¿Comprenden, raza?
RacismoMX

Coordinadora de programas en RacismoMX. Feminista antipatriarcal, antirracista, abogada por la Universidad Iberoamericana y maestra en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario por la American University. Ha trabajado en organismos internacionales y sociedad civil en la defensa de los derechos humanos en materia de género y raza. 

Twitter: @xolmarie

¿Comprenden, raza?
Foto: Pixabay

Hace mucho ruido hablar de la palabra raza, pero la pregunta del millón es si está bien utilizarla. Primero, hay que saber que las razas no existen; el Proyecto de Genoma Humano ha comprobado que todos los humanos compartimos el 99.99% de nuestro código genético y ese 0.01% tiene que ver con la variación biocultural, es decir, con las adaptaciones al ecosistema en el que nos encontramos.

Entonces, si las razas no existen ¿por qué seguimos hablando de razas? Hay que hacer notar que cuando hablamos de “razas” lo hacemos porque —como el género— las razas son un constructo social, es decir, que la sociedad le da significado y por lo tanto un valor jerárquico. Así, que aunque las razas en lo biológico no existen, como categoría social sí: esas son las razas que el racismo inventó.

Algunos países han comenzado a tener esta discusión a nivel jurídico. ¿Cómo podemos hablar de discriminación racial si en algunas constituciones no existe la categoría protegida de discriminación de “raza”? pero, por otro lado, ¿cómo podemos hablar de raza, si las razas no existen?

En este sentido, creo que hay que ser muy explícitas para poder reconocerla en las normas. El Estado debe ser muy claro ante el reconocimiento de esta categoría protegida de discriminación. Una de las razones del cuidado es evitar argumentos biologicistas como el típico “ya ves como sí existen, porque la constitución lo dice”. Pero también, sirve para reivindicar el reconocimiento de los grupos históricamente discriminados y racializados de manera negativa, y que así, entre muchas acciones de política pública y estrategias para reconocer sus derechos, también puedan reclamar ante la discriminación racial y que el racismo sigue existiendo con expresiones más vigentes que nunca.

En Europa la tendencia es eliminar la palabra raza de la constitución y normas internas. Francia, Alemania, Austria y Finlandia, entre otros, han comenzado esta discusión. Algunos legisladores y personas académicas explican que es mejor quitarla para poder comenzar a crear acciones contra el racismo. Pero, ¿cómo podemos eliminar el racismo si no lo nombramos? Seamos directas al nombrarlo: la creación ficticia de las razas biológicas encasillaron a las personas para decidir quién era mejor que otra o quién valía más que la otra.

En el caso latinoamericano, algunos países ni siquiera tienen mencionada o reconocida la categoría raza en sus constituciones. Y que, como México, imitan las tendencias europeas, además de legitimar los procesos de mestizaje que incrustan la idea de que todas las personas mestizas somos iguales o en su caso reconocer que se exterminaron a las poblaciones racializadas, como en Argentina, aunque existan todavía poblaciones indígenas.

Sin embargo, aunque los contextos y experiencias son diferentes en los países, en Latinoamérica, de facto las poblaciones originarias eran y son cuestionadas por no ser poblaciones blancas como las europeas. Consecuentemente son discriminadas y tratadas de manera desigual. Por lo que, hablar de racismo y de las razas como constructo social, también es una obligación a nivel jurídico para poder exigir tratos igualitarios y de no discriminación, ya que la desindigenización que muchas poblaciones que viven o ya vivían anteriormente en el territorio que ahora llamamos América, sigue afectándoles negativamente.

Es decir, una persona puede no ser indígena o afrodescendiente, pero puede ser discriminada racialmente, y no lo digo por las personas blancas, lo digo por las personas morenas forzadas a un proceso intergeneracional de desindigenización. Las personas morenas pueden ser discriminadas racialmente por los mismos motivos que otros grupos también lo han sido, simplemente por asociación, por la vestimenta, por el acento, la lengua, el fenotipo y la apariencia. Luego así encontramos la importancia del reconocimiento del concepto raza o de las características étnico raciales, como estrategias para eliminar la discriminación racial en la sociedad. 

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