“Modo guerra”, el peligroso método del Temach
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

“Modo guerra”, el peligroso método del Temach
“Modo guerra”, el peligroso método del Temach por Arturo Ordaz. Foto por Pexels.

Esta semana se hizo viral otra vez el Temach, un influencer que habla sobre cómo los hombres deben ejercer su masculinidad, por una serie de “bautizos” que les hizo a sus seguidores. Aunque esta actividad, al parecer, se realizó en noviembre pasado en el marco del Día del Hombre, los videos se popularizaron estos días al poner en controversia la frase “modo guerra”.

La premisa de este personaje es que los hombres actúen con tenacidad y firmeza explotando todas las características clásicas del rol masculino, tales como la rudeza, la imposición y el androcentrismo. El “modo guerra”, como lo llama el youtuber, se basa en el comportamiento que toman los hombres durante un conflicto armado, donde están siempre alertas y a la defensiva.

A pesar de los cuestionables métodos para “ayudar” a los masculinos a enfrentar una crisis como una ruptura amorosa, no se equivoca al mencionar que hay un importante problema que atender sobre la salud mental de los hombres. El rol donde ellos no lloran ni sienten fue uno de los grandes topes para que nosotros decidamos no hablar sobre los sentimientos, porque nos haría “débiles” o “inferiores”.

Lo anterior se traduce en resultados horribles como el suicidio. Tan sólo la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que más del doble de las personas que se quitan la vida en el planeta son hombres; en tanto el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que de 2017 a 2022, 8 de cada 10 muertes autoinfligidas pertenecen al sector masculino.

Aunque se ha desafiado en los últimos años el estereotipo de “hombre sin sentimientos”, todavía hay una gran tarea por hacer. En ese sentido, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México reveló que se quintuplicaron las solicitudes de apoyo psicológico por hombres de 2019 a 2021. Esto nos habla de que hay un gran pendiente que atender, así como de lo peligroso que implica resolver esos problemas de una forma poco adecuada.

La receta para sanar un corazón roto, según Temach, es eliminar esa vulnerabilidad que te puede causar una decepción amorosa y aplastar esos sentimientos con una “nueva versión” que esté dispuesta a ser el macho alfa a través de ejercicio, indiferencia, rudeza y cero empatía. Su discurso me parece muy familiar a la de un coaching, donde te piden sacar fuerza de tus entrañas para lograr las metas que quieres.

La escena donde este tiktoker está presuntamente ayudando a un hombre en problemas de drogadicción a consecuencia de haber terminado una relación amorosa me recordó a la historia de “Chin Chin el teporocho”, un muchacho oriundo del barrio de Tepito que se enamora perdidamente de una mujer, y al sufrir un fuerte trauma por la desilusión de amor se convierte en indigente. Este libro salió en 1972, y nos habla que el problema de salud mental en los hombres no es nada nuevo.

El mayor problema que le veo al “método” del Temach para prevenir y sanar los problemas emocionales y sus desenlaces como los anteriores, es la explotación y refuerzo de los roles de género tradicionales. Ya ha quedado demostrado lo peligroso y poco útil que son este tipo de estereotipos, donde encasillan a una mujer u hombre en ciertas actividades y la forma en cómo deben abordar sus problemas desde sus capacidades morales.

Aplastar o esconder la vulnerabilidad de un hombre no la desaparece, tampoco el enterrar las emociones y suplirlas con esfuerzo físico u otra actividad. Negar lo que nos vuelve humanos, como la empatía, la tristeza, el enojo y cada una de estas características no resuelve de fondo una herida. Además, este tipo de soluciones como las de Temach, dejan fuera a las comunidades diversas que han tomado fuerza en los últimos años.

Puede ser que este “método de guerra” le sea útil a varias personas, ¿a cuántos hombres y mujeres no les han funcionado los roles de género a lo largo de su vida? La pregunta sería que tan positivo les resulto todo esto: ahí están las estadísticas de depresión y suicidio en hombres, también las de mujeres que sufren de violencia de género día con día.

No hay una fórmula única o universal para vivir la vida, ni para resolver nuestros problemas, pero nos toca aprender de nuestros errores (y de la humanidad) para encontrar fórmulas que nos funcionen a partir del humanismo, la empatía y el amor. En conclusión, los roles de género tradicionales no funcionan, ya démosles santa sepultura.

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