El artificio
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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El artificio
'La inteligencia artificial ya desplaza el proceso creativo de los seres humanos, algo que sólo habíamos imaginado desde la ficción o visto en algunas películas con temática apocalíptica'. Foto: Hollandse Hoogte/Rex/Shutterstock

Hace unas semanas causó conmoción la noticia de que un sistema de inteligencia artificial solventó con éxito diversas asesorías de carácter jurídico para enfrentar audiencias y la preparación de diligencias escritas en un proceso judicial, no sin antes aprobar el examen que permite obtener el grado académico de licenciado en derecho.

El mismo modelo aprobó también las pruebas de conocimiento teórico que sustentan los aspirantes a médicos y así podríamos abrir una larga lista de actividades profesionales de elevada exigencia que pueden ser ya realizadas por sistemas cibernéticos. Un verdadero cambio de paradigma que algunos economistas han llamado ya la “cuarta revolución industrial” que dirige al mundo hacia la sustitución paulatina de los seres humanos en ciertas actividades. El Chat GPT maravilla y también nos inquieta por las consecuencias que el desarrollo y perfeccionamiento de estas herramientas están provocando, lo que para algunos es motivo de regocijo al tener acceso a bases inagotables de información en todas las ramas del conocimiento, para otros es señal de alarma por los cambios dramáticos producidos en esta tercera década del siglo XXI.

Una sencilla consulta activada por voz o a través de un texto pone a nuestro alcance todo tipo de retroalimentación. Desde una receta de cocina, el tratamiento para la cura de una enfermedad, la elaboración de un contrato, los planos de un edificio, artículos de opinión como el que ofrezco a ustedes, una estrategia de mercadotecnia y hasta consejos para enfrentar una crisis familiar.

La inteligencia artificial ya desplaza el proceso creativo de los seres humanos, algo que sólo habíamos imaginado desde la ficción o visto en algunas películas con temática apocalíptica.

Hablamos de un avanzado modelo creado por OpenAI que ha sido entrenado con enormes cantidades de textos que le permiten entender y dar respuestas en lenguaje natural como si estuviéramos platicando con una persona. Analiza patrones y relaciones en su base de datos para ofrecer información coherente a las preguntas o peticiones que se le hacen,  es capaz de ofrecer consultas profesionales y hasta enseñar un nuevo idioma.

Según una investigación de Goldman Sachs, líder global en servicios de banca, valores e inversión, el impacto de esta tecnología en el mercado laboral mundial podría afectar 300 millones de empleos en la actualidad.

Los analistas que estudian el fenómeno coinciden en que la pandemia aceleró los procesos de automatización de miles de empresas. De acuerdo con el informe “Futuro del Trabajo” dado a conocer por el Foro Económico Mundial desde hace dos años, las áreas más vulnerables a esta nueva revolución serán los servicios legales, administrativos y contables; los puestos prescindibles en el corto plazo (y esto ya comienza verse en algunos de los países con mayor desarrollo tecnológico) serán los operadores telefónicos, empleados de bancos y fábricas, agentes de viajes, cajeros de supermercado, choferes o pilotos de diversos medios de transporte, personal de almacén y de atención al cliente, intérpretes y traductores, entre otros.

Ya es una discusión el impacto que esta nueva época producirá en actividades como la impartición de justicia, para eliminar elementos subjetivos en el criterio de interpretación y aplicación de las leyes sobre la solución de controversias jurídicas. ¿Podríamos imaginar juzgadores automatizados dotados de millones de datos, criterios jurisprudenciales y capacidad de análisis para resolver un litigio? Elementos discutibles que apuntan a reflexiones que ya son parte de nuestra realidad y representan un desafío.

Médicos, abogados, contadores, administradores y hasta economistas virtuales son parte de la era de cambios que nos hacen recordar el punto de quiebre que representó la producción en serie en las fábricas durante la Revolución Industrial de la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de la Gran Bretaña, transformando la economía de Europa occidental y los Estados Unidos hasta cambiar el rostro del planeta en unas cuantas décadas.

La inteligencia artificial sin control no necesariamente producirá mayor bienestar a los seres humanos, cientos de millones podrían ser desplazados por una disrupción que amenazará sus perspectivas profesionales y personales. Experimentamos una realidad de gran impacto social que cambiará el mundo.

La deshumanización sacude las proyecciones de las empresas, pero no todo se reduce a los cálculos para generar más rentabilidad a costa del abandono del hombre mismo, en esta coyuntura que nos toca vivir es pertinente preguntarnos ¿Si los sistemas de estas características reemplazan las virtudes creativas de los seres humanos qué nos deparará la próxima década?

Con relación a los placeres que ofrece nuestra cultura y han marcado la historia de la humanidad ¿Ustedes apreciarían con elocuencia una obra de arte hecha por un robot? ¿Leerían con la misma perspectiva un poema escrito a través de la inteligencia artificial? Es probable que pronto lo hagamos sin darnos cuenta.

Desde la subjetividad, me parece que existen cualidades irreemplazables en las personas que impregnan su esencia, carácter y sensibilidad en el proceso creativo que nos distingue. Ningún sistema artificial por infalible y sorprendente que sea, podrá darnos como resultado las esculturas de Miguel Ángel, los óleos de Van Gogh, los poemas de Pablo Neruda, las composiciones de Beethoven o los murales de José Clemente Orozco. En todos estos casos y muchos otros, el proceso del autor nos permite admirar aún más su obra por que transmite humanidad en un contexto determinado e irrepetible. En este sentido los deportes son un consuelo que nos permiten admirar la voluntad desde sus formidables hazañas, basadas en el dominio de una técnica entrenada que a niveles de excelencia nos sigue provocando una admiración muy humana.

Como ejemplo de la transformación de los parámetros cito el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial) de la Real Academia Española para regular el lenguaje de las máquinas y lograr que estas hablen un correcto español. “Quizá en un futuro próximo, en una fase final de este proyecto, las máquinas aprenderán a escribir novelas y competirán con los grandes escritores sentados en los sillones de esta institución”, declaró hace unas semanas Santiago Muñoz Machado, director de la RAE.

La imperfección de los seres humanos es parte de su grandeza para construir y lamentablemente también para destruir conscientemente. Caminamos aceleradamente hacia la inhumanidad que nos aleja de nuestra esencia en aras de una modernidad escalofriante. El debate está abierto y ya nos alcanzó.

EDICTOS

Algunos juzgadores federales que me han pedido no revelar su identidad, me confían que la influencia nociva de Carlos Alpizar Salazar, ex secretario general de la presidencia del Consejo de la Judicatura Federal con Arturo Zaldívar, sigue incidiendo en algunos asuntos que son de relevancia para poderosos grupos ligados a los intereses de la 4T y sus operadores jurídicos.

Uno de los primeros actos de autoridad de la ministra Norma Piña al llegar a la presidencia de la judicatura federal fue despedir a Alpizar, pero ahora que le hicieron el favor de rescatarlo en la Secretaría de Gobernación, el versátil funcionario ha relanzado sus dardos para influir en el ánimo de algunas juezas y jueces federales, ya sea por cercanía personal o por la actualización de amenazas que no dejan huella documental, pero han sido compartidas bajo el compromiso de no revelar mis fuentes.

No tengo duda de que la firmeza de la ministra Piña Hernández dará una sacudida para cortar de tajo la red que se tendió impunemente durante cuatro años en las entrañas de la impartición de justicia federal.  

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