La vida lejos del Oscar
La terca memoria

Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas

La vida lejos del Oscar
Afiche de la película Forrest Gump Foto: Paramount Pictures

Al igual que me pasa con los escritores y el Premio Nobel de literatura, que un largometraje gane el Oscar a la Mejor Película no es un referente para que yo elija verla. Claro, lo digo desde el punto de vista de un aficionado de sillón, que no tiene herramientas técnicas para analizar una cinta.

Hace aproximadamente 15 años me apunté para un taller de “apreciación cinematográfica” en el Centro Cultural del Bosque, más por el gusto de disfrutar el séptimo arte con mi pareja, que por buscar convertirme en un crítico y escribir reseñas. Como pasó con otros, dejé el curso a la mitad. No sé si porque Adriana y yo nos dejamos de ver en ese momento o porque me aburrí. Pero era claro que me incomodaban los suspiros de mi novia cada vez que hablaba de Joaquín Rodríguez, el titular de aquel taller.

En casi 100 años de entrega de la estatuilla dorada, apenas vi 24 cintas galardonadas con el premio a la Mejor Película y, sin duda, hay dos que he visto más de una veintena de veces: “Pelotón” (1986) y “Rocky” (1976). Detrás de ellas, hay dos que si me las encuentro una noche en la televisión no puedo dejar de verlas hasta el final: Forrest Gump (1994) y “Gladiador” (2000). “El silencio de los inocentes” (1991), Million Dollar Baby (2004), “Belleza Americana” (1999) y The Hurt locker (2009), también están entre mis favoritas. La última cinta premiada que vi, fue “Parásitos” (2019).

Puede parecer increíble, pero nunca me interesó sentarme a ver Titanic (1997), “La lista de Schindler” (1993), “Danza con lobos” (1990), “Lawrence de Arabia” (1962) y Casablanca (1943). Clásicos como “El puente sobre el Río Kwai” (1957), Ben Hur(1959) y West side story (1961), las vimos en casa cuando mi papá las conseguía en la “fayuca”, a principios de los 80 o las rentaba en el legendario videoclub JM, en Coapa, previo a la existencia de Videocentros y Blockbusters.

Midnight Cowboy (1969) siempre me llamó la atención porque en la casa estaba el disco con “Everybody’s talking”, el tema de Harry Nilsson que se hizo famoso gracias a esa película. Hablando de música, siempre me ha gustado comprarsoundtracks y el de “Pelotón” y el de Forrest Gump los tuve en casete y CD. Por cierto, no recuerdo haber visto The Sting (“El Golpe”), pero “The entertainer”, el tema emblemático de esa película, viene a mi cabeza cada vez que veo el terrorífico payaso de porcelana que lo interpretaba con un clarinete mientras movía la cintura y que aún está en la chimenea de casa de mi madre. Hay dos cintas ganadoras del Oscar a las cuales llegué después de haber leído primero el libro: “El Padrino” (1972) y “Contacto en Francia” (1971).

Entre las películas extranjeras ganadoras de un Oscar, “El secreto de sus ojos” (2009) es mi favorita y detrás de ésta, no puedo dejar de mencionar “La vida de los otros” (2006); aunque vi “Cinema Paradiso” (1989), nunca ha estado entre mis cintas predilectas. Nunca he visto la italiana “La vida es bella” (1998) ni la mexicanísima “Roma” (2018).

De las nominadas en 2023 no he visto ninguna, pero estoy seguro que Maverick no la vería ni gratis. Entre las películas no habladas en inglés que compiten este año, he escuchado buenas cosas de Close (Bélgica), pero seguramente ganará la estatuilla dorada “Argentina, 1985”, lo cual no me desagradaría. 

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