Beatriz Paredes, ¿secuestro a la esperanza ciudadana?

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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Beatriz Paredes, ¿secuestro a la esperanza ciudadana?
Foto: Twitter / Beatriz Paredes

El fenómeno de Beatriz Paredes, senadora del PRI para encabezar la trinchera desde la cual la oposición busca dar la pelea a uno de los presidentes más populares de América Latina, Andrés Manuel López Obrador, tiene como trasfondo dos grandes debates que es necesario dar a conocer, a días de que lleguen las definiciones por parte de los grupos que disputan el poder en México.

Por un lado, está el sentimiento de fracaso de lo “ciudadano” bajo una lógica progresista en donde la sociedad civil organizada logra imponer su agenda a los tomadores de decisiones, en este caso la clase política. La sensación de desencanto no es nueva y no se limita a México. Los populismos de derecha y de izquierda son un síntoma a nivel global frente al hartazgo.

Mientras que, el otro debate se centra en el análisis de los perfiles: de la ex gobernadora de Tlaxcala y Xóchitl Gálvez. Sus alcances y capacidades para configurar un proyecto competente que, además de ser atractivo para el electorado, también haga sentido frente a la complejidad de los retos actuales y por venir.

Con respecto al primer tema, no hay que ser ingenuos: la senadora Beatriz Paredes iba a usar lo que queda del aparato priísta para posicionarse. Lo escribí en un texto anterior en el que referí por qué el Frente Amplio por México sería naturalmente cooptado por los partidos políticos.

Son los dirigentes de las instituciones políticas: Alito Moreno del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD los que, hasta hace unas semanas, rechazaban que una outsider como Xóchitl se les colara en la estructura. Su intención primaria es conservar para ellos lo poco que les queda antes que endosarlo al alguien que desprecian por sus formas. Apuestan a preservar sus migajas perdiendo la sucesión.

¿Que Beatriz Paredes se acerque a Xóchitl significa que la esperanza ciudadana se fue por la borda? Desde mi punto de vista la idea parte de una falacia, porque desde su diseño y concepción el Frente Amplio por México nunca tuvo el genuino incentivo ciudadano. Lo parieron los partidos.

Si bien es una pésima noticia que las personas que no coinciden con AMLO no tengan un anclaje institucional que les permita sentirse representados, dicha circunstancia no habilita en automático afirmar que la “ciudadanía” está en juego en función de lo que defina la oposición rumbo al 2024.

¿Toman en cuenta los columnistas e influencers que se rasgan las vestiduras en redes sociales augurando el fin de la ciudadanía que fue el “ciudadano” Claudio X. González quien impuso a Xóchitl Gálvez?

El love bombing mediático que ha recibido la senadora panista para inflarla y posicionarla ha surtido efecto. Incluso medios internacionales como el Washington Post entraron al juego. Sin embargo, en términos de realpolitik es poco probable que esa mujer “divertida” y “soez” pase la prueba del ácido que implica generar votos. ¿Sin estructura?

Con respecto al otro nivel de análisis, en donde no hay más que el pragmatismo de observar los perfiles sobre el tablero político actual, sería relevante preguntarse si el país puede seguir soportando más improvisación y frivolidad.

Las matanzas, inyección o fuga de capitales, la modernización del Estado a partir de la inteligencia artificial, la complicada diplomacia regional e internacional, las desapariciones, la consolidación de un Estado de bienestar mínimo para los mexicanos, los feminicidios, la contención de la simbiosis entre crimen organizado y políticos, ¿los podrá arreglar alguien que dice frases chistosas vestida de botarga?

Es cierto que la mayor parte de la política es performance pero las formas y el tono tienen implícito hasta dónde podríamos caer, sí es que en dónde estamos no es suficientemente hondo.
La diferencia entre Xóchitl y Beatriz Paredes es abismal en ese sentido. Las sesiones diarias de standup mañanero sobre la compleja situación del país nos deberían recordar que la política no es una broma.

Por su parte, Beatriz Paredes tiene un piso mínimo firme para crecer… aunque su principal problema tenga nombre (Alito Moreno) y apellido (Partido Revolucionario Institucional) ¿tiene la senadora visión suficiente para reinventarse? ¿cómo será recordada su participación en un momento tan crítico para el país?

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