Si el pueblo quiere, me voy
Economía Aspiracionista

Manuel Molano es un economista con experiencia en el sector público y privado. Es asesor en AGON Economía Derecho Estrategia y consejero de México Unido contra la Delincuencia. Twitter: @mjmolano

Si el pueblo quiere, me voy
El gobierno de AMLO, en medio de las observaciones de la ASF. Foto: Especial

“Cuando cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Simón Bolívar

Hace unos días tuve el privilegio de compartir el podio virtual con Benito Nacif en una charla en La Hora NeA, un grupo de amigos que se reúne periódicamente a discutir temas de interés general. Hoy, los temas políticos en México entusiasman, pero también asustan, como hubiera dicho más o menos Alicia Villarreal.

La pregunta del momento era si debemos o no participar en la revocación de mandato el próximo 10 de abril. Yo creo que la pregunta se responde de manera distinta si eres seguidor del presidente Andrés Manuel López Obrador, a si te consideras un ciudadano opositor a su proyecto de gobierno. Nótese, opositor no quiere decir enemigo del presidente, mucho menos enemigo del Estado. Esa noción es propia de gobiernos totalitarios y creo que hay que desterrarla del discurso político.

Esto puede analizarse desde una óptica de teoría de juegos. Hay dos posibles estados para la consulta, una vez concluida: que sea legalmente vinculatoria, para lo cual se requiere una participación mínima del 40% de la lista nominal de electores, o que no lo sea. Hay dos posibles desenlaces independientes del nivel de participación: que el resultado sea pedirle al presidente que renuncie o no hacerlo.

Si eres opositor al gobierno, es posible que tu más ferviente deseo sea una consulta legalmente vinculante donde se le pida al presidente que se vaya. El problema con ese escenario es que tiene una probabilidad baja de ocurrencia. Si la popularidad del presidente es un signo, esta todavía se ubica en niveles suficientemente altos como para que el presidente gane.

Por ello, la estrategia dominante para los opositores del gobierno debe ser no acudir a la consulta. Así, cuando alguien diga: “López Obrador ratificó mandato”, siempre se le puede decir, “sí, pero solamente con x número de votos, en una consulta no vinculante”.

Si eres partidario del gobierno, tu mejor escenario es una ratificación de mandato con una representatividad alta. Es muy posible que gane la ratificación, lo único que falta es el sello legal del mandato ratificado. En la práctica, esto funcionará como un reset, una refrescada a la popularidad de López Obrador. Es una nueva elección que no solamente satisfará el ego del primer mandatario, sino que les dirá a sus seguidores que siguen siendo muchos y que sus políticas y acciones de gobierno son las correctas.

Entonces la estrategia dominante del opositor es convencer gente de que acuda, porque los números indican que podrían ganar. Solamente necesitan la participación mínima para que los opositores no ninguneen la consulta una vez concluida.

En conclusión: si eres morenista, no necesitas que un columnista neoliberal te diga qué tienes que hacer. Ya sabes qué hacer. Si eres opositor al presidente, ten cuidado. No caigas en la trampa. La consulta está diseñada para validar al gobierno actual.

Si se le revocara el mandato al presidente, este Congreso de mayoría morenista nombrará a alguien para sustituirlo. Eso abrirá la puerta a una dictadura constitucional, que podrá renovarse de la misma forma cada tres años, mediante la revocación de mandato. Si la constitución actual no lo contempla, la probabilidad de que la mayoría morenista logre una reforma constitucional de abolición de las elecciones.

Carlos Loret de Mola, ese periodista querido por unos vilipendiado por otros, lo puso en términos simples en su programa de Latinus No. 72, de reciente cuño: “Independencia, Reforma y Revolución, las tres grandes transformaciones de la República. La cuarta será… ¿dictadura?”

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