Piel Noche (o metáfora de la plantación y cimarronaje)
RacismoMX

Abogado por la Universidad Autónoma de Yucatán y maestro en psicopedagogía por la Universidad José Martí de Latinoamérica. Su pasión son los derechos humanos, el antirracismo, la educación y la cultura para la paz. Y, sobretodo, ama la mar. Actualmente es coordinador de investigación en RacismoMX.

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<i>Piel Noche</i> (o metáfora de la plantación y cimarronaje)
Foto: Git Stephen/Pexels

Para Maracas.

Y puso el Señor una señal sobre Caín,
para que cualquiera que lo hallase no lo matara.

Génesis 4:15

Tienes la marca. Siempre la tendrás. Negro. Sucio. Sacado del basurero. Así te llaman en la primaria. Negro, así te dice un niño moreno, pero no tanto como tú. Negro. Ahí descubres que lo eres. Descubres tu piel en el espejo. Nunca te bañas, dicen, por eso tu piel parece mugre, dicen. Te lo crees: tu piel, la más horrenda de todas. Te bañas, te lavas con tanto jabón, con tanta agua y con tanto tallarte, tallarte, tallarte que duele, pero no importa, porque no quieres ser quien eres, porque en la comida sentiste el primer dolor de quien te ama para siempre, porque mamá te dijo que aunque seas negrito, eres bonito.

Crecer no borra esa marca. Crecen, en cambio, el cinismo, la apatía, el desdén y el desinterés, y sobre todo el asco. Nada importa si no me sucede a mí, te enseñaron a decir. Ahora adolescente, tu cuerpo es delito. Ahora es crimen, es peligro, es inseguridad, es la advertencia para que el resto cruce del otro lado de la calle al verte caminar.

Y en la facultad, ese edificio gris y cuadrado, escuchas en una clase de derecho penal cómo Vargas, un abogado con esclava de oro en la mano, le dice sin vergüenza a una maya: “qué bueno que llegaste hasta aquí, te superaste y vistes bien para ser de donde eres. ¿Conalep? ¡Y sin embarazarte! ¡Viva! ¡Bravo!”. Una universidad pública donde muchxs llegan en mini coopers y vienen de prepa privada, donde el tacón de aguja alta es el estándar junto a Johnnie Walkers, pantalones caqui, viajes a París y congresos de leyes y mamadas; una universidad fundada por un maya, pero que en la que hoy te sacan de los exámenes por usar chanclas y tener barba larga.

No ves salida. Pero de repente hay abrazos que curan. Momentos que te sacuden: Gilberto, en una audiencia de divorcio, te dice que desea dibujar la anatomía del viento. Lorena te cuenta que lo más bonito del mundo es la sonrisa de su abuelo. Russell enseñándote a cuidar un jardín y cosechar; Gabriela, a resistir incluso lejos del hogar; y Ulises te dice que hasta en un hospital unx no puede parar de intentar. Y también hay té caliente y literatura. Te enamoraste por primera vez, y te rompiste el corazón también, una y otra vez.

Huiste. Dejaste atrás la pesca y la mar. Huiste a la inmensa y fría ciudad. Al calor del trompo, piña y cebolla, uno campechano y dos de suadero, una niña, Piel Noche, tira de tu camisa. Tiene la canasta llena de gardenias a 5 pesos cada una. Uno de pastor, por favor. Regálame uno, te dice. No le creas, comenta el güero de la condesa. Mentiras blancas. Todo es bueno en ese color: Armas blancas y saldo blanco. Pero ahí estamos el resto: la niña de los tacos, tú, yo, elle, ella, ella, él, ella también, y tu mamá y el vecino que canta cuando se baña, y tu prima la mamona que no lava su ropa. Ahí estamos el resto con la noche negra, las negras noticias, obra negra, mano negra, el negro panorama, el negro futuro, la lista negra y la magia negra. Y nosotres estamos gritando en la avenida: ¡Cristóbal Colón, culo pelón! Y tu amiga la más amorosa, en medio de la tormenta, dice “nada que celebrar salvo nuestra resistencia”.

Entonces recuerdas que de niño una hamaca llena de aceite de motor puede ser la felicidad, junto con un par de gallinas e ir a pescar. Recuerdas el Caribe y su inmensidad. Y recuerdas que un papá no tiene, necesariamente, que engendrar. Y que la familia se crea en donde menos lo esperas. Recuerdas que en la fría ciudad encontraste Pieles Noche con corazones de fuego que no dejan de arder y crecer, que no dejan de quemar el odio y que buscan siempre florecer. 

Recuerdas que tu Piel Noche, la marca, es resistir, es existir. Y aunque duela, tu Piel Noche es vivir. Es sobrevivir. Recuerdas que tu Piel Noche es eso, es…

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