Gubernatura Edomex, el factor Dante Delgado y el 2024

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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Gubernatura Edomex, el factor Dante Delgado y el 2024
El senador Dante Delgado y coordinador nacional de Movimiento Ciudadano. Foto: Galo Cañas/ Cuartoscuro

Financiados con dinero público para no competir: se trata de Movimiento Ciudadano, el partido político liderado por el veracruzano Dante Delgado, quien en sendas cartas enviadas al Presidente López Obrador ha sido un crítico sólido de su administración, pero que en lo que se refiere a la competencia electoral pareciera transmutar a un dócil aliado. 

La crisis de representación es relevante dado el contexto por el cual atraviesa el país. ¿Las personas que han emitido su voto por el partido naranja están en sintonía con la condescendencia de dicho instituto político hacia el oficialismo? Las plataformas programáticas son diametralmente opuestas, tanto en los estados que gobiernan como en ambas cámaras del Congreso de la Unión.

No hay que olvidar que, en el sistema democrático mexicano, los partidos políticos reciben parte del dinero público en función de la votación obtenida. Es decir, los mexicanos que han votado por Movimiento Ciudadano pensando que podría ser una alternativa real frente a Morena son también factor clave para que durante 2023 puedan ejercer un presupuesto de 614 millones de pesos.  

No hay sucesión del 2024 sin el Edomex.  Lo que parece estar próximo a suceder es que Morena gobernará la entidad con el mayor padrón electoral del país (12.6 millones de ciudadanos) y en donde uno de los factores decisivos de la justa será la renuncia de Movimiento Ciudadano a competir. ¿Le preguntaron a sus votantes? En la pasada disputa por la gubernatura (2017), con el PRD, Juan Zepeda, hoy senador de MC, obtuvo más de 1 millón de votos; la diferencia que convirtió a Del Mazo en gobernador por encima de Delfina Gómez fue en ese momento de apenas 168 mil sufragios.

El repliegue “estratégico” de Movimiento Ciudadano es un ejemplo de cómo el sistema de partidos está obsoleto. Los mexiquenses que ayudaron a mantener la franquicia naranja pensando que podría existir una vía alternativa estarán orillados a elegir entre dos candidatas que nunca llegaron a consolidar expectativas sobre sí mismas. 

Será el próximo 4 de junio cuando la entidad más relevante en el tablero político nacional esté relegada a elegir entre dos proyectos que para un grupo importante de la población no los representan, circunstancia que, en parte, se explica gracias al abandono anticipado de Movimiento Ciudadano. 

De acuerdo con sus voceros, la estrategia del partido naranja radica en modificar la cultura política de los mexicanos la cual guarda una fascinación particular por el poder que recae de manera unipersonal en los titulares del Poder Ejecutivo, llámese Presidente a nivel nacional o Gobernador en las entidades. El planteamiento tendría como objetivo asegurar un contrapeso a esas figuras desde los respectivos Poderes Legislativos. 

En este caso específico, la lógica sería no contender por algo poco probable de conseguir (la gubernatura) y, en vez de ello, captar posiciones que acoten el margen de maniobra de quien se erija como Gobernadora. 

Sin embargo, la idea de someter al Tlatoani y pretender no querer convertirse en uno de ellos se antoja utópica y poco creíble en términos de la realpolitik. Nada mal para adornar una alianza de facto con el oficialismo en medio de un sistema de partidos que se mantiene en declive y en el que estas nuevas formas de hacer “estrategia” no son sino un síntoma del achicamiento democrático al cancelarle al ciudadano opciones en la boleta. 

Ser un partido político y no competir, dejando de lado y marginando a quienes en algún momento emitieron el voto que permite su subsistencia financiera, es tan absurdo como antinatural, al menos en una democracia sana en la que la oferta programática electoral debe ser una certeza y un piso mínimo y no un lujo. 

Es probable que la disputa por el Estado de México, además de que permita medir qué tan aceitada está la maquinaria del partido en el poder, también sea un laboratorio de prueba para Dante Delgado y su partido Movimiento Ciudadano rumbo al 2024. 

Más allá de saber cuál será la recompensa o beneficio que podría conseguir el veracruzano con dejar fuera de la contienda mexiquense a un rentable, pero finalmente sumiso y humillado Juan Zepeda, lo relevante es si el electorado mexicano seguirá votando por Movimiento Ciudadano aun cuando el partido decida suprimir, de facto, el derecho constitucional de los mexicanos a ser representados.

El guiño de Dante Delgado al Presidente López Obrador es valioso en el terreno de lo político, pero muy costoso en términos del ejercicio y participación ciudadana. En medio de una crisis política reflejada en el desmantelamiento del institucional y con una polarización social manifestada en eventos cada vez más violentos, vale la pena preguntarse qué papel juega Movimiento Ciudadano. ¿Comparsa? Porque parece claro que alternativa no son … pues ni siquiera estarán en la boleta.

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