¿Por qué marchan las mujeres?

Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas LGBTQ+. Presidenta de la Asociación Civil Rosa Mexicano. @catymonreal_

¿Por qué marchan las mujeres?
Marcha 8M en Mérida. Foto: Facebook / Amayrani Pacheco

Estamos a unos días del 8 de marzo y en redes sociales ya se empiezan a preparar las convocatorias para las marchas que cubrirán al país de violeta. Hoy, como en otros años, cuando me preguntan mi opinión sobre las manifestaciones y cómo sumarse comienzo con la recomendación más básica: no felicitar.

Sí. En pleno 2023 todavía es necesario decirles a compañeras y compañeros que el Día Internacional de las Mujeres es una fecha solemne, que conmemora la lucha de las mujeres por sus derechos. Es una fecha que recuerda a las mujeres que muchas veces han dado la vida por el reconocimiento de estos.

La Organización de las Naciones Unidas la ha consolidado como una fecha a nivel global desde 1977. En ese momento, se escogió este día para recordar la manifestación de las obreras textiles de la fábrica Triangle, quienes el 8 de marzo de 1908 llamaron a huelga, fueron encerradas en la fábrica y quemadas vivas por el atrevimiento de luchar por sus derechos. Entre las feministas europeas, el 8 de marzo era también una fecha asociada a la lucha por el sufragio femenino, uno de los derechos que por tanto tiempo se nos fue negado a las mujeres.

Así que nunca ha sido una celebración de las mujeres, ni una fecha que se preste para regalarnos flores, felicitarnos ni otras acciones que banalicen la realidad a la que todavía nos enfrentamos. 

Según datos del Foro Económico Mundial, estamos a 132 años de la igualdad sustantiva con los hombres. Mientras que el Banco Mundial reporta que a nivel global las reformas para lograr la igualdad de género en el mundo están en su punto más bajo en 20 años. Esto quiere decir que la agenda legislativa en esta materia no ha avanzado al ritmo que debería.

En México sabemos que cada día desaparecen 14 niñas, niños y adolescentes. Que cada día padres y madres ruegan por encontrar a sus hijas vivas, enfrentándose a fiscalías insensibles que aún no han podido implementar eficientemente los protocolos de atención a víctimas con perspectiva de género. Vivimos en un país donde no hay una sola mujer que no sepa lo que es mandar un mensaje a sus amigas o familiares para avisar que sigue viva y que ha llegado bien a casa después de salir a la calle. Hemos llegado a la indignante cifra de 11 feminicidios al día.

Estos son datos duros que nos deben de preocupar y ocupar. Es por esto que marchamos. Marchamos por las niñas y mujeres que faltan. Marchamos para acompañar las exigencias de justicia de las familias de estas niñas y mujeres. Para exigir que la insensibilidad de las autoridades deje de ser costumbre. Marchamos por la justicia y por la verdad. Marchamos por nuestros derechos.

Marchamos porque la erradicación de la explotación sexual de las mujeres sea una prioridad en la agenda pública. Porque no se puede entender el feminicidio y la desaparición sin el fenómeno de la trata de personas. Luchamos porque haya trabajos dignos, remunerados y formales para las mujeres, sobre todo para las madres solteras, mujeres cuidadoras, mujeres con discapacidad y afrodescendientes.

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El 8 de marzo es una fecha para recordar que la lucha por los derechos de las mujeres es una lucha que puede y debe unir a todos los sectores de la sociedad. Creo además que es una lucha que los hombres deben de acuerpar, acompañar, ya que el feminismo será inclusivo e interseccional o no será.

Existen maneras en que los hombres pueden incorporarse a esta lucha de forma respetuosa y efectiva, empezando por la deconstrucción de sus privilegios y continuando con el apoyo a nuestras causas. Por todas estas razones les digo que el 8 de marzo se lucha, se marcha y no se felicita.

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