Jugar vs la incertidumbre
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Jugar vs la incertidumbre
Exposición de Francis Alys en el MUAC. Foto: Instagram / MUAC

“Los juegos son  la forma  más elevada de la  investigación”, Albert Einstein 

El tiempo es relativo a la hora de jugar, en escasos minutos las niñas, niños y niñes se cuentan su vida sin emitir juicios, esto es a partir de echar carreras, brincar la cuerda o rodar por una pendiente. Ya lo dijo el escritor y antropólogo catalán Albert Sánchez Piñol: “El juego por inocente que sea, pone al descubierto igualdades y afinidades, porque cuando jugamos con alguien no existen las fronteras, ni las jerarquías, ni las biografías; el juego es un espacio de todos y para todo”. Se establece una conexión particular a través de esa sencilla pregunta de ¿quieres jugar?

Quizá a más de une les pasó que la pregunta llegaba tarde o eso parecía, porque apenas agarraba uno confianza venía el grito de los padres de “ya despídanse que nos vamos” y entonces, a veces, entre sollozos nos jurábamos que para la otra sí terminamos el juego que quedó pendiente.

Bajo ese espíritu, pero creo que más, porque a lo largo de su vida no ha dejado de disfrutar las bondades del juego, el artista belga Francis Alÿs reunió entre sus andanzas de 1999 a 2022 una serie de registros audiovisuales de áreas destinadas y no, para el juego, en total son 27 piezas de la muestra “Juego de niñxs” que se presenta en las salas 5, 6 y 9 del Museo Universitario Arte Contemporáneo, aka, MUAC, una especie de analogía al último juguete que se regala a las quinceañeras, ya que el recinto justo cumple en este 2023 sus XV primaveras.

La experiencia en las salas es inesperada, mucho depende de si recorren los videos caminando o en un banco con ruedas, ¿por qué? Porque conforme avanzas rodando y por la altura de las pantallas te sientes parte de lo que miras. Por momentos andamos corriendo entre matorrales, pintamos caracoles de colores para luego regresarlos al piso y esperar cuál de ellos es el primero en cruzar la meta, brincamos la cuerda en una mole de edificios o nos metemos a un campo de refugiados donde no hay más juguetes que unas piedras y una vara para marcar la tierra. Referencias de vida del artista como aquel encuentro con “Juego de niños” de Pieter Brueghel el Viejo”, cuando con no más de 10 años fue al museo de Bruselas y ese cuadro lo impresionó.

Serie de Juegos que a más de uno les resultará cercano, lo cual provocará otra conexión con la obra, porque los más mayores les contarán a sus hijes, sobrines o nietes que en su época así se jugaba en la calle, algo que en muchos casos ya no es posible por el contexto de inseguridad y violencia.

Ahora que si se deciden por recorrer la exposición caminando, leyendo las cédulas y observando con distancia, es probable que les remueva más ese lado racional en el que se percibe la crudeza de los desplazados, la zozobra de vivir en un territorio en guerra, la inocencia de girar y girar entre tierras tóxicas, quizá reflexionaran sobre lo terrible de la sociedad que ha sido incapaz de procurar a sus infancias, salvo que sea oportuno ocuparlas como parte de sus discursos políticos que aseguran que son el futuro de la humanidad.

En fin, también es muy probable que rueden algunas lágrimas de sus mejillas, pero si miran más allá, descubrirán las risas y los ojitos chispeantes de las niñas, niños y niñes videograbados y la construcción de su propio mundo.

Si están en la Ciudad de México o planean visitarla en los próximos meses, no lo piensen y vayan al MUAC, “Juego de niñxs” estará hasta septiembre y si pueden vayan con tiempo para irse a tumbar a las áreas verdes del Centro Cultural Universitario, si les es posible lleven bicicleta o patines, una manta para tirarse al sol o jugar a los quemados, así le hicimos nosotres al visitarla y disfrutamos mucho más esa juguetona ida al museo.

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