Donovan Carrillo, el lado mágico del México descompuesto
Breve, pero a fondo

Periodista por convicción y formación. Con una trayectoria de 30 años, desarrolló su carrera en distintos medios, entre estos, Worldwide Television News, United Press International y Notimex. Fue corresponsal en Centroamérica, Colombia y EU. Ha realizado coberturas en México y el mundo. Colaboró por 20 años en El Universal. Coautor del libro Haití, Isla Pánico. Twitter: @jlruiz10 

Donovan Carrillo, el lado mágico del México descompuesto
Donovan Carrillo fue el primer mexicano en participar en una final de patinaje artístico. Foto: Wang Zhao / AFP.

En medio del caos, del encono, la inseguridad, la persecución y la violencia, todos signos claros de una descomposición social, surge como un faro de luz una gran figura: Donovan Carrillo, finalista olímpico en patinaje de Beijing 2022. Sin duda, figurón, porque en el México de hoy, las buenas noticias son algo extraño, una especie en extinción.

Donovan es la muestra de que todavía hay algo bueno en el país, digno de ser reconocido y exaltado. Su sonrisa debe perdurar, no apagarse jamás y su experiencia ser un ejemplo de lo que se puede alcanzar cuando las cosas se hacen con esfuerzo, trabajo y templanza.

Donovan se mueve sin filias ni fobias, con una sola bandera, la de México, y así lo ha repetido en distintos foros, en diversas entrevistas: “Todo es por mi país, todo va por México”. Sus palabras deben ser un aliciente para una nación entera, incluyendo, para aquellos que dicen gobernar para todos, sin distinciones ni arrogancias. Donovan es hoy por hoy el ejemplo que todos deberíamos emular y proteger.

Él, Donovan Carrillo, es la cara del ímpetu, de la unidad, del avance y el éxito –que por cierto no es muy bien visto en estos tiempos–, el otro lado de la moneda, el que muestra un México que si tiene ganas de salir adelante –si esto aún se puede lograr en el actual contexto–, en el que hay cosas buenas que se aferran por sobrevivir. No dejemos morir la proeza alcanzada por este joven de Zapopan, Jalisco, de 22 años, que ya piensa en triunfar en los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán en el 2026. ¡Esas son agallas!, ganas por seguir haciendo cosas buenas por el país alicaído de nuestros tiempos.

Como él, seguramente hay otros talentos en diversas esferas del quehacer humano y a todos hay que buscarlos y rescatarlos, para promover las cosas buenas que se niegan a morir en el México de espanto en el que millones tratan de sobrevivir.

Por desgracia, y esto sin dramatismos y sin exageraciones, lo que vive México es incomprensible. Estamos postrados en el lado oscuro de esta misma moneda en la que todo es pesimismo y malas noticias.

Qué nos está pasando, el país es un caos, confrontado y con claros signos de descomposición social. Las luces de alarma ya se encendieron y es impostergable tomar medidas para frenar esta vorágine rampante.

Por si faltara algo, la agresión a periodistas se ha convertido en una normalidad en este país no hay semana en la que no se conozca algún ataque contra un comunicador, solo por el hecho de hacer su trabajo y hacerlo bien.

Ser periodista en México se ha convertido en el oficio más peligroso del mundo. De hecho, es donde más violencia se ejerce sobre este gremio en países que no están en guerra.

Y lo más grave es que desde sectores del poder se alienta el encono, la confrontación y el odio contra los periodistas, y esto ya tiene repercusiones tangibles.

En los últimos cinco años, de acuerdo con Reporteros Sin Fronteras (RSF), fueron asesinados en México 47 periodistas, sin tomar en cuenta los cinco que cayeron abatidos bajo el fuego de las balas en distintos estados del país durante las primeras cinco semanas del recién nacido 2022. Esta situación no puede continuar así. Nadie tiene derecho, por muy alta que sea su investidura, a denostar al gremio o a sus representantes. Eso los coloca en un lugar de peligrosa vulnerabilidad, más de la que ya se encuentran.

Es tiempo que las Instancias internacionales volteen hacia México para tomar cartas en el asunto, y coadyuven en cualquier acción para acabar con esta tendencia criminal de atentar contra los periodistas.

Pero no solo eso, es importante, casi vital, que se revierta esta tendencia de violencia que se extiende por muchas regiones del país. Hay que evitar que este se convierta en un Estado fallido, por la actividad del crimen organizado, cuya presencia se oculta en prácticamente todas las esferas sociales del país, sin que haya nadie que ponga orden.

Se está llegando demasiado lejos y es una obligación del actual gobierno establecer las condiciones para serenar al país. Debe reactivar o crear, si no las tiene, las estrategias para detonar el desarrollo del país, impulsar la educación y la generación de empleos, facilitando las inversiones y estimulando el comercio y las exportaciones.

Tenemos todo para salir adelante, pero es necesario antes, acabar con la confrontación interna, anular enconos y odios, y apagar venganzas.

Todavía es tiempo, hay que seguir el ejemplo de Donovan, el lado mágico del México que hoy está descompuesto.

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