Se encienden alertas en Palacio por la campaña de Delfina Gómez

Estudió filosofía en Friburgo. Su ocupación principal es ser ghost writer de políticos y otra gente sin oficio ni beneficio.

Se encienden alertas en Palacio por la campaña de Delfina Gómez
Foto: Facebook/ Delfina Gómez Álvarez.

La campaña de Morena en el Estado de México hace agua lenta y silenciosamente, al menos por ahora. En el cuarto de guerra de Horacio Duarte, quien toma todas las decisiones importantes de la campaña, se sienten sumamente confiados y eso ha comenzado a tener sus costos. En su equipo se ha llegado a presumir que están haciendo una de las inversiones más grandes y mejor segmentadas que se haya hecho en pauta publicitaria en redes sociales en la historia reciente, mediante más de 100 medios ficticios (outlets), con una inversión de 5 millones de pesos a la semana, como dicta la pobreza franciscana. No es una suma demencial, y menos tratándose del Estado de México.

Y sin embargo, desde el inicio de la precampaña hasta hoy, Delfina Gómez ha perdido 10 puntos en las encuestas internas de Morena (que coinciden con las del Centro Nacional de Información y que suelen ser bastante acertadas). Desde entonces, López Obrador está que no lo calienta ni el sol y –hasta hoy– no ha querido recibir a Mario Delgado en Palacio Nacional. Para dimensionar la preocupación: actualmente, Delfina Gómez sólo está a ocho puntos de la única candidata opositora.

Y aunque los operadores de Duarte han querido tranquilizar al entorno de la maestra indicándoles que es normal que el PRI gane un poco de terreno porque su candidata era más desconocida, la preocupación de Delfina Gómez ya llegó por su propia boca hasta el presidente de la República. López Obrador le dio la misma indicación respecto de Horacio Duarte que la que antes había recibido respecto de Higinio Martínez: no hay que dejarse, la candidata eres tú.

A partir de entonces, la candidata, quien cuenta también con el apoyo económico y político de Claudia Sheinbaum, ha intentado tener un poco más de influencia en las decisiones sobre su campaña, que ella daba por venidas directamente de Palacio Nacional cuando en realidad no es precisamente así. Ha costado trabajo, porque en realidad ella no ha tenido nunca un equipo político propio.

Es muy tarde para recomponer un equipo de campaña. La crisis, aunque es incipiente, proviene de la tácita desautorización de López Obrador a Horacio Duarte, quien pensaba que gobernaría él mismo a través de Delfina Gómez, como sucedió en Texcoco cuando era el funcionario que movía los hilos mientras ella daba la cara –algo que Delfina Gómez no está dispuesta a soportar, no sea que Duarte le pida diezmo a todo el estado llegado el momento del triunfo–.

Entretanto, Alejandra del Moral sigue avanzando en preferencias conforme crece en conocimiento. La campaña no empieza todavía. ¿Disminuirán más esos ocho puntos de ventaja?, ¿los veremos reflejados en encuestas comerciales? Por ahora sabemos algo: altos mandos del entorno presidencial le han pedido al periódico El Economista que Roy Campos no publique encuestas sobre el Estado de México. ¿Se tratará de algo generalizado?

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