Cartas a Valentino/Maternidad en rebeldía
CARTAS A VALENTINO

Mamá de Valentino y periodista audiovisual. Consultora de emprendimiento de medios digitales en América Latina. Tiene una década de trayectoria, fue reportera en Grupo Reforma, participó en la fundación de la revista La Capital y dirigió desde 2018 Ruido en la Red. Excolaboradora de Quinto Elemento Lab y encargada de redes del Festival ContarnosMx. Hoy es directora en La-Lista News.

X: @RootMuniz

Cartas a Valentino/Maternidad en rebeldía

Soy periodista y soy mamá. No es sólo una frase que podría ser biografía en X (antes Twitter), son las dos caras en las que mi vida se dividió desde el 14 de febrero del 2022 cuando, después de semanas de retraso, una prueba de embarazo me confirmó que vivías dentro de mí. A veces parecen dos cosas incompatibles cuando a lo de periodista se le agrega: de tiempo completo. Convencida del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, soltera, crítica, de izquierda, antipatriarcal y con tendencias a nuevos acuerdos amorosos… no soy una mamá como las que quizá verás en películas del siglo XX, ni como las madres que me criaron a mí, yo soy una mamá en estado de rebeldía.

Soy una mamá convencida cada vez más de que traer una persona a este mundo es un asunto que no debe quedarse en el ámbito de lo privado, detrás de la puerta de una recámara, que si la industria del cuidado, como dice la periodista Daniela Rea en su libro Fruto, implica el 25% del PIB nacional, es algo de lo que debe hablarse en la esfera de lo público, exigir a los que aspiran a gobernarnos para hablar de políticas que nos permitan una maternidad de menos sacrificio y más consciente. Porque la crianza debe ser colectiva.

Tengo 35 años y mi hijo acaba de cumplir su primer año. No fue un bebé planeado, pero fue un bebé absolutamente deseado desde mucho antes de ser concebido. Pero este texto no es para romantizar la llegada de un hijo al mundo sino porque creo que la maternidad y la crianza son asuntos poco tratados en el periodismo, que requieren un análisis, que requieren que pongamos en la agenda temas como la violencia obstétrica que también cometen los pediatras que asisten en el parto, como el elevadísimo número de cesáreas que se practican en México sin razón, la infantilización de las madres primerizas o el interminable bombardeo de una industria comercial que representa entre el 16 y el 21% del consumo nacional anual. ¡Y cómo no, si los niños representan casi el 30% de la población del país!

Desde el periodismo tenemos una deuda para hablar más sobre la muerte gestacional, sobre la infertilidad, sobre la adopción, sobre maternidades obligadas, adolescentes, sobre las maternidades en contexto de migración y sobre si uno elige o no cómo alimentar a nuestros bebés. Y porque no sólo implica tener datos duros sino porque muchas mamás, como yo, buscamos testimonios reales (sin pose) de otras mamás que tienen dudas, miedos, culpas, ganas de hablar y pocos oídos que se presten.

Valentino, tú me has retado no sólo a renunciar a pensar sólo en mí, a ser paciente, a ceder, a criar en conjunto con alguien más, a construir en pareja paternidades presentes, a amar a pesar de que los escenarios no sean perfectos; también a informarme, a derribar mitos, a defender mi manera de construir una infancia más consciente y responsable, a no tener miedo de que crezcas descalzo para darte la oportunidad de conocer el mundo y sus texturas, a pesar de que desde mi madre hasta las señoras en la calle me lo cuestionaran.

Desde lo que aprendí a hacer quiero ser una vía para que otras madres, quizá otras madres periodistas, trabajadoras, encuentren la información que tan difícil es de hallar… quizá compartiendo desde mi particular forma de ejercer la maternidad otras sepan que no son las únicas que pasan noches llorando de culpa por tener que dejar a niños en guardería mientras trabajan, que no son las únicas con miedo a que el menú de la semana no esté “lo suficientemente bien balanceado” o por intentar sacarle al día 48 horas para cumplir todos los roles que la sociedad capitalista y patriarcal nos impuso que debíamos cumplir.

Este también será un espacio para otras mamás, para sus dudas, para sus miedos, para sus éxitos, para los fracasos de todas. Porque la crianza amorosa debería ser colectiva e informada.

Valentino: escribir es la mejor forma que tuve siempre para comunicarme, pero escribirte a ti me parece un acto de amor y de memoria que espero te acompañe siempre como testigo de que ser tu mamá es un acto de rebeldía social, un desafío a mi propia naturaleza desapegada e independiente, una provocación a mi desconfianza natural, mi tendencia al control y mi miedo al abandono. Porque mi sueño para ti es que seas una persona empática, respetuosa, consciente y libre. Sobre todo, eso, ¡libre!

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