Decir madre trabajadora es redundante

El trabajo de cuidado de las madres es de tiempo completo, y para aquellas que además participan en el mercado laboral pareciera que su jornada es interminable. Los cuidados son una piedra angular para el bienestar de una sociedad, sin ellos sería complicado siquiera pensar en el funcionamiento de la economía. A pesar del tiempo y esfuerzo que conllevan los cuidados, estas labores no son reconocidas por el valor económico que aportan al país. 

Aunque todas las madres trabajan, cada vez son más las que también participan en la economía remunerada. En México, más madres tienen trabajo o buscan trabajo ahora (44.6%) que en 2012 (39%), según los datos del tercer trimestre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi. Esto está relacionado con una disminución en la desigualdad entre sexos en torno a quién ejecuta las tareas no remuneradas del hogar y de cuidados. En 2022, las mujeres realizaron 73% más tareas no remuneradas que los hombres, aunque el porcentaje ha disminuido seis puntos porcentuales desde 2012 (79%). Si queremos aumentar la participación de las madres en el mercado laboral, es necesario reducir la desigualdad en las tareas no remuneradas a un ritmo más acelerado.

En México, las madres con un empleo remunerado pudieron incorporarse al mercado laboral porque alguien las apoyó en el cuidado de sus hijos. En palabras de Guadalupe Nettel, escritora mexicana, “siempre hemos cuidado a los hijos de otras y siempre hay otras que nos ayudan a cuidar de los nuestros”. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social del Inegi, en 2017 solo 16% de las infancias menores a seis años asisten a una guardería pública o privada, mientras que 55% son cuidados por su abuela. 

¿Qué pasa si no tienes una red familiar, ni acceso a una guardería pública o la guardería privada no es una opción asequible? Quedan pocas opciones, por lo que salir del mercado laboral se vuelve una decisión racional. En 2022, casi la mitad de las mujeres mexicanas (46%) que quisieron trabajar y no pudieron se debió a la falta de contar con alguien que cuide a sus hijos, ancianos o enfermos. Para los hombres este porcentaje es de 5%. 

Para las madres, balancearse sin caer entre el rol de cuidadoras y trabajadoras puede ser una tarea compleja. Ellas no deberían enfrentarse a la encrucijada de escoger entre su desarrollo profesional o los cuidados. Más allá de las flores, este Día de las Madres es una oportunidad para visibilizar lo que ellas necesitan y garantizar los espacios adecuados de cuidados para que puedan incorporarse al mercado laboral si así lo desean.

Para que el cambio sea palpable y competitivo a largo plazo, es necesario transitar de un sistema de apoyo familiar a un sistema con una responsabilidad compartida entre el Estado, el sector privado y los hogares.