La política por encima de la justicia

Aunque nos dicen todo el tiempo que nadie está por encima de la ley, como parte de la narrativa hueca y sin resultados del gobierno federal, nada está más alejado de la realidad. Incongruencias insultantes se destacan en las declaraciones de los morenistas en el Congreso, así como entre los funcionarios del gabinete y lamentablemente ocurre lo mismo con algunos integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Escuchamos a la secretaria de Seguridad Pública Federal, Rosa Icela Rodríguez, acomodar sus cifras a placer para tratar de mostrar algún resultado comunicable en medio del desastre de una violencia incontrolable en diversas regiones del país. Realidad y percepción colisionan con el maquillaje oficial. Aplicando una metodología mañosa y comparaciones a modo que alinean su necesidad de enfrentar el colapso, la periodista tiene el descaro de asumir sin vergüenza el papel de vendedora de espejos con las cifras alegres sobre incidencia delictiva. Rodríguez es parte del grupo de corcholatas presidenciables con las que su jefe juega al dedazo.

Con el timing en su contra, presumía hace unos días que, el mes anterior, los homicidios dolosos venían a la baja en Guanajuato, una de las numerosas entidades asediadas por la disputa entre narcotraficantes impunes, justo al conocerse la más reciente masacre que dejó un saldo de 10 muertos en Celaya, como emblema de la guerra entre los carteles de Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación que se disputan esa plaza del Bajío, que sigue en llamas para reventar las falsedades discursivas.

Los controles populistas que trituran la honestidad intelectual ganan terreno también en el Tribunal constitucional, donde últimamente todos los deseos presidenciales se hacen realidad a través de los operadores incondicionales del líder supremo. La operadora judicial estelar en Pino Suárez 2 es, para deshonra de la Corte, Loretta Ortiz que sin titubeos presenta proyectos y vota pisoteando la toga que debería recordarle su deber como ministra.

Ante decisiones que requieren un voto decisivo para dar mayoría simple, siempre aparece la obsequiosa ministra Ortiz. Hacía falta desempatar un 5-5 para avalar el invento de los superdelegados estatales que operan los programas del gobierno federal y, sin falla, la exdiputada de Morena hizo gala de su obediencia para respaldar al régimen con el voto más rápido y predecible del pleno.

EDICTOS

Para quienes se dedican a maquillar la realidad, vendrá una serie de saltos mortales para evadir un dato duro que exhibe la incapacidad de Claudia Sheinbaum en el combate a la delincuencia. Con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante la primera mitad de su gobierno, la cantidad de homicidios dolosos ha roto los récords más negativos de sus tres antecesores para el mismo periodo en la Ciudad de México, con más de 4 mil homicidios dolosos. A la mitad de su administración, Sheinbaum va que vuela para superar las mediciones negativas de los últimos 18 años, con un promedio de 3.3 ejecutados por día desde que comenzó a gobernar la capital. Pero que no se preocupe, ahí está Rosa Icela Rodríguez para acomodar la metodología y los números.