Huir de casa para llegar a un hogar
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Es jefe de información en Imagen Noticias con Yuriria Sierra en Imagen Televisión. Ha colaborado en Nexos, Proyecto 40 y Dónde Ir.  IG y TW: @alanulisesniniz

Huir de casa para llegar a un hogar
Foto: cinepolis.com

A decir verdad, no entiendo el porqué algunas invitaciones a su estreno llegaron de medios especializados en noticias de la comunidad LGBT+. El póster es, desde luego, cautivador, una idea de los personajes que nos esperan en los 90 minutos que dura el documental. Sin embargo, conforme avanza este material, descubrimos que la preferencia sexual del protagonista es en realidad solo uno de los varios elementos que conforman su personalidad, como debe ser. Le dan, pienso, un lugar que no es preponderante, que ocupa, por supuesto, y que merece algunos minutos dentro de la narración, pero no es el centro.

Es Flee: huyendo de casa, un trabajo del director Jonas Poher Rasmussen, donde se nos presenta a Amin, un joven afgano quien, junto a parte de su familia, huye de su país a raíz en los conflictos que desde hace décadas tiene presa a la población. Es una historia real: la de Amin, los suyos y su travesía antes de finalmente dispersarse por Europa. Él llegó a Dinamarca, pero en su viaje también se dio oportunidad para dar los pasos necesarios y construir su vida; pero esto no solo se trata de Amin, tampoco se trata solo de su homosexualidad. Esto va de las miles de familias como la de él, que por causas tantas deben abandonarlo todo para buscar, para acceder a eso mínimo necesario que deberíamos tener asegurado todos: un hogar.

Ocurre en cualquier parte del mundo. Con las características propias de cada región, pienso en los desplazados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Tamaulipas, Sonora o Zacatecas. Familias enteras desplazadas por la violencia. Pienso en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Venezuela, Haití o Cuba. Miles de migrantes que cada año dejan sus países buscando un futuro que el presente no les permite siquiera imaginar. Pienso en Senegal, Irán, Irak, Siria, Yemen, Congo o Camerún… En Ucrania o Palestina, en esos territorios cuyos conflictos y guerras convierten a los días en ultimátums que pueden costar la vida.

Desde luego es conmovedor ver cómo a lo largo de la narración Amin se permite momentos para describir instantes en los que se detiene y asimila los destellos de certeza con los que se ayuda a entender quién es y aceptarse. Sin embargo, Flee: huyendo de casa es más sobre la búsqueda y no solo de un hogar, de esos que se palpan, decoran y comparten, sino también del que construimos para consumo personal y con el que nos permitimos enfrentar nuestras batallas: les solemos llamar refugios. Amin nos abre la puerta de ambos, pero no como un vehículo de autoconmiseración, sino como una oportunidad de identificarnos a través de alguna de sus ventanas, apelar así a nuestras coincidencias y reconocer nuestras atrocidades colectivas. Ya está en cines del país.

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