Mantenerlos visibles

En 2011, Everardo González estrenó el documental Cuates de Australia, en él muestra el cotidiano de familias de esta localidad ubicada a más de 200 kilómetros al norte de Torreón, Coahuila. La rutina de los habitantes giraba en una pregunta: ¿migrar o resistir? Además de condiciones de pobreza, se enfrentan a las climáticas que les juegan en contra. La sequía convierte esta zona en un lugar inhabitable. No hay agua para consumo humano, tampoco para el ganado. Este trabajo retrata los qué y los cómo las personas de esta región del país responden a esa disyuntiva. Spoiler alert: algunos se van y dejan atrás el trabajo de toda su vida.

El martes por la mañana, más imágenes de éxodo. Ya no en Coahuila, ahora es Zacatecas. Mi compañero de Imagen Noticias, Omar Hernández, acompañó al contingente de pobladores de Sarabia, una localidad ubicada 100 kilómetros de la capital del estado, en la comitiva resguardada por la Guardia Nacional. El operativo se anunció hace una semana, la intención era dar oportunidad a los habitantes de regresar a sus casas en condiciones de seguridad. Ironía, pues fue justo la falta de éstas las que los orillaron a salir de su tierra, de su hogar. Al revisar las imágenes, la desolación e impotencia: el patrimonio de decenas de familias terminó convertido en zona de desastre. Dos grupos criminales llegaron a la zona para pelear la plaza. Levantaron jóvenes de los que hoy su familia desconoce su paradero. Solo había dos opciones: quedarse y resistir o huir para salvar la vida, aunque esto último signifique perderlo todo. En el reportaje, las familias regresan a los alguna vez fue su hogar, lo que encontraron estaba ya destruido.

Al buscar más información, hallamos en YouTube un video de 2015, cuando la comunidad celebraba a su santo patrono, San Francisco de Asís. Era un día de fiesta. En él llama la atención una mujer que porta un rebozo color rojo, parada junto a una niña, ríe y aplaude a la banda que toca en la plaza. Siete años después, una mujer que porta un suéter color rojo, entra al lugar donde vivió, todo en el piso, la ropa sucia y revuelta. Su rostro lo dice todo. Y su rostro también, uno ya conocido. Era la misma que años antes tuvo una tarde de felicidad en la plaza, según ese video encontrado en internet. Solo pasaron siete años y la vida cambió, lo perdió todo.

El jueves por la mañana, pobladores de otra localidad de Jerez, llegaron a Palacio Nacional. También desplazados por el crimen, piden que el Estado interceda por ellos: quieren regresar a casa y vivir seguros. Fueron recibidos hasta el mediodía y salieron, como siempre, con promesas bajo el brazo. Ya regresaron a su estado para intentar salvar lo que pueden, cosechas, bienes.

Esto es Zacatecas, pero también es la realidad de Guerrero, Michoacán, Coahuila, Sonora, Durango, Tamaulipas… un retrato doloroso del país que no debe perderse en la agenda por polémicas autoinfligidas. Estos son los temas en los que tenemos que trabajar todos, iniciar, por lo pronto, por mantenerlos visibles.