Huir de un planeta humeante
Futuros alternos

Es escritor, periodista, locutor, productor de radio y gestor cultural. Sus textos han aparecido en catálogos como Crafting our Digital Futures (Victoria & Albert Museum) y Do Flex Text (Buró Buró).

Ha escrito para Vogue, RollingStone, Revista 192, Esquire, Código, El Universal, entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor, Milenio Televisión, Bullterrier FM y Aire Libre FM.

X: @mangelangeles

Huir de un planeta humeante
La ambivalencia humana entre el espacio y la urgencia terrenal Marta Peirano cuestiona la obsesión espacial contemporánea. Foto: Wikimedia Commons

Leo en Contra el Futuro, de Marta Peirano (Penguin Random House, 2022) una declaración que formó parte del discurso de Carl Sagan en la inauguración de un congreso de la National Geographic Society en Washington DC en 1993. “El 99.9 por ciento del tiempo que hemos vivido en la Tierra hemos sido cazadores-recolectores, así que es probable que ser cazadores-recolectores sea parte de nuestra naturaleza” dijo entonces el célebre astrónomo y comunicador.

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Contra el Futuro, de Marta Peirano. Foto: Miguel Ángel Ángeles

Peirano es directa: “en tiempos de superpoblación planetaria, la única expresión posible de esa naturaleza es la exploración de otros mundos, encarnada en las misiones del Apolo, pero el interés de esas misiones está más vinculado a la excitación del peligro que a su valor científico.

Pienso en la placa que puso Sagan en el Pioneer 10 y que llevaba una placa con un mensaje, información sobre el origen de la nave y la vida humana y un grabado basado en un dibujo de la silueta de un hombre y una mujer desnudos que hizo su esposa, Linda Salzman. ¿Qué pretendía Sagan, qué prejuicios o qué prioridades se pueden leer al ver un grabado así? ¿Qué tanto de él decía ese mensaje, de su visión del mundo, de lo que él consideraba importante?

El espacio, la idea de la humanidad en el espacio, la idea de humanidad más allá de este planeta. Sigo leyendo a Peirano y su diatriba sobre la resistencia ciudadana frente al feudalismo climático y recuerdo las promesas de Musk de amartizar en 2026. Amartizar, ¿nuestra o su obsesión? Pienso en cuánto ha invertido en recursos de todo tipo para cumplir ese sueño, en las ocasiones en que falló documentadas en Elon Musk, su más reciente biografía a manos de Walter Isaacson (Penguin Random House, 2023) y en lo que todos esos recursos podrían representar para el mundo en el que estamos.

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Elon Musk, su más reciente biografía a manos de Walter Isaacson. Foto: Miguel Ángel Ángeles

Los riesgos de esa narrativa que nos hace soñar con Marte son muchos, muchos más de lo que creemos. Nos arriesga a pensar que tal camino podría representar un escape de esta casa nuestra que, parafraseando a Greta Thunberg, se nos está quemando con nosotros y nosotras en ella. Riesgo de invertir tiempo y esperanza en un afuera cuando es aquí en donde estamos. Suena a dilema filosófico y también lo es.

Peirano de nuevo: “nos sentimos colonos en el único lugar que tiene todo lo que nos hace falta para seguir viviendo: oxígeno, agua, alimento y luz. Hemos convertido nuestra biosfera en una externalidad. Por eso nos parece sensato agotar sus últimos recursos para expandirnos a otros planetas. Nos sentimos únicos y extraños en el mundo del que somos parte. No queremos ser naturaleza. No queremos ser animal”.

Mientras Elon Musk probablemente sigue planeando la manera en que nos hará consumir a través de Twitter, esa red a la que no terminamos de llamar X, probando y lanzando cohetes y dedicando equipos enteros a pensar la vida en Marte pienso en el trabajo incansable de las y los activistas, periodistas, investigadoras, feministas y comunicadoras que junto a Aurelien Guilabert tuve la oportunidad de entrevistar para la primera temporada de “El Planeta que nos queda”, el podcast que produjimos como parte de una colaboración entre Ibero 909 y la Fundación Friedrich Ebert.

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No dejo de pensar en lo ambigua que puede ser la temporalidad de algo y cómo esto no está relacionado con la urgencia. A finales de 2022 comenzamos la grabación con la intención de lanzar en enero de 2023. Todo se retrasó debido a la muerte de mi madre – de la que ya he hablado en este espacio – y empujó todo el proyecto hasta septiembre de este año. La preocupación por qué tan actual era el podcast luego de tantos meses me quitó el sueño dos días seguidos en agosto pasado. La razón: sospechaba que luego de ese tiempo transcurrido podría haber habido algún avance en las temáticas que invalidara alguno o varios de los episodios. Pensamiento de medios, vaya. Escuché atentamente uno a uno durante esos dos días. Agridulce sorpresa: ninguno perdió vigencia. Terrible realidad: las diferentes luchas retratadas en las entrevistas que hicimos no solo siguen vigentes sino urgentes. Los avances son notorios pero las soluciones no son definitivas.

Pienso en esas luchas, las periodísticas, las activistas, las organizativas y en el texto potentísimo de Marta Peirano. Luego recuerdo en el infortunio que es que las fortunas de personajes como Musk o Jeff Bezos estén enfocadas en aspiraciones con visos fuera de este presente que, como dice Julieta Venegas, es lo único que tenemos.

Cierro el libro y doy play al podcast y recuerdo que seguir hablando, preguntando y acompañando es estar en pie de resistencia. Resistamos, caminemos pues.

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