Yasmín, la candidata de AMLO y Zaldívar en la Corte

Quedan nueve meses para que Arturo Zaldívar concluya su periodo de cuatro años como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal. El último año siempre es el más desgastante de cada cuatrienio, que se distingue por las operaciones internas para definir a los aspirantes con posibilidades a la titularidad del Poder Judicial de la Federación.

Los tiempos políticos irremediablemente impactan a la Corte, aunque la decisión se toma entre 11 y en teoría los factores de poder son ajenos a los jueces, en la práctica la injerencia externa es determinante y solo desde la ingenuidad se podría establecer lo contrario.

Asociaciones de juzgadores, funcionarios y grupos dentro de la Corte e, incluso, gobernadores con sus estructuras, perfilan la cargada del sector afín a la Cuarta Transformación y le hacen campaña de promoción a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, que algunos consideran podría convertirse en la primera presidenta en la historia del tribunal constitucional.

Basta con hacer una revisión de la agenda de la togada, replicada en sus redes sociales para relacionar eventos, observar fotografías y vincular a los sectores que abiertamente le disponen eventos a modo para su lucimiento personal en abierta campaña de promoción, que –debo decir– no está prohibida, pero muestra el impulso para hacer creer que es la mejor opción para suceder a Zaldívar.

El fin de semana pasado, el llamado grupo Oaxaca, integrado por personajes originarios de esa entidad, organizó una serie de eventos durante la gira de la ministra Esquivel, digna de una campaña política, que mostró respaldos entre juzgadores que trabajan en el Décimo Tercer Circuito de aquella región.

Asistentes a los eventos del tour me confirman que fue notoria la intervención del gobernador Alejandro Murat y su esposa, Ivette Morán, para fortalecer el lucimiento de la visita, en la que se vio la participación de personajes como el consejero de la Judicatura Alejandro González Bernabé, el exmagistrado del Tribunal Electoral Constancio Carrasco Daza, juezas y magistradas e, incluso, el presidente municipal de la capital, quien entregó las llaves de la ciudad de Oaxaca a la ministra en compañía de Mariana Benitez Tiburcio, presidenta de la mesa directiva del Congreso local.

El sábado 2 de abril no se escatimaron atenciones durante una comida ofrecida a doña Yasmin en el Centro de Convenciones de Oaxaca con más de 300 invitados en la que se deleitó a los invitados con un espectáculo de Guelaguetza y la degustación de exclusivos mezcales.

Representaciones de los tres poderes asistieron a la conferencia magistral organizada por el gobernador Murat, en la que se acomodó el centenario de la Constitución de la entidad para dar lugar a la cargada a favor de Esquivel Mossa.

En las galerías fotográficas de algunos asistentes se observa cómo se desarrolló el matraqueo para la candidata favorita de Andrés Manuel López Obrador, que por cierto es esposa de uno de sus amigos más cercanos, el acaudalado empresario constructor José María Riobóo.

López Obrador quiere a una incondicional presidiendo la Corte a partir de enero de 2023 y la intención sacude también a un sector de la estructura administrativa del máximo tribunal para cerrar filas en torno a la ministra que ha mostrado ser una aliada leal de las causas del régimen, aunque el discurso oficial y las declaraciones políticamente correctas traten de difuminarlo.

Justo el martes, durante la sesión en que comenzaron a revisarse los asuntos relativos a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la mayoría del pleno invalidó la facultad discrecional del Ejecutivo Federal para disponer de los recursos ahorrados a través de medidas de austeridad. Las dos ministras que se opusieron a dar el golpe contra López Obrador fueron precisamente Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel.

Este jueves, la Corte resolverá los temas de la reforma eléctrica con el proyecto de Ortiz Ahlf, que propone avalar los cambios impulsados en ese sector por el presidente López Obrador y se prevé una votación dividida. Bastarían cuatro para obstruir la invalidez de la reforma de la Cuarta Transformación y es previsible que Esquivel Mossa sea la única que apoye plenamente la propuesta de su colega y correligionaria.

También en el Consejo de la Judicatura Federal y las asociaciones nacionales de juzgadores hay grupos que intensifican su operación. La cargada oficial es evidente, no hay semana que se desaproveche para organizar eventos a la ministra. Por ejemplo, el 24 de marzo el Tribunal Superior Agrario organizó una conferencia magistral para ella. Este jueves 7 de abril ofrecerá otra auspiciada por el máximo tribunal y moderada por Alejandra Spitalier, secretaria general de la Presidencia, la funcionaria más cercana a Zaldívar en el edificio de Pino Suárez 2.

Y entre tantos asuntos trascendentes que analiza la Corte en salas y pleno, la candidata de López Obrador siempre se da el tiempo para desplegar una intensa agenda de actividades, recibir el respaldo de organizaciones, gobiernos, tribunales, legisladores y cuanto aliado esté dispuesto a darle exposición.

Le puedo adelantar que no será pan comido el manejo de la sucesión a favor de Yasmín Esquivel, necesitará seis votos de sus pares y se podría dar por descontado que ya tiene tres en la bolsa, el de ella misma, Loretta Ortiz y el propio Zaldívar.

Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara Carrancá se han mostrado mucho más ecuánimes y objetivos en sus intervenciones, proyectos y votos. Por otro lado, alguien le ha hecho creer al ministro Alfredo Gutierrez Ortiz Mena que su cercanía con el bloque de la Cuarta Transformación le permitirá ampliar sus posibilidades para conseguir la presidencia en la Corte, sin embargo parece una mala apuesta y sus opciones se ven todavía lejanas.

¿Quién puede ser un aspirante real desde un sector crítico a la hegemonía oficialista? Habrá que voltear a ver al ministro Javier Laynez, que podría concentrar al menos cinco votos con el respaldo del sector de jueces de carrera, que ha sido severamente castigado en los últimos años, pero podría sumar simpatías para sacudir los vínculos injerencistas del Ejecutivo Federal en el Tribunal Constitucional.

La independencia y autonomía están en vilo rumbo a la sucesión en la que también se hacen negociaciones inconfesables que trascienden a su función jurisdiccional. El presidente López Obrador tiene razón, es momento de definiciones, se hace respetar la Constitución y los fallos de los ministros o se opta por satisfacer el populismo judicial que acabaría pulverizando la credibilidad que le queda a la institución.

EDICTOS

Hace unos días, Carlos Alpizar, secretario de la Presidencia en el Consejo de la Judicatura Federal, convocó a 16 jueces federales especializados en amparo penal a un peculiar desayuno. Antes de iniciar la encerrona les fueron retirados los teléfonos celulares a los asistentes, con el antecedente de que los comentarios de Alpizar en otras reuniones con juzgadores ya habían sido grabados e incluso filtrados.

Uno de los presentes me confió que el enviado de Zaldívar les dijo que no deben preocuparse por las quejas en su contra sobre acoso laboral, ya que se están realizando pláticas conciliatorias con el personal en sus juzgados.

El tono fue cercano con ese grupo de impartidores de justicia del primer circuito en la Ciudad de México, típica operación cicatriz para calmar los ánimos en la capital, mientras que el juez de distrito en materia civil, Alejandro Castro Peña, en Zapopan, Jalisco, fue suspendido provisionalmente por supuestos maltratos y gritarle a su secretario ¡póngase a trabajar, haga su maldito trabajo! en medio de un altercado que estuvo a punto de llegar a los golpes. La medida cautelar fue determinada en el expediente de la investigación J/168/2022.

Tal parece que hay diversos raseros para sancionar el acoso por allá en los rumbos de Insurgentes Sur ¿o será que la trascendencia mediática tuvo que ver? No sean mal pensados por favor.