Fusilamiento pacífico
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

Fusilamiento pacífico
Foto: Especial

“Pusieron ese paredón pacífico para que los mexicanos, con su lápiz, con su pluma, los fusilen, por traidores, como les sucedió a sus abuelos políticos Miramón y Mejía, que fueron fusilados por traición a la patria”. Esas fueron las palabras textuales de Ignacio Mier, diputado federal y coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, el domingo 24 de abril de 2022.

Esto, en una plaza pública de la Ciudad de México, mientras en varias ciudades del país y, en especial, en Monterrey, se le exigía al Estado mexicano frenar la violencia contra las mujeres. Al líder de los diputados del partido en el poder se le hizo buena idea calificar de “traidores” a los diputados que votaron en contra de la reforma eléctrica, y llamar al “fusilamiento pacífico” de ellos, en el país en el que son asesinadas 10 mujeres diarias en promedio, y desaparecen alrededor de siete mujeres cada día.

Llamó a “fusilar” a sus adversarios políticos que piensan diferente, en el país que lleva más de 118 mil homicidios impunes en lo que va del sexenio que encabeza su partido.

Se le hizo buena idea convocar a la violencia contra otros diputados en un país que lleva más de 80 masacres en lo que va de 2022. En lugar de atender las causas y las consecuencias de los 2 mil 657 homicidios que se reportaron solo en marzo pasado, en atender a las víctimas de los 48 secuestros de ese mes, en analizar las causas de los 5 mil 185 robos con violencia y los 67 asesinatos con violencia extrema contra mujeres en marzo de 2022, o de atender a las 79 víctimas de trata de personas y a las 941 víctimas de extorsión de ese mes, prefirió contribuir al ambiente de violencia, llamando a sus huestes a violentar a los diputados de oposición, porque no se dejaron presionar por su jefe.

¿Qué pasa si mañana uno de esos fieles que escuchó su discurso se cruza con una diputada de oposición y decide hacerle caso al líder de los diputados de Morena? ¿Qué pasa si esa licencia retórica absurda es tomada como literal por una persona que le cree al diputado Mier, y cree que existe una verdadera “traición a la Patria”? ¿Quién responde si esa persona le hace daño a la diputada, que solo hizo su trabajo? Nadie, esa es la respuesta, nadie respondería porque la retórica del partido en el poder lleva mucho tiempo fuera de control, y surge del propio presidente de la República, y nadie se hace responsable de frenarla ni de sus consecuencias. Es el propio presidente el que le llama “mercenarios” a reporteros críticos y “mafia” a empresarios que no se pliegan a sus deseos.

¿Cómo puede pedir paz en las calles un presidente y un partido que convocan a los suyos a violentar a quienes votan legítimamente contra una ley o piensan distinto a ellos? ¿Cómo piensan proteger a todas las autoridades que caigan en la misma categoría, en automático, por tomar decisiones adversas al presidente o criticarlo? ¿Cómo van a contener la reacción de simpatizantes opositores que, irresponsablemente, asuman la misma posición, pero en contra de servidores públicos emanados de Morena?

Es decir, no solo es una absurda irresponsabilidad, y exactamente lo contrario a lo que requiere el país, también es un balazo en el pie que provocará, con toda seguridad, una reacción parecida de grupos violentos e irresponsables, que también existen del otro lado del espectro político. A menos de que esto sea precisamente lo que buscan, por no poder dar resultados como gobierno. Es decir, quizá la “estrategia” sea provocar la violencia y la división, para que el tema sea el debate agresivo entre posiciones, y puedan así mantener su eterna, y tan amada, posición de “víctimas” políticas.

Quizá lo que buscan el señor López, Ignacio Mier y los dirigentes principales de Morena, Mario Delgado y Citlalli Hernández, sea la confrontación pública, la agresión de sus adversarios, para evitar los debates técnicos, democráticos y necesarios de la agenda pública, y mantener los argumentos silenciados por el ruido del pleito violento.

Si esto es así, ciudadanos y oposición debemos ser más inteligentes y hacer tres cosas: informarnos de manera completa de cada debate importante, asumir un posición formada e informada y entrarle al debate de las ideas, de manera inteligente y pacífica. El ruido es normal en las democracias, y, a veces, logra prevalecer sobre la construcción de alternativas. Por eso debemos aprender a escuchar sobre el ruido y escoger sólo aquello que nos ayude a construir.

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