Libertad para matar

Dos imágenes de la pandemia siguen presentes en mi mente: la de las familias que veían a través de un vidrio a sus familiares (casi siempre de la tercera edad). Otra más: la de la gente abarrotando playas y restaurantes sin usar cubrebocas, haciendo fiestas de “inmunidad” en una ciudad que no es la suya, pero sobre todo, haciendo de su “libertad” una moneda de cambio con mayor valor que la de, por ejemplo, las familias de quienes servían esa michelada o ese Bloody Mary, mientras desde esa trinchera llamada mesa ellxs reactivaban la economía. 

Una imagen en la mente de Maggie Nelson contada en Sobre la Libertad. Cuatro Cantos de restricción y cuidados (Anagrama, 2023): una pancarta que dice “¡Tu libertad me está matando!” y del otro lado gritos que dicen “¡Tu salud no es más importante que mi libertad!”. 

La misma Maggie Nelson menciona en el libro el que quizás sea uno de los momentos más fundamentalmente perfectos (sí, fundamentalmente perfectos) del poderío intelectual de Michel Foucault: “la liberación prepara el camino para unas nuevas relaciones de poder que deben ser controladas por las prácticas de la libertad”. 

Imposible no recordar luego de repasar estos dos momentos, situaciones sucedidas hace unos días. 

Una: el senador -señalado en múltiples ocasiones como posible abusador sexual- Félix Salgado Macedonio diciendo con respecto a los nombramientos de comisionados pendientes para el INAI (Instituto Nacional de Acceso a la Información): “¿Cuándo se van a nombrar? ¿Saben cuándo? Cuando nosotros digamos porque ahora nosotros somos la mayoría. Antes ustedes eran la mayoría y decidían, pero ahora ya no, ya son una franca minoría, por lo tanto añoran sus tiempos del pasado, así que se aguantan aunque sigan trayendo lonas, no será cuando ustedes digan”. 

Dos: la aspirante a presidenta y senadora por el PAN, Lilly Téllez, increpando a Jesús Ramírez, personaje encargado de las diapositivas que a diario presenta el presidente en la mañanera, en medio de una celebración que se había pactado pacífica para premiar con la medalla Belisario Domínguez a la escritora -altamente ignorable por estos entes políticos- Elena Poniatowska. 

Pienso en lo que viene por delante mientras veo cómo el senador César Cravioto da un manotazo en un video que se volvió viral. Vienen elecciones históricas y apenas vamos empezando, pienso. Tiempos de pragmatismo para muchos, pero sobre todo tiempos de pensar cómo es que estamos ejerciendo eso que llamamos libertad y hasta dónde llega ésta. 

En tiempos de crisis ambiental y conteos que llegan a su fin, no queda de otra más que abordar los temas de los que huimos con una constante en la mente: hasta dónde lo mío existe en función de lo tuyo.