Otra vez la esperanza
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Otra vez la esperanza
Foto: @miseleccionmx

Luego de transitar un camino rocoso, por momentos dramático, la Selección Mexicana se clasificó para el Mundial de Qatar 2022 como la segunda mejor de la Concacaf, empatada a 28 puntos con Canadá, primera. La prensa y aun los hinchas dudamos seriamente del funcionamiento del equipo, pero no hubo necesidad de jugar el temido repechaje. Sí, México, tan apegado a sus tradiciones, fue la última selección en clasificar de manera directa al Mundial, pero ya es parte de la mayor fiesta del futbol.

Tocará el grupo C, muy peligroso, como ya acostumbra la Selección tricolor, con Argentina, Arabia Saudita y Polonia. Argentina tiene una racha vigente de 31 partidos sin perder, la motivación tremenda de haber ganado la Copa América y, claro, a un tal Messi. Arabia se clasificó como primera de grupo en su Confederación y demuestra ser unida y funcional. Y Polonia tiene al mejor 9 del planeta: Robert Lewandowski. Nosotros tenemos bríos y poco más.

Hay un espejismo al que se aferra el hincha nacional: México ganó el 66.6% de sus puntos en el hexagonal de clasificación –el tercer mejor porcentaje después del de La Volpe en 2006 y el de Osorio en 2018– y enlazó cinco partidos sin recibir gol en rondas de clasificación. Aquello sería maravilloso si la Selección del Tata Martino tuviera alguna seña de identidad. Pero no la tiene. El equipo, como hace cuatro años, no encuentra un once titular, carece de líderes y se deja llevar por la corriente, como si no tuviera un plan, como si con llegar al Mundial bastara y luego se dejara todo a la improvisación.

Al Tri se le tunde con particular gozo hasta que da una campanada en fase de grupos. En 2010 le ganamos a Francia con goles de Chicharito y Cuauhtémoc. En 2014, Ochoa hizo el partido de su vida contra Brasil, que valió un empate. Y en 2018, el Chucky Lozano nos guió hacia la victoria contra Alemania, campeona vigente en ese momento. Pero en todos esos casos, la Selección nos encandiló para después irse a pique. Es cierto: aquellos partidos fueron contra equipos en etapas de flaqueza, y los posteriores cruces en octavos de final fueron un reto mayúsculo: Argentina, Holanda y Brasil. Nada más.

Pero la fe ciega y nuestras almas endurecidas a base de angustias nos dejan seguir soñando. Quizá, ahora sí, aprendamos de los errores y el Tata Martino entienda que los equipos que avanzan en el Mundial son aquellos con un grupo compacto de titulares, al que se le hacen pocos retoques. Quizá, ahora sí, un golpe de suerte nos depare un rival benévolo en octavos, que nos deje pasar a cuartos de final y nos permita soñar una semana más.

Qatar 2022 será el último Mundial con el formato de 32 selecciones y ocho grupos, que tan redondo y atractivo fue desde su instauración en Francia 98. Aún está por decidirse, pero México podría clasificarse directamente al Mundial de 2026 por ser anfitrión. Ese respiro, sin los angustiantes partidos de clasificación y en un tiempo en que la mal llamada generación dorada se habrá retirado, darían pie a pensar en un proyecto a largo plazo. Por desgracia, eso no existe en nuestro futbol.

Que la suerte nos sonría.

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