La vida va muy de prisa, ¿no?
Entre la libertad y la locura

Comenzó hace siete años con un blog llamado My Vintage Armoire. Ha colaborado en Elle México, Quién, Instyle, Life&Style, Reforma y Finding Ferdinand. Licenciada en mercadotecnia y comunicación por el Tec de Monterrey, escribe sobre la felicidad y la tristeza, el amor y el desamor, la duda, los reproches, el amor propio, el existencialismo, la introspección y el crecimiento personal. Lanzó el podcast Libre&Loca, uno de los 50 más escuchados en México y Latinoamérica. Twitter: @rowoodworth

La vida va muy de prisa, ¿no?
Foto: Pixabay

Mi cumpleaños se celebra el último mes del año, y el otro día estaba pensando no solo en lo rápido que se está pasando este 2022 sino en lo mucho que todo ha cambiado. 

Quizás a algunos también les pase, pero ese día yo lo dedico a contemplar el estado de mi vida: qué he aprendido, qué me falta aprender, en dónde me equivoco, en dónde voy bien, con quién quiero pasarlo, quién está, quién se va y no regresa, porque cada año, incluso en los pocos meses que van, todo es diferente. 

No saben el trabajo que me costaba eso antes. No entendía la razón de dicha impermanencia, menos desde que decidí dedicarme de lleno a este rollo del crecimiento personal, a mejorar, a cambiar, a crecer. Creí que eso lo haría todo más estable y ha sido el caso, pero no como yo esperaba. 

Alguna vez mi padre me dijo que crecer duele y que el éxito, que más allá de profesional puede ser emocional, también suele ser una senda solitaria.

Es agridulce a veces, incómodo, nostálgico, ilógico, triste, pero así es. Así se acomoda todo para iniciar un nuevo capítulo en orden, sin peso muerto ni presencias vacías. 

Por eso hoy quiero aprovechar este espacio para recordarles algo que quizá todos sepan pero no tengan presente y puedan llevar consigo no solo el resto del año sino el resto de la vida:

Dejar ir a la gente que no está lista para amarte es lo más difícil que vas a tener que hacer en tu vida, pero también lo más importante. 

Por eso, deja de tener conversaciones difíciles con personas que no quieren escucharte. Deja de estar presente para personas que no tienen interés en tu presencia. 

Sé que tu instinto es hacer todo lo posible para ganarte el aprecio de los que te rodean, pero es un impulso que roba tu tiempo, energía, salud mental y física.

Cuando empiezas a luchar por una vida con alegría, interés y compromiso, no todo el mundo estará listo para seguirte a ese lugar. 

Eso no significa que tengas que cambiar lo que eres, sino que debes dejar ir a las personas que no están listas para acompañarte.

Si te excluyen, insultan, olvidan o ignoran personas a las que les regalas tu tiempo, no te haces un favor al seguir ofreciéndoles un espacio en tu vida. Nadie te va a dar un premio por hacer que personas mediocres se enamoren de ti o por mantener amistades que no te suman. La verdad es que no eres para todo el mundo y no todo el mundo es para ti.

Esto es lo que hace tan especial que encuentres amistades y amores correspondidos. 

Cuanto más tiempo pasas tratando de hacerte amar por alguien que no es capaz, más tiempo pierdes privándote de la posibilidad de esa conexión con alguien más.

Hay miles de millones de personas en este planeta y muchas de ellas se van a encontrar contigo, en tu nivel de interés y compromiso.

Cuanto más te involucras con personas que te utilizan como cojín, una opción o un terapeuta para su sanación emocional, más tiempo te alejas de la comunidad que deseas.

Tal vez si dejas de aparecer, no te busquen. Tal vez si dejas de intentarlo, la relación termine. Tal vez si dejas de enviar mensajes, tu teléfono permanecerá oscuro durante semanas. 

Eso no significa que hayas arruinado algo, significa que lo único que sostenía todo eso era la energía que dabas para mantenerlo. 

Eso no es amor, es apego. 

Es querer dar una oportunidad a quien no lo merece.

Lo más valioso que tienes en tu vida es tu tiempo y energía, porque ambos son limitados. Eso a lo que se lo inviertas definirá tu existencia.

Cuando te das cuenta de esto empiezas a entender por qué estás tan ansioso cuando pasas tiempo con personas, en actividades, lugares o situaciones que no te convienen y no deben estar cerca de ti.

Empezarás a darte cuenta que lo más importante que puedes hacer por ti mismo y por todos los que te rodean es proteger tu energía más ferozmente que cualquier otra cosa.

Haz de tu vida un refugio seguro, en el que solo se permita la entrada a quien te sume. Con quien no solo puedas estar sino ser y que sea recíproco.

Recuerda, no eres responsable de salvar a nadie. 

No eres responsable de hacerles conscientes de su potencial. No eres arnés ni muro protector. 

Tu única obligación es darte cuenta que eres el amo de tu destino y que aceptas el amor que crees merecer. Así que decide que mereces amistades reales, compromiso verdadero y un amor completo con personas saludables y prósperas. 

Luego espera y mira lo mucho que todo empieza a cambiar. 

En pocas palabras sigue creciendo, se tú mismo, defiende aquello por lo que has trabajado, pon límites y mantén tus estándares altos respecto a ti y a los que te rodean.

Porque la vida va muy de prisa, ¿no?

Síguenos en

Google News
Flipboard