La banda sonora de mi vida
La terca memoria

Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas

La banda sonora de mi vida

Nunca he hecho un playlist de mi vida, pero sin duda, por diferentes razones, hay tres canciones que no podrían faltar: Un mundo raro (con Chavela Vargas), Boys don’t cry (The Cure) y Born to be wild (en la versión de The Cult). La música, para mí, significa el recuerdo de muchos momentos de mi vida, por eso siempre imagino una canción para toda situación. Por eso, de unos años para acá, me ha dado por hacer playlists (suena mejor que listas de reproducción), en Spotify, la plataforma de música fundada por Daniel Ek y Martin Loretnzon, en 2006, en Estocolmo, Suecia.

Armar playlists no es nuevo para mí, pero claro, antes no había Spotify ni otras plataformas de música en línea y grababa casetes y después CD’s. Creo que la costumbre la heredé de mi papá, al que le gustaba grabar cintas para escuchar en el auto. Conservo una vieja cinta Memorex que mi viejo nos grabó para escuchar en la carretera de camino a Acapulco un verano. El casete, rotulado por él mismo con el logo de KISS, contiene canciones de los cuatro vinilos de 45 rpm de la banda que teníamos en casa. Rolas principalmente de Dinasty y el Unmasked. Claro, como no fue suficiente para llenar aquella cinta de 60 minutos, mi papá metió canciones de los Bee Gees, por un lado, y Creedence (una de sus bandas favoritas), por el otro, algo que yo, definitivamente, no haría. En mis cintas, de las que conservo algunas, no me gustaba mezclar géneros. Además de ese casete familiar, a lo largo de mi vida tuve otros tapes legendarios, como aquel TDK gris que Hugo Figueroa olvidó en un campamento y contenía el único LP de la banda mexicana Newspaper. Hugo lo rellenó con rolas de algún álbum del guitarrista neerlandés Adrián Vandenberg, nada que ver con la crudeza y la gracia de la banda liderada por Tenoch Ramos. Otro casete que llevaba a todos lados y aún conservo es un Sony de 90 minutos que trae por un lado el primer disco de la banda alemana de thrash metal Tankard y por el otro un EP y el famoso demo de la banda mexicana Pactum, el “M.O.D.L.”, que los lanzó a la fama en el underground mexicano con la canción Escupiendo la Biblia. Ya en cosas mucho más ligeras, tenía una cinta con el Sacred Fire: Live in South America, de Santana, que “completé” con algunas canciones de un álbum en vivo de UB40 o aquel otro casete en donde grabé el Ghost of a dog, de Edie Brickell & New Bohemians, que rellené con algunas canciones del Blood, sugar, sex, magik, de los Red Hot Chili Peppers. Cómo olvidar los casetes que vendían en Pericoapa. Primero, antes de meterme de lleno al heavy metal, compraba aquellas mezclas que decían que se tocaban en el News Pedregal; ya después, comencé a comprar grabaciones de bandas a las que conocía sólo de nombre, como Venom, Metallica, Celtic Frost, Exodus y D.R.I., entre muchas más. Ya con un poco más de dinero en mi presupuesto, comencé a comprar LP’s importados en Discos Aquarius y grababa cintas que luego vendía a algunos chavos de la prepa.

En la era de la música digital (¿recuerdan Napster?), mi hermano Iván comenzó a grabar CD’s con unas compilaciones muy interesantes y yo, en algunas noches de tragos, armaba discos en donde juntaba desde Tupac Shakur hasta La Onda Vaselina (“Pop ñeras”) o cumbias viejitas, un placer culposo.

Y que llega Spotify… 

Aunque la plataforma fue fundada en 2006, fue unos cuatro años después cuando armé mi primera playlist: “Canciones de Camila”, una lista con las rolas que escuchábamos mi hija y yo por aquellos años. Desde Hot stuff, de Donna Summer, Barbra Streisand, de Duck Sauce, Bad touch, de Bloodhound Gang, hasta Colgando en tus manos” de Carlos Baute y Marta Sánchez. Mi segunda lista fue una con el set completo que Peter Hook y su banda tocaron en el Salón Cuervo en 2014 y de ahí hasta el “Salta, salta, salta”, que estoy armando para la fiesta que voy a hacer el día que recupere mi departamento en Tlalpan 550. Porque si el edificio no se cayó con el terremoto del 2017 y los sismos posteriores, lo vamos a hacer cimbrar con ese reventón.

Si quieres conocer algunas de mis listas en Spotify, mi nombre de usuario es Roberto Sergio Vargas. ¡Te juro que te vas a sorprender!

Mis playlists: 

Canciones de Camila

Peter Hook & The Light / México 2014

Chase the sun

Capital 21 Tomorrowland

Tuit and Drink

Glass Eye Dog

The dirty goodbye

Noches de fasito

Voltio Fitness

La Armada Invencible

Nunca en directo

La Lista del SGR (Señor Grande Ruquillo)

Salsabadeando

Rumbita rica

Carentes de talento

Rolas que me recuerdan a mi papá

Canciones que podría dejar de escuchar el resto de mi vida

Salta, salta, salta

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