El honor de escribir el presente es ser parte de la historia

En mayo de este año, Maru Ayala impartió una conferencia para presentar los resultados de su investigación sobre los vestigios del danzón en Monterrey, Nuevo León. Cómo promotora de este ritmo en el norte del país, habló de lo difícil que fue encontrar fuentes de información que respaldara la presencia de este género musical, sobre cuando la banda y el norteño han imperado durante décadas. 

Ayala mostró notas de periódicos y medios locales de la época para demostrar que sí se bailaba danzón en la década de los año 20 y 30. Los recortes de hemeroteca enumeraban las orquestas que se habían presentado, las canciones que se habían interpretado, así como el nombre de algunos músicos y bailarines. Además del lector de esa época, ¿a quién le hubiera interesado esa información? Ahí fue cuando comprendí el gran valor del registro de los hechos sociales que parecieran intrascendentes. 

Revista Danzoneros nació con la intención de promover el danzón a través de material periodístico, y con el tiempo se volvió un referente en capturar y difundir los eventos de este género en el país. “Nos sirve para ver las fotografías de las muestras nacionales y enterarnos de los próximos eventos”, me han dicho. Pero tras la conferencia de Maru Ayala entendí que hay una misión más importante: formar un registro. 

Durante sus más de 100 años de existencia, el danzón ha sido parte de la historia de México y ha contribuido a entender a la misma; desde cómo llegó al puerto de Veracruz a principios del siglo XX, de cómo se divertía la clase trabajadora en los años 20 y 30 de la capital del país, hasta cómo el entonces regente del Distrito Federal, Ernesto Uruchurtu, emprendió una cacería contra los salones de baile. También quedó plasmado en el cine en películas como Santa, El bey del barrio y Salón México. 

Cuando me dispuse a hacer un collage con imágenes de los músicos y bailarines que han contribuido a la historia de este ritmo, me topé con una gran limitante: hay pocas fotos y de mala calidad. También los videos son difíciles de encontrar, ya que algunas personas que tienen registros en sus cámaras personales y no están disponibles en las fototecas o mediatecas. 

Aunque parezca banal para alguien ajeno de este ritmo, me siento muy afortunado de que en Revista Danzoneros se hayan registrado hechos como el nacimiento de las danzoneras Isora Club y Xochimilco, así como la manera en que se sorteó la pandemia en el gremio. Cuando alguien busque en 80 años o más sobre la presencia de este ritmo en México, ojalá el trabajo de esta plataforma digital le sea de utilidad. 

Este fin de semana la Revista Danzoneros cumple 4 años de su fundación, y ahora me doy cuenta lo importante que es ponerle atención a los detalles que parecieran irrelevantes. Somos afortunados de presenciar cosas en el presente, que para las futuras generaciones serán un asombro, como cuando nosotros miramos al pasado. No hay que menospreciar la información que a veces pasa frente a nosotros, tal vez estamos siendo testigos de un pedacito importante de historia.