calamar. Hollywood nos ha acostumbrado a giros y finales inesperados: era un sueño, todo se lo imaginó, estaba loco, los buenos en realidad eran villanos o nos estaban contando la historia desde la perspectiva de un narrador mentiroso.

De por sí hay quien piensa que el cine –y específicamente Hollywood– solo se dedica a contar mentiras: que los actores son mentirosos profesionales y que se trata de una gran maquinaria propagandística para imponer la hegemonía de un país, promover sus valores de manera que influyan en otras culturas, distorsionar la historia y manipular los hechos a conveniencia. Sin embargo, quien crea tener la verdad absoluta debe recordar que ya nada es lo mismo desde la era de la posverdad.

Series que se presentan como un concepto novedoso y que se escudan en una licencia poética, como BridgertonAnne BoleynThe Great y Hollywood, han pretendido cambiar hechos históricos para promover la inclusión de mayor diversidad sexual y racial, pero provoca que nos preguntemos ¿se vale tratar de reescribir la historia?

Cuando vivimos tiempos de “otros datos”, Hollywood ha encontrado la manera de lavarse las manos y nos echa la culpa a nosotros, los ciudadanos de a pie. Es así como en 2022 está llegando una avalancha de producciones basadas en casos reales, como The Tinder Swindler, Inventing Anna o The Dropout (aunque El callejón de las almas perdidas, de Guillermo del Toro, también habla del mismo tema) que nos dicen que la mentira es responsabilidad de los individuos.

¿Acaso no es un sistema? ¿Dónde queda la responsabilidad de los políticos, de los medios de comunicación y de todos los que generan fake news? El panorama es desolador cuando nos damos cuenta que las mejores mentes de nuestra generación también se han entregado a la mentira y a la manipulación. 

La única serie que por momentos intenta tocar esta problemática es Inventing Anna, que cuenta el caso de Anna Delvey/Sorokin, la estafadora rusa que engañó a la élite de Nueva York haciéndose pasar por una socialité alemana y heredera de una gran fortuna. Conforme avanzan los capítulos de esta producción de Netflix, también aparecen personajes como Martin Shkreli, el “pharma bro” que fue a parar a la cárcel por elevar precios de medicamentos, o Billy McFarland, responsable del fraude que fue el Fyre Festival.

En una escena, el personaje inspirado en la periodista real Jessica Pressler dice que quiere hablar de “el timo que es el sueño americano en el siglo XXI, el robo de una presidencia y por qué la cultura de la estafa llegó para quedarse”. Lástima que Inventing Anna pase tanto tiempo construyéndose como una producción de Shonda Rhimes, que forzosamente tiene que incluir atractivo visual masculino y mujeres excéntricas para no decepcionar a los seguidores de Grey’s Anatomy y Bridgerton

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Esta fascinación por las falsas identidades tampoco es nueva. Tan solo en 2018, la película J.T. Leroy contó la historia real del personaje del mismo nombre, un alter ego creado por la escritora Laura Albert y su cuñada Savannah Knoop, con el que estafaron al mundo literario. Otros escritores cuya identidad ha sido puesta en entredicho son Carmen Mola en España, Caroline Calloway en Estados Unidos, o incluso Elena Ferrante en Italia, cuya identidad sigue siendo confusa. Su novela La hija oscura fue adaptada al cine recientemente y ahora es la exitosa película The Lost Daughter.

Ya sea a través de series como The Serpent, películas como Bad Education Passing, o documentales como The InventorThe Rachel DividePharma Bro y What Happened, Brittany Murphy?, hoy por hoy, Hollywood está obsesionado con las mentiras, con los fraudes y con los estafadores. Ya no aplica aquella vieja excusa de que “solamente es una película”, porque ya sabemos que las películas tampoco son tan inofensivas.

En la actualidad, aún estamos haciendo el recuento de los daños provocados por el paso de Donald Trump con sus “alternative facts” por la presidencia de Estados Unidos, algo que dejó una huella enorme en el mundo y que la cinematografía no ha terminado de procesar. Hollywood y los medios de comunicación tienen que reconocer el papel que juegan dentro de esta red de mentiras, pues la modalidad del cine como medio de propaganda política se ha vuelto más evidente en los últimos años, con el súbito control que el gobierno de China ha ejercido sobre los contenidos producidos por Hollywood.

Ninguna película estrena en aquel país si no es aprobada por el aparato de censura que decide lo que es o no es propaganda de occidente, porque ¿qué son las películas de superhéroes sino propaganda bélica? Por esto, grandes producciones estadounidenses han tenido que cortar escenas, eliminar personajes o de plano cambiar finales para adaptarse a lo que China considera verdad o mentira.

Ya que este país es una gran potencia económica, su apertura es decisiva para el éxito comercial de cualquier película hollywoodense. Y aunque China ya goza de tal influencia, también producen su propia propaganda bélica con películas como La batalla del lago Changjin, que en 2021 fue la segunda película más taquillera en el mundo, solo con lo recaudado en aquel país y únicamente por debajo de Spider-Man: No Way Home. Queda claro que Hollywood ya no es dueño de la verdad absoluta.

BREVES

Para continuar con el tema de las mentiras, en la plataforma de Star Plus está disponible el documental The Con, narrado por Whoopi Goldberg.

Madres paralelas, la película más reciente de Pedro Almodóvar, llega a Netflix el 18 de febrero y ya está exhibiéndose en la Cineteca Nacional. Nominada a dos premios Oscar, fue la gran perdedora de la reciente entrega de los premios Goya en su país de origen.

La interesantísima película argentina El prófugo fue la representante de aquel país en la competencia por la Mejor película internacional. Aunque no quedó nominada, vale mucho la pena por la siempre excelente Érica Rivas. En salas de cine desde el 17 de febrero.

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