Primero Harfuch y ahora Godoy, ¿perderá también Morena la CDMX? 

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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Primero Harfuch y ahora Godoy, ¿perderá también Morena la CDMX? 

La nueva bocanada de aire fresco que se adjudicó la oposición al no ratificar a Ernestina Godoy por otros 4 años como fiscal no debería confundirse. Si bien Morena y particularmente Claudia Sheinbaum acumulan fracasos, la pelea por la jefatura de la CDMX no será un día de campo.

Lo que ocurrió con Godoy es más culpa del oficialismo que una victoria de la oposición. Es decir, la radicalización de Morena como partido en el poder ha provocado el congelamiento del diálogo en todos los niveles y esferas, trayendo consigo, no solo este tipo de descalabros, sino una erosión democrática sin precedentes. O se hace lo que pide el presidente o nada avanza.

Atropellar a todo aquel que no esté de acuerdo es la marca de la casa. Se les olvida que, a diferencia de la competencia política, una vez que se asume el gobierno, este debe diseñar políticas públicas en favor de todos, incluidos aquellos quienes no los votaron en las urnas. Dividir, segregar, acusar y, sobre todo, lastimar desde el poder a todo aquel que no piensa como ellos es un claro síntoma de autoritarismo.

Con este nuevo revés, Sheinbaum suma heridas que le debilitan tanto al interior de Morena como hacia afuera en su competencia por la presidencia. Ya fue derrotada por la nomenklatura de su propio partido cuando quiso imponer a un policía como candidato a la capital del país. El resultado: un García Harfuch exhibido por sus presuntos vínculos con el crimen organizado, tareas de espionaje y Ayotzinapa… y personaje que prefiere, por seguridad, no radicar en México.

Bajo este panorama, la oposición no debería caer en la trampa de asumir que tiene ventaja rumbo a la contienda por la jefatura de gobierno por impedir la reelección de la fiscal de Sheinbaum. Sus posibilidades, de momento, se mantienen lejanas por más de 10 puntos porcentuales. Mucho de lo que pudieran crecer depende de ajustar y redoblar los esfuerzos. No la tienen fácil, la reputación de su candidato Santiago Taboada no es la mejor pues, por ahora, combina el poco conocimiento entre los capitalinos con una imagen mayoritariamente negativa entre quienes sí lo ubican.

Para ponerlo en otras palabras, la caída de Ernestina Godoy es consecuencia de una dinámica nacional de radicalización y endurecimiento protagonizada y promovida por el presidente AMLO, circunstancia que termina por perjudicar a su candidata. Suplir a Godoy en la Fiscalía no será problema para el oficialismo, sin embargo, la sensación de que Sheinbaum pierde todas y cada una de las partidas en las que apuesta puede llegar a afectar la percepción del imaginario colectivo sobre ella y ello a su vez influir en la lucha por la jefatura de gobierno de la CDXM.

¿Podrá la oposición aprovechar los descalabros continuos de quien dice estar preparada a ser la figura más relevante de la Cuarta Transformación?

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