El Pinocho de la posverdad
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

El Pinocho de la posverdad

Gran revuelo se armó hace unos días cuando el director de cine, Guillermo Del Toro, decidió involucrarse con la situación actual de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, organización que tiene a su cargo la entrega del premio Ariel, entre otras cosas. La AMACC, que actualmente tiene al frente a la actriz Leticia Huijara, emitió un comunicado donde explicó que padece un problema presupuestal que le impide garantizar su operación.

Del Toro, con la gran influencia que tiene entre sus millones de seguidores y dentro de la industria cinematográfica internacional, utilizó su cuenta de Twitter para dar su opinión y expresar apoyo; incluso se ofreció a cubrir el costo de las estatuillas para que la entrega del Ariel se pueda realizar el próximo año. Pero aquí es donde las cosas se empiezan a poner confusas. Al mismo tiempo que el director criticaba a las autoridades de cultura mexicanas, estrenaba Pinocho en las salas de la Cineteca Nacional.

La película producida por Netflix, hablada en inglés, con las voces de actores anglosajones de primera línea (ninguno mexicano, como ya se está volviendo costumbre con Del Toro; solo actores de doblaje contratados por Netflix) y producida con dinero de una corporación transnacional, pero exhibiéndose en un espacio que depende de la Secretaría de Cultura mexicana y que es frecuentemente criticado por sus criterios de programación.

Las declaraciones de Del Toro se volvieron contradictorias porque, por un lado, criticaba las decisiones de Alejandra Frausto, secretaría de cultura, y por el otro, le agradecía por abrir las puertas de la Cineteca para Pinocho. Toda esta confusión se agravó pues, al mismo tiempo, el director aprovechó para quejarse de que Cinemex no cumplió con un acuerdo para exhibir su película e intentaba presionar a esta empresa ante la opinión pública.

Fue entonces que empezó a convocar a salas de cine independientes de todo el país para que se pusieran en contacto con la distribuidora de la película, Pimienta Films, si deseaban proyectar Pinocho en diversos estados de la República mexicana y así compensar por “el vacío” (citando al propio Del Toro) que dejó Cinemex. Pero había un gran problema, mayúsculo de hecho, y era que el director tapatío estaba pasando por alto los requerimientos técnicos de Netflix.

Pimienta Films, empresa que además de producir y distribuir cine ha gestionado operaciones para Netflix en México, hizo alharaca en redes de la respuesta de algunas salas independientes que deseaban proyectar Pinocho, pero enseguida recibió réplica de la Comunidad de Exhibición Cinematográfica (Cedecine), quienes manifestaron a Guillermo Del Toro su perplejidad ante tal propuesta, pues ya había ocurrido lo mismo con Roma de Alfonso Cuarón (también producida por Pimienta Films para Netflix), y desde entonces se les pedía tecnología que la mayoría de estas salas no tienen para proyectar dichas películas.

Esto no impidió que Pimienta Films continuara empujando la narrativa del supuesto impacto de Pinocho durante su estreno (limitado únicamente a las salas que sí cumplieron con los requerimientos técnicos), hablando de un “sold out” sin aclarar cómo ni dónde. Fue en las redes de la Cineteca Nacional (que aún no reactiva su servicio de compra en línea, por lo que recibió más quejas que nunca durante este estreno) donde cada día informaron que ya no había boletos para ninguna función, empeorando el malestar de quienes se trasladaban hasta el recinto para poder comprar sus entradas.

No está de más puntualizar un par de cosas. Primero, que el discurso alrededor de Guillermo Del Toro nunca ha sido uno de “sold out” (localidades agotadas), pues cuando sus películas llegan a cines comerciales siempre se exhiben en varias salas y siempre hay boletos disponibles. Durante el estreno de Pinocho en Morelia, Netflix empleó la misma estrategia de generar falsa escasez con pocas funciones. Incluso, no consideraron una función para la prensa hasta que cedieron al reclamo. Del Toro es muy talentoso y es un ganador del Oscar, pero no es el tipo de director que haya logrado un fenómeno de taquilla en México. ¿Pudo Pinocho convertirse en el primero para Del Toro? Nunca lo sabremos.

Luego entonces, el verdadero tema sería por qué no consiguió que Cinemex la exhibiera. Expertos afirman que se debió a la ventana de exhibición, pues los cines piden más días de los que Netflix está dispuesto a dar. Pero algo que los acérrimos fans del director -en su mayoría adultos- quieren ignorar, es que Pinocho es un cuento para niños favorito de las familias. Al momento de escribir esta columna, en Internet Movie Database, el sitio de referencia para la industria del cine, la reseña de usuarios destacada decía: “Esta no es una película para niños. Es sobre muerte, alcoholismo y nazis. Es horrible”.

Juicios de valor aparte, no hay que olvidar que en 2017, cuando estrenó Ana y Bruno, la película animada del director mexicano Carlos Carrera, se armó otro escándalo porque los papás sacaban a sus hijos llorando de los cines, pues entraban en shock con los temas ahí expuestos. A mí no me lo contaron, yo lo vi. Pero lo más escandaloso fue que Ana y Bruno era la película más cara del cine mexicano hasta ese momento y fue un fracaso comercial para las salas exhibidoras. ¿Será que este antecedente también influyó?

Ahora que, el verdadero-verdadero-verdadero tema entre tanta confusión, es uno que todos pretenden olvidar: Pinocho es una película de Netflix y se verá en Netflix. ¿Por qué el público mexicano tendría que envolverse en el logo de la “N” y arrojarse al vacío por culpa de una plataforma transnacional? Y en el paso, restarle salas de exhibición a la Cineteca que deberían estar mostrando más películas mexicanas. Pero el colmo fue quitarle los únicos espacios de exhibición al cine independiente mexicano al ocupar las salas alternativas.

Según reportes de medios especializados, Netflix está desarrollando una nueva estrategia para exhibir sus películas en salas de cine comerciales y así expandir su alcance. Ya lo vimos con Bardo y lo veremos con ¡Viva México! (lo vendan como lo vendan), mientras que en Estados Unidos Glass Onion fue un éxito de taquilla, extraoficialmente. Sin embargo, Netflix no está dejando que sus películas hagan todo el dinero que podrían hacer para los cines. En octubre, las cadenas de exhibición expresaron su malestar ante las declaraciones de Ted Sarandos, quien dijo: “Hacemos películas para nuestros usuarios y queremos que las vean en Netflix. La mayoría de la gente ya ve películas en casa”.

¿Mentiras o verdades a medias? Un director que hace lo que tenga que hacer para promover su película. Una Academia de cine que hace pública su dramática situación económica. Una Secretaría de Cultura que intenta justificar sus decretos… ¿Quién tiene la autoridad moral para señalar al otro sobre cómo “manejar las expectativas” de los demás? El cuento original de Pinocho trata sobre un niño mentiroso… qué ironía. Y ahora imaginen que le creciera la nariz por decir verdades a medias.

BREVES

A partir del 9 de diciembre se puede ver en Apple TV Plus la nueva película de Will Smith, Emancipation, un drama sobre la esclavitud con el que pretendía volver a ser considerado para el Oscar… antes de la bofetada.

En Mubi ya están disponibles los primeros capítulos de la tercera temporada de The Kingdom, la serie de culto del director Lars Von Trier.

Tras su paso por festivales y muestras, la película colombiana Los reyes del mundo se agregó a la programación de la Cineteca Nacional.

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