Juventudes. Pobreza. Educación
Perspectiva socialdemócrata

Nacido en Empalme, Sonora. Político, hombre de izquierda socialdemócrata. Sociólogo y con estudios en físico matemáticas. Participó en la guerrilla y fue preso político. Ha sido jefe delegacional y tres veces diputado federal. Actualmente es presidente nacional del PRD.

Juventudes. Pobreza. Educación
Juventudes. Pobreza. Educación. Foto: Wikimedia Commons

La semana pasada el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, presentó las estimaciones de pobreza multidimensional 2022, donde da a conocer que la población en situación en pobreza disminuyó de 51.9 millones de personas en 2020 a 46.8 millones de personas en 2022, y aunque es una buena noticia no hay nada que festejar, aunque así lo haya hecho el titular del Ejecutivo federal; ya que si desmenuzamos los datos, las millones de personas en pobreza extrema son desgraciadamente casi las mismas, en 2020 eran 10.8 millones para el 2022 siguen existiendo 9.1 millones de personas en las mismas condiciones.

En cuanto a la privación social, la población con al menos tres carencias sociales aumentó de 25 a 32.1 millones de personas comparando cifras de 2018 con 2022. Igualmente es alarmante el aumento de las personas que tienen carencia por acceso a los servicios de salud que pasó de 20.1 a 50.4 millones de personas, esto es, pasaron de 16.2% a 39.1% entre 2018 y 2022. De qué sirve repartir programas sociales si la gente tiene que gastar todo su dinero e incluso endeudarse para atenderse alguna enfermedad, comprar medicamentos o en alguna emergencia médica.

Otros datos nos dicen que entre 2018 y 2022, el porcentaje de la población con rezago educativo pasó de 19.0% a 19.4%, lo que equivale a 23.5 millones de personas en 2018 y 25.1 millones en 2022. Cifras que son preocupantes, ya que sin una educación de calidad la gente tiene menos posibilidades de movilidad social y de desarrollo.

Otros datos que debieran estar tomando en cuenta los gobiernos de cinco entidades que concentran el mayor porcentaje de la población en situación de pobreza en 2022 e implementar políticas concretas son: Chiapas con 67.4%; Guerrero con 60.4%; Oaxaca con 58.4%; Puebla con 54.0%; y Tlaxcala con 52.5%; y eso que este gobierno ha dicho que el sureste es su prioridad y no se nota el impacto de estas supuestas inversiones.

Parece no quedarle claro al gobierno federal y a las entidades gobernadas por Morena, que la pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades e imposibilitan su plena integración social; por lo que solo implementar programas sociales y repartir dadivas, no acabará nunca con la pobreza de millones de mexicanas y mexicanos; se necesita cubrir otros muchos aspectos, como lo es el acceso gratuito y de calidad al sistema de salud y educación, generar condiciones para atraer inversiones, crecimiento económico y con ello, empleo de calidad, entre  muchas otras acciones.

En este panorama tan complejo, conmemoramos el pasado 12 de agosto el Día internacional de la juventud, fecha que nos debe generar conciencia sobre las barreras que los jóvenes enfrentan precisamente en materia de salud, empleo, vivienda y participación política.

Las juventudes, quienes representan aproximadamente un tercio de la población mexicana, fueron especialmente vulnerables a las consecuencias socioeconómicas a largo plazo de la pandemia del Covid-19, enfrentándose a importantes interrupciones en educación, formación y empleo.

A pesar de estos obstáculos, han mostrado capacidad de recuperación y han demostrado que son actores decisivos en la configuración de un futuro más justo y resiliente. Las juventudes son una fuerza verdadera para el desarrollo cuando se les brinda el conocimiento y las oportunidades que necesitan para prosperar, por lo que debemos comprometernos para que adquirieran una educación y las habilidades necesarias para contribuir en una economía productiva y participen de manera significativa en los procesos de formulación de políticas y toma de decisiones de los gobiernos, del trabajo legislativo y del trabajo de los partidos políticos.

Desde una visión socialdemócrata tenemos el firme compromiso de promover las condiciones necesarias para que todas y todos los jóvenes cuenten con educación de calidad, trabajo decente, crecimiento económico inclusivo, reducción de las desigualdades, acciones frente al cambio climático, paz, justicia, instituciones sólidas y el respeto al Estado de Derecho.

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