Que seas un instrumento de liberación

Liberación de animales es una práctica del camino budista, poderosa en su ilimitada expansión y en su transmutador simbolismo.

Dejar libre de forma consciente, intencionada, a seres sintientes que están en cautiverio no solo da ese placer del ego que se felicita por hacer algo “bondadoso”, sino que su alcance es mucho más profundo y completo: transforma la mente atrapada en la jaula de pensamientos limitantes para darle un nuevo vuelo.

Todo está relacionado con el significante que le pongamos y con nuestra percepción de la realidad y el tiempo, por eso en este día quiero invitarte a que cada vez que puedas dejar ir o liberar a un insecto, a un animal, a un ser viviente lo hagas.

La mosca en el vaso de agua, la cucaracha que pasea por tu casa, el mosquito que te revolotea y evitas aplastar, una abeja que estás a punto de pisar, perritos o gatos abandonados, rescátalos, sácalos del peligro, haz todo lo que puedas para ayudarlos.

Este camino espiritual pone en obras las palabras y todo lo que se enuncia sobre la interconexión, la cocreación, los nuevos paradigmas de la quinta dimensión se ven manifestados en el sencillo acto de liberar una vida.

Parece un movimiento pequeño pero sus implicaciones y alcances son monumentales.

Es verdadero mindfulness en acción porque el cuerpo, la mente y el corazón están alineados para un objetivo poderoso digno de altos humanos que comprenden que en estos gestos vive el universo entero.

Cada vida es sagrada. La del insecto que detestas, la rata que te da asco, la araña que se instaló en el techo, las hormigas que te comen las plantas, cada vida es sagrada.

Cada uno de estos seres sintientes, desde las larvas hasta las ballenas, pasando por los humanos en toda su extensión, pertenecen a una parte del todo y no somos nada sin esas piezas del engranaje.

Todo es temporario

Al liberar animales atrapados, me libero a mí mismo y a otros humanos que están encerrados física o emocionalmente.

Al soltar los pájaros de la jaula, abro mis cadenas.

Al sacar un escarabajo de un charco, suelto mi condición de ahogo permanente.

Veo y reconozco la temporalidad de todo en ese instante en que decido salvar, soltar, dejar ir y cuando lo hago empiezo a generar nuevas imágenes y conexiones en mi mente.

Imágenes de gloria y alivio, de alegría y fluidez.

Cuando rescato un ser sintiente, estoy salvándome a mí mismo, destapando mi mente y encendiendo el corazón del mundo.

Empieza ahora mismo a producir tu intención de que cada vez que puedas, y si está a tu alcance, seas un instrumento de liberación.