Tratamiento para Covid-19: México en la incertidumbre
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Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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Tratamiento para Covid-19: México en la incertidumbre
Foto: AFP

A finales de la semana pasada se dio a conocer que un panel de expertos de la Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA en inglés) había dado visto bueno a Paxlovid como tratamiento para Covid-19. La recomendación de este grupo de médicos coloca al medicamento cada vez más cerca de obtener un registro definitivo en territorio estadounidense.

De acuerdo con el doctor Richard A. Murphy, quien es jefe de enfermedades infecciosas del Centro Médico de Asuntos de Veteranos White River Junction y miembro del Comité Asesor de Medicamentos Antimicrobianos de la FDA que votó a favor de la autorización, “Paxlovid ha sido y sigue siendo, probablemente, la herramienta de tratamiento más importante en esta epidemia después del oxígeno“. 

¿Qué significa esto? Básicamente que, con el visto bueno de este comité de expertos, Paxlovid podría ser vendido bajo prescripción en Estados Unidos. Hasta hoy, Paxlovid puede ser prescrito por farmacéuticos a pacientes específicos, en farmacias como CVS o Walgreens. El costo, de aproximadamente 530 dólares, es cubierto por el gobierno estadounidense. Es probable, sin embargo, que a partir del mes de mayo este medicamento deje de ser pagado por el gobierno y los pacientes deberán cubrir el costo a través de sus seguros médicos.

Desde la obtención de la autorización para uso de emergencia en Estados Unidos en diciembre de 2021, Paxlovid ha ido acumulando evidencia de “mundo real” de su utilidad en el tratamiento de pacientes con factores de riesgo elevado, disminuyendo y acortando la sintomatología y previniendo la gravedad, la hospitalización y, consecuentemente, la muerte de los pacientes. Es de esperarse que en algún momento se otorgue el registro sanitario definitivo. 

Aunque en México la autorización de uso de emergencia se obtuvo un mes después, las diferencias en el acceso al medicamento son abismales. Desde julio del año pasado, los pacientes que ameritan Paxlovid en Estados Unidos lo reciben en 20 minutos en su farmacia local. Quien no tiene una prescripción, debe esperar a que el farmacéutico realice una prueba y valoré su caso, lo cual puede tomar un total de 40 minutos para que el paciente salga con su medicamento en la mano. 

En contraste, obtener Paxlovid en México representa una terrible odisea. 

Tras mucha controversia y oposición de la Secretaría de Salud, en agosto de 2022 México recibió entre 180 y 310 mil unidades de Paxlovid (el total no se conoce con certeza), las cuales fueron inicialmente resguardadas por las Fuerzas Armadas y posteriormente distribuidas en diferentes unidades de salud, donde supuestamente están disponibles de forma gratuita, de acuerdo con el mapa interactivo del sitio web habilitado para ello. Sin embargo, en muchos de estos lugares niegan tener existencias.

Hace 10 días documenté el caso de una anciana de 83 años en Coahuila que tardó 15 horas, visitó dos unidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) –fue maltratada por una subdirectora– y tras pasar la noche en la sala de Urgencias, decenas de tuits y llamadas con la unidad de atención ciudadana del instituto, logró finalmente obtener una receta. Posterior a ese periplo, la paciente tuvo que hacer fila bajo el rayo del sol por más de 40 minutos en una farmacia atestada para, finalmente, tener su tratamiento en la mano.

Cinco días después, su yerno pensó haber logrado un tiempo récord al obtener una receta para él, en “tan solo” cuatro horas en la misma clínica. Tras la enorme fila que describí anteriormente, el medicamento le fue negado. Aunque el sistema mostraba que había Paxlovid en existencia, la farmacia no tenía una sola unidad. El director en turno tardó seis horas adicionales para encontrarlo en alguna parte. En ambos casos, por cierto, el medicamento tiene fecha de caducidad del próximo mes de abril. 

La evidencia en la calle y la experiencia de los usuarios hacen patente una realidad: aunque México hubiera adquirido –a regañadientes– Paxlovid, esto no significa que los pacientes tengan acceso a éste. Sea que los médicos o directivos no tienen entrenamiento, o que algo está ocurriendo en la cadena de suministro y dispensación, pero Paxlovid no está disponible. Así de simple. Lo peor: las unidades existentes, donde quiera que estén, están por caducar el mes entrante.

En México, la existencia de medicamentos no garantiza que los pacientes tengan acceso a ellos. Mucho menos cuando la ideología de las autoridades se impone sobre la práctica médica.

Ya que Paxlovid podría ser aprobado para su venta en Estados Unidos en unas semanas, ¿la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) otorgará su registro sanitario? En este momento no podemos saberlo. A diferencia de la FDA, la identidad de los miembros de los comités asesores y las minutas de las reuniones del organismo mexicano son un secreto. 

De ser aprobado, ¿cuánto costará? Esa es una decisión del fabricante que tiene la potestad de someter un precio máximo a la Secretaría de Economía, basado en una referencia internacional. Paxlovid no está a la venta actualmente, por lo que podríamos esperar que este precio de referencia fuera similar al de su eventual venta al público en Estados Unidos. 

El costo por tratamiento se calcula en los 530 dólares por cinco días de los que ya hablé, no sería raro hablar de 10 mil pesos. Dado que este precio no es pagable para más del 99% de la población, el acceso deberá ser garantizado por el sector salud a partir de nuestros impuestos, lo cual implica que Paxlovid requiere ser inscrito en el Compendio Nacional de Insumos para la Salud, lo que antes se conocía como Cuadro Básico Interinstitucional.  

¿Se incluirá Paxlovid en el compendio? Depende de dos factores: primero, que obtenga el registro sanitario por Cofepris. Segundo, que haya voluntad política para que el gobierno pague esa cantidad por cada paciente y este punto es el que, seguramente, será más tortuoso. 

Desde el inicio de esta administración, la consigna ha sido gastar lo menos posible en medicamentos e insumos y el ejemplo más claro de esto lo vivimos en la pandemia, donde se evitó al máximo adquirir pruebas diagnósticas, cubrebocas para uso masivo, medicamentos avanzados y más recientemente vacunas mRNA, como las fabricadas por Pfizer y Moderna, dejando todo el suministro actual y futuro de las vacunas al gobierno cubano.

Por otro lado, es indudable que existe una percepción muy torcida de la economía de la salud por parte de Hugo López Gatell, quien ha argumentado varias veces que los beneficios de Paxlovid no justifican pagar por ello. López Gatell no acepta que un tratamiento puede hacer la diferencia en el costo de las incapacidades laborales o evitar las complicaciones que costarán al erario o, peor que eso, al bolsillo de los ciudadanos.

De este modo, para quienes administran la salud, el que una anciana no se complique por covid o no muera, que un adulto regrese antes a trabajar, que una madre pueda estar más tiempo con sus hijos o que se prevengan secuelas no vale el pagar 530 dólares por paciente.

Covid-19 llegó para quedarse. Cada año tendremos miles de casos, muchos de ellos en pacientes de alto riesgo y Paxlovid puede hacer una diferencia. ¿Existirá la voluntad para evitar malestar, complicaciones y riesgos a estos pacientes? Lamentablemente, eso es muy poco probable.

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